Mi amiga...Mi novia

Capitulo 1

Wanda Maximoff - 16 años.

17/04/2017

Ayer cómo siempre fue un día de mierda, realmente odio pisar a la escuela; soy la rarita del fondo que nunca le cae bien a nadie y por eso no tengo amigos...desearía que eso cambié algún día, odió estar sola todo el tiempo...—escribí aquello en mi diario antes de partir hacia la escuela—

- Wanda! hija! Se te hará tarde para la escuela!

- Ya estoy llendo papá —dije ésto mientras bajaba a toda velocidad las escaleras—

- Con cuidado niña! Te vas a caer!

- Yo no me caigo papá —me reí— Ahora si me voy —me coloque la mochila y salí de casa—

- Que te vaya bien cariño! Te amo! —dijo mi padre desde la puerta de casa—

- Si papá, yo también te amo! —comencé a correr, debido a que el bus escolar estaba apunto de pasar—

8 horas más tarde....

- Otro día de mierda!! —gruñí tirando mi mochila sobre mi cama—

- Hey Wands...que sucede enana —dijo mi hermano acercándose a mi—

- Sigo sin poder hacer amigos, todos me tratan como una rarita!! —me quejé—

- Sabes que, ve a relajarte una rato, pasea por el parque, y si quieres luego podemos hablar y así de desahogas...si? —dijo mi hermano mayor, mientras me abrazaba—

- Estoy tan cansada Piet...—sollocé en sobre regazo—

- Yo sé que tú puedes con todo enana, nunca te rindas —me dió una cálida sonrisa y seco mis lágrimas— ahora, sal a distraerte, tal vez, hoy consigas a alguien con quién hablar

- Eso espero Piet —lo abracé con fuerza y corrí a cambiarme con ropa para salir—

- No olvides tu teléfono Wands; y me avisas si es que necesitas algo...te quiero mucho hermanita —me atrajo en un fuerte abrazo—

- Yo también te quiero Piet, gracias por levantarme los ánimos —sonreí y salí de la casa montando mi patineta—

Un rato después...

Aquel camino al parque fue rápido, algo curioso con respecto a los otros días. Supongo que estaba emocionada, debido a las palabras de aliento de mi tonto hermano mayor.

- Perfecto, ahora me iré a sentar, pero primero pondré mi música favorita —cargué mi patineta y agarre mi celular, para luego empezar a caminar—

Estuve divagando unos minutos ya que no encontraba asiento, sin embargo iba bastante distraída en mi celular... justo en ese momento, pasó algo que cambiaría mi vida

- Este juego me encanta, será que descargó su secuela? —me pregunté a mi misma y de repente, choque fuertemente con alguien—

- Auch! Fíjate por dónde vas! —grito una chica que parecía ser de mi edad—

- Demonios...yo...yo, lo lamento muchísimo —la ayude a ponerse en pie— Estás bien? Co-cómo te llamas? —dije sintiendo un rubor en mis mejillas—

- Si estoy bien, gracias y mi nombre es Natalia Romanov, un gusto; cómo te llamas tu, chica despistada?

- W-Wanda Maximoff —dije comenzando a tartamudear—

- No muerdo Maximoff —rió ante mi gran vergüenza—

- Eso lo sé, no eres un animal o si? —dije tratando de molestarla—

- Cállate —me tiro un pequeño codazo—

- Auch, eso me dolió —hice puchero—

- No llores Wands, perdón; no lo hice con mala intención —me miro cabizbaja—

- Wands? —pregunté sorprendida—

- No te gusta el apodo qué te puse?

- Oh..c-claro que me gusta Natalia; así me dice mi hermano mayor —sentí otro rubor creciendo en mí—

- Wow, entonces acerté con ese apodo, aunque lo dije sin pensarlo...pero, ya que entramos en algo de confianza...quisieras ser mi amiga o al menos intentar una amistad conmigo?

Esas palabras hicieron eco en mi cabeza, la emoción me estaba carcomiendo por dentro, enserio no podía creer que por fin después de muchos años iba a tener una amiga.

- Tierra llamando a Wanda!! Estás ahí chica?? —Nat preguntó mientras agitaba su mano frente a mi cara—

- Oh...si! —grite de repente, asustando a Natalia—

- Mierda Wanda, por casi me matas de un infarto —dijo ella poniendo su mano en su pecho— Pero porque gritaste si?

- Es que...si quiero ser tu amiga Natie, me encantaría serlo —sonreí—

- Bien! Pero...la primera regla será que nunca en tu vida me vuelvas a decir Natie, o en el nombre de la amistad romperé tu hermosa nariz

- Está bien Natalia, nunca más te volveré a llamar así, te lo prometo —dije uniendo nuestro dedos meñiques para hacernos la promesa—

- Gracias Wands...y dime Nat no Natalia

- Eso haré, Nat.

Después de conocernos un poco, comenzamos a jugar, mientras ella me enseñaba a usar su bicicleta, yo le enseñaba a andar en mi patineta, fue una tarde muy linda para las dos