CAPÍTULO 4

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No podía creérmelo, pero por fin estaba dentro de aquella maldita aplicación. Ayer, para premiarme a mí misma, decidí irme a dormir un poco más temprano. Aún así, una llamada de mi jefe para que le contara cómo iba con mis misiones hizo de despertador.

Le conté que había conseguido entrar en la aplicación.

No le conté que creía que el agente 707 había contactado conmigo.

Todavía no estaba segura y no me atrevía a equivocarme.

Sé que no voy a tener una tercera oportunidad.

En poco más de una hora Jihyun me estaría llamando para cenar y yo todavía estaba intentando entender por qué el hacker más temido entre las agencias me había vuelto a enviar una imagen encriptada de un gato.

Pocas cosas me hacen reír y él lo está consiguiendo con un par de imágenes. Con un par de mensajes encriptados había vuelto a despertar en mí el interés...

Me pasé las manos por la cara, sintiéndome estúpida por haber siquiera pensado eso. Si es algo, en todo caso era un adversario. Debía tener los pies en la tierra si no quería meterme en la boca del lobo yo solita.

De todas formas, inexplicablemente había algo en él que me hacía querer descubrir más. Pasé del tema durante unas horas pero, antes de darme cuenta, había vuelto a responderle al que podría ser mi mayor enemigo.

¿Qué es lo peor que puede pasar?

xxx

Me pasé lo que quedaba de día descifrando datos en la aplicación, pero los archivos estaban muy bien protegidos. No obstante, conseguí llevarme una sorpresa agridulce cuando, después de más de una hora, había conseguido descubrir cómo descifrar uno a uno varios historiales de las diferentes conversaciones.

Conecté mi disco duro con agilidad para guardar la poca información que había recolectado y enviársela al cliente. Así vería que hay avances y no se quejará si me demoro demasiado.

Me eché hacia atrás en la silla, esperando a que la barrita de la pantalla se llenara por completo. Un segundo para estirarme y respirar.

Pero era obvio, no podía ser tan fácil.

Poco antes de terminar la carga, todas las ventanas en las que tenía abiertas cualquier archivo relacionado con la aplicación comenzaron a cerrarse. Casi me caigo de la silla al ver cómo todo mi trabajo desaparecía frente a mis ojos y se convertía en un mensaje con cuatro palabras que lo cambiarían todo:

"Voy a por ti".

Sentí que se paraba el tiempo y mis oídos comenzaron a pitar como si aquellas palabras hubiesen sido un pistoletazo de salida. Cerré los ojos, respiré hondo y me paré a pensar.

Si comenzaban una búsqueda, tardarían en localizarme unas 72 horas como mínimo...

A no ser que cambie mi posición.

Aún tenía tiempo. La mala noticia es que ya no podía quedarme con Jihyun.

Me acerqué al espejo que tenía junto a la puerta y me observé a mí misma durante unos segundos. Con el tiempo, las ojeras y el gesto malhumorado se habían apoderado de mi cara. La comida basura y tantas horas frente a la pantalla tampoco estaban ayudando. Este trabajo era capaz de matarte de una forma u otra.

Aún así, en esta casa estaba empezando a sentirme mejor.

Pero bueno, al fin y al cabo no quería estar aquí, ¿verdad?

—_____, apaga las luces y quédate en la habitación.

La voz del peliazul a través de la puerta me sobresaltó. Usó un tono que no era propio de él; grave y casi intimidatorio. Me extrañé por un momento, pero decidí hacerle caso. Asomándome a la ventana desde un punto ciego para que no pudieran verme desde fuera, intenté discernir quién conducía el deportivo que estaba aparcando en la entrada.

Cuando sonó el timbre y la puerta principal abriéndose, instintivamente corrí hacia la de mi habitación en un intento de oír algo desde allí.

—¿Qué tal? ¿Qué haces aquí? ¿Ha pasado algo? —Efectivamente, Jihyun no esperaba tener visita.

—Sabes por qué estoy aquí. —Aquella voz me sonaba de algo, pero no sabía encontrar el recuerdo en mi cabeza.

—La verdad es que no. —insistió el peliazul, con esa tranquilidad tan característica suya.

—La verdad es que me estás mintiendo, V.

V...

Hacía tanto tiempo que no escuchaba su nombre artístico que por un momento consiguió remover el pasado.

—¿Vas a decirme quién está aquí contigo?

¿Qué...?

¿Alguien sabe que estoy aquí?

Al escuchar aquello todos mis pensamientos se quedaron a un lado y supe que era el momento de huir. Con la situación que tengo entre manos, cuantas menos personas supieran mi localización, mejor. Me guardé los discos duros y escondí mis cosas por todas partes, intentando no dejar ningún rastro a la vista.

—Solo estoy yo, no sé qué te hace pensar otra cosa. —Volví a centrarme en la conversación al escuchar a Jihyun intentar ocultarme una vez más.

Parece que estamos en el mismo equipo.

—Oh, vamos. —aquella persona hablaba con incredulidad—. Sé que hay alguien en la otra habitación de arriba.

Y acto seguido unos pasos se acercaron a las escaleras. Sin ponerme nerviosa, me puse la capucha de mi sudadera negra para tapar mi cara y me senté en el alféizar de la ventana, observando mi alrededor en busca de un sitio donde esconderme.

Tras utilizar unos salientes de la pared rocosa como apoyo, conseguí ponerme de pie y subir hasta el tejado de la casa. Perfecto. Era imposible que me viera estando aquí.

La puerta de mi habitación se abrió cuando estaba terminando de subir. Mientras tanto me senté en un borde saliente del tejado intentando no hacer ruido. Podía escuchar los muebles moverse y a Jihyun discutiendo con aquella persona. Se reiteraba en que, como podía ver, no había nadie.

Silencio.

Hasta que el extraño decidió darse la vuelta una última vez para asomarse por la ventana y mirar hacia arriba.

Nada más verme, mostró una de las sonrisas más victoriosas que he visto en mi vida.

—Te encontré.

xxx

Supongo que estarían hablando con los ojos, pues no se escuchaba nada. Varios segundos después, se asomó Jihyun y me lanzó una mirada agobiada.

Quería que bajara del tejado.

Bufé de mala gana, me senté en el borde de la ventana para volver a entrar y, nada más quitarme la capucha, el chico que estaba allí se quedó atónito.

—No es verdad. —primero levantó las manos y luego apretó los puños, con un tono irónico y desconcertado en su voz—. Lo sabía. Sabía que estabas escondiendo algo.

A pesar de la capucha y las gafas, pude reconocer perfectamente al chico que tenía delante de mí.

Esos ojos color miel eran inconfundibles.

También se denotaba la rabia que sentía en ellos.

Me mantuve en silencio y miré a Jihyun, esperando a que él comenzara a decir algo. Él solo se tapaba su gesto agobiado con las manos. Parecía buscar la excusa perfecta en su cabeza, pero estaba claro que no la encontraba.

Sin apartar su mirada de él, el otro chico se colocó bien las gafas, exasperado. Ni siquiera volvió a mirarme desde que me quité la capucha.

—¿V? ¿Piensas decir algo? Esta vez no vas a escabullirte como siempre. —inquirió.

Al escucharle el peliazul respiró hondo y levantó la cabeza.

—Está bien. Te lo explicaré. Vamos al salón. —se dirigió un segundo hacia mí, disculpándose con la mirada—. ¿Puedes esperar aquí, por favor?

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2022 ⏰

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