Capítulo 1

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Primer día de instituto. ¿Hay algo peor?

Suena el despertador a las 6:30 de la mañana. Me despierto ya pensando en lo poco que me apetece la vuelta a la rutina y, sobre todo, al instituto. No es que no me guste aprender, sino que no me gusta aprender como quieren ellos que aprendan. Además que todo el rollo grupos de amigos dependiendo de lo 'guay' que seas, sitios reservados en la cantina o en las escaleras principales, pues es algo que no va conmigo.
Soy de las personas que prefiere ducharse la noche de antes así que me lavé la cara, me puse un poco de rímel y me puse el uniforme. Bajé a la cocina y mi madre había preparado café. En mi casa las cosas funcionan así, mi madre prepara lo digamos 'principal' y si tu quieres algo más, te lo haces. Mi padre todavía seguía durmiendo. Mi madre y yo estamos bastante preocupadas por él. Está todos los días cansado, no come casi y ha adelgazado un montón. Hace unas semanas conseguimos que fuera al médico y le están haciendo pruebas.
Miro la hora y veo que son ya las 7:30, y me quedo extrañada. Mi amiga Rocío siempre pasa con su coche a por mí a las 7:20, así llegamos pronto al instituto y hablamos un rato de nuestras cosas. Viendo que se me hace tarde, me despido de mi madre y salgo hacia el instituto. No me molesta ir andando, es más, hay veces que lo prefiero. Ver el paisaje, las caras de la gente, escuchar la música de mis auriculares... Encuentro paz en esos momentos.
Al llegar me encuentro a Rocío intentando robarle el móvil a un niño de primero.
- ¡¡Tía, menos mal que has venido!! Hoy he tenido que venir andando y no te he podido avisarte porque se me ha roto el móvil -me dice mientras le devuelve el móvil al niño.
Le sonrío en señal de que no pasa nada y cuando voy a preguntarle que ha pasado con su coche me dice:
- ¿Has visto en la entrada el cartel?
No tengo ni idea de lo que me está diciendo así que niego con la cabeza.
-El director ha puesto un cartel en la puerta diciendo que tenemos que ir a la sala de actos a primera hora -dice con cara de no entender nada.
-Tendremos la charla como todos los años sobre como tenemos que comportarnos en el instituto... Por lo menos no tendremos que dar la clase de química -digo mientras pienso si quedarme esa hora y media en el parque de delante del instituto y así no tener que aguantar la misma charla que todos los años.
Al final me decidí por ir, total, estaba empezando ya a hacer frío y en la charla por lo menos podría ver al resto de compañeros de curso, después de todo el verano.
Llegamos a la sala y nos sentamos. Allí nos encontramos con María y con Carla, nuestras otras amigas.
Al poco tiempo llegó el director.
-Alumnas y alumnos, tengo una noticia para vosotros. Los pocos alumnos que hay en el instituto Costa Oeste van a ser trasladados aquí por problemas en la estructura de su instituto -dice el director. La gente empieza a murmurar.- Shhh, callad. No quiero que haya conflictos entre vosotros. Sobre todo no me gustaría que os cruzarais con ellos. La educación que os han impartido en vuestras casas es muy diferente a la suya, así que no os metáis en su juego. Si os empujan, seguir caminando. Si os insultan, seguir caminando. Sé que siempre os han enseñado a plantar cara a los problemas, pero estos problemas no os convienen. Mañana acudirán al instituto y quiero la máxima tranquilidad. Hemos decidido que hoy solo vais a recoger los horarios y tenéis el resto del día libre. Muchas gracias y hasta mañana.
Pongámonos en contexto: a los del este no les gusta la gente del oeste y a los del oeste no les gusta la gente del este. Esto equivale a una mezcla que perfectamente se podría comparar con un cóctel Molotov. Y a un Molotov solo le hace falta una chispa para salir ardiendo. Y la chispa estaba ya casi prendida: los chicos de mi edad habían tenido bastantes problemas con los del oeste en unas cuantas fiestas y con estas edades casi nada se perdona y casi nada se olvida...
- Presiento que mañana va a ser un día muuuuuuuuuy entretenido -dice Carla.
- ¿Qué piensas tú Anastasia? -me pregunta María.
¿Que qué pensaba yo? A mí sinceramente me daba igual. Suelo frecuentar los mismos locales que algunas personas del oeste, y nunca he tenido ningún tipo de problema con ellos. Lo que sí que tenía claro en es momento es que no iba a pasar de largo si alguno me empujaba o me insultaba, simplemente porque no lo hago tampoco con la gente del este.
Nos quedamos todas un rato hablando en el parque hasta que nos fuimos a casa. Cuando llegué cené, me di una ducha, me puse el pijama y me fui a dormir.

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2022 ⏰

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