1: Mariana y Juan Pedro

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Mi nombre es Juan Pedro. Hace 3 años que dejé atrás mi vida en Argentina, lo hice porque necesitaba un cambio de aire. Necesitaba alejarme para no cometer un error. Ese que no me permitía bajo ningún motivo. O eso creía.

Mariana, o Lali, es mi gran debilidad. La morocha que fue parte de mi vida desde la infancia hasta que decidí dejar (la) atrás. Éramos verdaderamente inseparables, no había Mariana sin Juan Pedro, y se me cortaba la respiración si no la tenía cerca. ¿Entonces por qué me fui? Porque ya no podía ocultar lo que me pasaba, y antes de arruinar todo, preferí alejarme.

- La, te llamé porque necesitaba decirte algo importante. - Mariana me miró frunciendo su rostro, sabía cuando le hablaba con seriedad. Y ese era uno de esos momentos.

-¿Qué pasó Peter? ¿te pasó algo? - Consultó alarmada ante la sola posibilidad y me morí de ternura.

- No, tranquila. -Le sonreí dulcemente . Acerqué mi mano a su mejilla y la acaricié con suavidad mientras nuestros ojos no se podían despegar. Ella sonrió levemente y luego de salir del trance me dispuse a hablar.

- Me voy a Londres por trabajo. - Solté como una bomba eso que había guardado y pude ver como ella se alejó un poco por el impacto.

- ¿Cómo que te vas? - Preguntó incrédula. - ¿En serio me decís? - Volvió a consultar ahora con algo más de enojo, se sentía decepcionada y yo sufría en silencio.

- Sí. - Esbocé apenas. - Perdón. Pero ella no respondió. Solo me miró por última vez con sus ojitos brillosos y se dió la vuelta para irse y dejarme con todo eso que me estaba matando por dentro.

No había sido fácil irme dejando atrás a Mariana y a mi familia. Pero llegó un momento en el que se empezó a hacer muy difícil hacer como si nada, como si todo fuera igual entre nosotros.

Aunque seguíamos hablando ocasionalmente, no era lo mismo eso cuando habíamos pasado la vida siendo confidentes y hablando horas y horas sobre nuestras vidas y sentimientos.

Sentimiento, eso fue lo que destruyó todo para mí y por eso es que huí como un cobarde. Jamás soportaría su rechazo y por eso elegí irme de su vida, con la esperanza de que el tiempo acomodara todo sin que nadie sufriera.

Tenía un buen trabajo que me permitía vivir tranquilo aún en una ciudad tan cara como Londres, me había hecho de buenos amigos y hace un año salía con Delfina, la quería mucho sí, pero no la amaba. Y eso me daba culpa, pero no podía ir contra lo que me pasaba. Eso lo tenía muy claro.

Fin de año llegaba y con Delfi íbamos a volver para las fiestas a nuestro país, ella era otra argentina que se ganaba la vida en Europa, y quizás fue eso lo primero que nos conectó. Solo mi familia sabía de ella, a Lali no había tenido el valor de decirle. Muy inocente teniendo en cuenta que yo no le importaba de esa manera, pero aunque ella no lo supiera me dolía hacerlo. Así que estaba muy nervioso por volver a verla, mucho más llegando con Delfi a mi lado.

- ¡Peter! - Gritó mi hermana cuando corría a abrazarme, hacía 3 años que no volvía. Siempre con la excusa de exceso de trabajo.

- Hola, Rochi. - Sonreí emocionado, amaba a mi hermana y ahora que volvía a tenerla en mis brazos me daba cuenta que la había extrañado más de lo que pensaba.

- ¿Cómo fue el viaje? - Preguntó abriendo la charla hacia los dos, luego de saludar amablemente a Delfi.

- Muy bien por suerte. - Le respondió ella con media sonrisa.

- Me alegro. - Vamos que ya nos están esperando para la bienvenida. - Anunció mi hermana, y a mi no dejaba de retumbarme el NOS. Pero preferí seguirla y no preguntar.

Cuando llegamos al barrio una ola de nostalgia me recorrió por completo. No podía negar que extrañaba ese lugar y lo que representaba en mi vida. Así como a quienes quedaron acá.

-Vení, hermanito. - Y ponele onda que están todos muy ansiosos por verte.

Me avisó Rochi mientras yo sacaba las valijas y miraba a Delfi pidiéndole perdón con la mirada por esta bienvenida inesperada.

- Llegamoos. - Gritó desde la entrada de mi casa y en ese momento todo se detuvo para mí. Ví a Lali a unos metros y cuando se giró dibujó una de sus hermosas sonrisas que me llenaban por completo.

- Ay Pitt, no puedo creer que estés acá. - Me dijo totalmente aferrada a mi, mientras yo intentaba contener todo lo que sentía. - Tomó mi cara y nos volvimos a mirar a los ojos como si el tiempo no hubiera pasado.

- Estás hermosa. - Le dije luego de limpiar de su cara algunas lágrimas que habían caído. Ella me miró emocionada y se mordió el labio. Un gesto tan ella.

- Vos también. - Respondió alejándose un paso para verme completo. - Tremendo look pegaste, Juanpe. - Bromeó para luego volver a abrazarme. Nos habíamos extrañado más de lo que podíamos admitir.

Delfi seguía al lado mío y por esos minutos de mi reencuentro con Lali juro que me olvidé de su existencia, pero un carraspeo me devolvió a la realidad.

- La, ella es Delfi. - Las estaba presentando Finalmente. - Es mi novia. - comenté casi al pasar pero noté algo distinto en la mirada de Lali, aunque fue solo un segundo su gesto se había endurecido.

- Un gusto, Delfi. - Le dijo amablemente y luego clavó su mirada en ambos.  Yo también tengo que presentarte a alguien. - Me dijo directamente con un tono diferente en su voz.

- Chino, vení. - Llamó a alguien que a los pocos segundos se acercó tomándola de la cintura. Tuve que apretar los dientes para no hacer algo que no podía.

- Él es el chinito, mi prometido.

Y todo volvió a detenerse para mí. Mariana era mi amiga, mi debilidad y a quien amaba en secreto. Mariana era la calma y el caos, era las preguntas y las respuestas. Era mi gran asignatura pendiente, pero que no podía alcanzar. Porque sabía que eso significaría arriesgar algo sagrado para mí: ella.

Volví, espero que les guste y si pueden votar les agradezco!

Gracias a quienes me leen!

Dani

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