Nuevos Inicios

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Han pasado 16 años desde que llegue a este mundo y muchas cosas han cambiado o mejor dicho, han surgido

La primera es que no he hecho ningún entrenamiento en Magecraft o balanceado una espada en todo este tiempo y aun así he tenido que tocar armas, más concretamente katanas

No se si fue así en mi mundo original o si fue solo una coincidencia de este mundo, pero de alguna manera soy descendiente del herrero más infame de Japón, del afamado Muramasa Sengo

Como tal, desde pequeño, mis abuelos me que tiene una casa en las afueras de Kyoto, me hicieron aprender a forjar espadas, no es que lo odie o que sea malo, pero no es algo que debería hacer, además, debido al miedo que tenia la familia Tokugawa a las espadas Muramasa, la familia tuvo que cambiarse de nombre

Aunque solo invirtieron el nombre en realidad, siendo que Muramasa dejo de ser nuestro apellido y paso a ser el nombre de pila de nuestro ancestro mientras que nuestro apellido paso a ser Sengo

En realidad me sorprende que nadie se haya dado cuenta de tal sutil cambio, aun así, mis padres no estaban a favor de que hiciera espadas y como tal nos fuimos de esa casa y llegamos a esta ciudad de Kuho

Claro, seguimos en contacto con ellos hasta que mis padres murieron, en un principio ellos querían que volviera, pero después de convencerlos con argumentos solidos y una buena manipulación de ciertas cosas y hechos pude quedarme en esta ciudad

Pero el principal motivo por el cual no quería volver se debe a que, los Sengo tiene contacto con los Yokai's de Kyoto, y como no quiero verme envuelto en lo sobrenatural, bueno, es normal querer estar lo más lejos posible, en especial de esa zorra dorada, por algún motivo siendo que me esta comiendo con la mirada y no en el sentido alimenticio

Mi insistencia en permanecer en esta ciudad se debió a la extremadamente baja cantidad de seres sobrenaturales en la misma, la cantidad de personas y seres pertenecientes al mundo iluminado por la luna se podían contar con los dedos de las manos, aunque por algún motivo un ser de gran poder venia de vez en cuando a la zona Roja de la ciudad

Cuidar de su asistente fue algo duro, en especial cuando se ponía borracha, pero no negare que era mi tipo, además, su amor por las tiendas de centavos fue inesperado, intercambiamos números, y me dijo que si me metía en problemas la llamara

Era claro que era un ser divino, y si estaba cuidando de un ser así de poderoso como ese anciano y el hecho de que una cierta lanza en mi arsenal se emocionara y decepcionara al verlo solo me revelo que clase de existencia era ese anciano y sobre todo que era esa chica

Aun así, testeo de vez en cuando con ella, no me vendría mal un amigo maduro ya que los niños de mi edad física... bueno, eran niños, fueron dos buenos años llenos de paz y tranquilidad, hasta que en mi tercer año de secundaria, sentí varias presencias imponentes

Por el poder que exudaban era claro que eran de origen infernal, pero nada en un nivel que no pudiera manejar, aun así, el más peligrosos de ellos fue el de cabellos rojos, solo lo vi desde la distancia, pero el tipo sabia que lo miraba pero aun así no actuó, pero aun, podía sentir como ese monstruo exudaba algo, no, mejor dicho, ocultaba algo

De todos modos no me le acerque, ni a él ni a esa chica que hacia cosplay de chica mágica, por algún motivo llegue a pensar que esa chica se llevaría bien con Ilya, era solo un pensamiento, aun así, para dejar en claro que no tenia realmente malas intenciones, le di a esa chica mágica una copia muy degradada del código místico que Zelretch me mostro antes de mi ejecución, como una prueba de que no estaba en términos hostiles

Como resultado por alguna razón esa chica mágica me buscaba sin cesar y llego a dejar una extraña pieza de ajedrez en el lugar junto con una nota que decía únete al imperio Serafall como mi reina

Es mucho pedir 5 min de pazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora