Cap 2: Pedir un favor

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Sovieshu por fin termino todos los documentos bastante tarde, se estiró en su asiento, desde su torso hasta el trasero cargaba con un dolor horrible y ni hablar de los calambres que tenía por estar sentado por horas en un mismo lugar. Tuvo que aguantar todo solo por terminar unos aburridos documentos, los hermosos rayos solares naranja con amarillo en volvieron la oficina con su cálido esplendor y el aire fresco entraba libremente gracias a una ventana que fue abierta.

— (Ser un emperador es muy duro, me pregunto que estará siendo Navier, quizás la visite y le lleve un regalo) —

Estaba a punto de irse a descansar en una habitación para invitados, pero el viento izo de las suyo, haciendo que todos los documentos y hojas que había sido revisadas, aprobadas en una pila bien ordenada, cayeran al suelo, incluyendo la carta, mezclándose entre ellas.

— ¡Lo que me faltaba! —grito frustrado, tuvo que ir a cerrar la ventana para que no intervenga el viento otra vez.

Sovieshu empezó a recoger las hojas regadas, mirando a qué hoja pertenecían, apilándolas en el escritorio ordenadamente, la última hoja que faltaba era el documento del orfanato a las afueras del imperio, que estaba escondido debajo de su escritorio a lado de la carta. Dejo el último papel en la pila y se sentó en su asiento mirando la carta sellada que tenía en sus manos.

— (Espero que no sea una de las damas con sus tontos poemas de amor) —pensó sarcástico, quito el sello y abrió la carta.

El contenido de la carta no era un poema, sino una invitación formal a una fiesta organizada por la familia pedelian de azul, se iba a organizar en 3 meses e iba a durar 3 semanas y estaba cordialmente invadido con un acompañante. Sovieshu se alivió un poco al saber que no era esas típicas cartas que recibía sin falta y que sin falta eran quemadas bajo su orden.

— (Una invitación a una fiesta del famoso país manejado por las 5 familias, buen tengo 3 meses de tiempo para revivir este matrimonio pobre y ayudar a Rashta, estoy seguro de que a Navier le llego la misma carta) —

Dejo el papel dentro del sobre y lo guardo en unos de sus cajones, él sin duda iba a asistir para alejarse un poco de sus deberes como emperador, quizás hasta logre tener tratos de comercio con algunos duques o comerciantes famosos, sería una muy buena inversión económica para el imperio y tendría nuevos materiales, si es que lograba salir vivo del banquete. Con una sonrisa se retiró del estudio y se fue a descansar en la habitación de invitados, esta vez trataría de revivir las llamas en su matrimonio con su esposa.

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Para el siguiente día, el emperador estaba con un mal genio, gracias a las personas que estaban hablando afuera de la habitación con todo el descaro del mundo y gracias a las molestas voces chillonas se enteró sobre el rumor de la "Amante", "Esclava" o de la "Mujer recogida", escuchando burlas, ya no era mentira de que el rumor se extiendo como plaga. Lo más seguro es que la emperatriz ya sepa sobre ello, no se quería ni imaginar que reacción pondría al enterarse semejante malentendió que muy difícilmente podría explicar con palabras o evidencia.

- (¿Estoy maldito?, porque todo me sale mal, Navier debe estar pensando que soy como mi padre o los anteriores emperadores, un sucio ¡Infiel!) –

Las sirvientas al fin se fueron dejando un pasillo completamente libre, sin nadie que estuviera vigilando el pasillo. Aproveche para irme a mi habitación haciendo el menor ruido que mis pies logran hacer, sorprendentemente Rashta aún dormía cómodamente con un hermoso vestido de seda blanco semitransparente. El sonido de la puerta, abriéndose y cerrándose despacio, despertó a la dormilona, tallándose los ojos y bostezo, mirando con felicidades a su salvador.

— Rashta está feliz que el emperador llegara, ¿Por qué no estuvo en su habitación? —

— Se siente raro dormir con alguien más, ¿Puedes caminar? —

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