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- ¿Qué haces aquí? - se atrevió Gulf a preguntar, pese a que su corazón le gritaba que se callara y que solo disfrutara de los cálidos brazos que lo rodeaban.

Pero él no podía hacer eso porque estaba muy confundido.

- vine por ti, ¿no es obvio? - Mew contestó cómo si la pregunta de Gulf fuera la más absurda del mundo.

Y quizás si lo era.

Gulf se separó de él a regañadientes y se hizo a un lado como clara señal de invitación a pasar y Mew lo entendió, así que se adentró al hogar de Gulf siendo seguido por el mismo.

Mew al entrar pudo observar servilletas sobre los muebles, lo que le hizo saber que Gulf había estado llorando previamente y eso le rompió el corazón sobremanera, pues no había sido su intención hacerlo sufrir en primer lugar.

Él era inocente, pero quizá no del todo, porque si desde un principio hubiera sido honesto con Gulf y le hubiera expresado sus sentimientos, Gulf no hubiera malentendido todo y no habría sufrido en primera instancia. Eso le hacía sentir culpable, y también arrepentido por no haber entendido el comportamiento de Gulf desde hacía un tiempo hacía acá.

Gulf había dado señales y él no las había sabido interpretar.

- Deberías estar casándose en éste momento - habló Gulf después de un largo silencio.

Mew bufó, pero se sentía aliviado de haber llegado a tiempo para poder arreglar las cosas con Gulf.

- Yo sólo me casaré si es contigo - soltó al fin, y Mew pudo ver como el rostro de su amado se tornaba de un hermoso carmesí hasta cubrirle las orejas.

La imagen era absurdamente hermosa.

¡Mew lo amaba honestamente!

- Deja de seguir ilusionadome, carajo - Gulf retrocedió y caminó hacía la cocina, siendo seguido por el hombre alto que invadía su hogar.

Mew se miraba más que guapísimo con su traje. Sus músculos magros se adherian a la perfección a la fina tela que lo rodeaba. Sus zapatos negros brillaban casi reflejando como un espejo, y su rostro perfectamente cincelado era el accesorio perfecto para coronar su atuendo.

Era malditamente hermoso, y eso no ayudaba a que el corazón de Gulf latiera correctamente, pues sentía que en cualquier momento tendría un infarto si seguía estando tan cerca de él.

Mew entró a la cocina y sin que Gulf se lo esperara lo abrazó por la espalda, colocando delicadamente su rostro sobre el hombro ajeno. Aquello hizo que Gulf se congelara por completo, y no pudo, ni quizo, apartarlo. Pese a que le dolía el corazón, él siempre era débil ante la presencia de Mew. Ante su encanto y todo lo que se le relacionaba.

Él siempre caía rendido a sus píes...

Y quizá ése siempre fue su error...

¿O tal vez no?

- No te estoy ilusionando, mi amor, - aseguró, remarcando enérgicamente la última frase. Frase que no pasó desapercibida a los oídos de Gulf.

- Yo... - quiso decir el menor de ambos, pero fue interrumpido.

- Escúchame primero - pidió Mew.

- Está bien... - Gulf aceptó.

Ambos salieron de las cocina y se dirigieron al living, donde Gulf se sentó en el mueble más retirado pero fue alcanzado por Mew que no pretendía mantenerse alejado de él nunca más.

Después de un largo silencio abrumador, Mew terminó de organizar sus palabras y pensamientos y se dignó a hablar.

Gulf pretendía no prestar atención, pero lo cierto era que estaba muy atento a cada movimiento del apuesto hombre a su lado.

If you were me ➻ Mewgulf.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora