Peter había vuelto luego de 3 años, y aunque al principio me puse feliz de verlo. Lo cierto es que con el correr de las horas empecé a dejar salir la decepción y el dolor que sentí desde el momento en que él decidió irse. Le resultó tan fácil alejarse, que me preguntaba si nuestra amistad realmente significaba algo para él. Esa duda me perseguía y evitaba mi total alegría por volverlo a ver.
También desde que le dije que iba a casarme con Chino noté que Peter lo tomó mal, y eso es algo que nunca hicimos. Nosotros siempre nos apoyamos en todo por sobre todas las cosas. Lo notaba cada vez más lejano y veía a nuestra relación desvanecerse. Me dolía, pero también lo estaba llegando a aceptar por más duro que fuera.
- Lala, ¿Cómo anda Peter? - Me preguntó mi hermano sacándome de la nube de pensamientos que me rodeaba.
- Qué se yo, Gas. - Deberías preguntarle a él. - respondí con mala onda y mi hermano me miró con los ojos entrecerrados.
- ¿Pasó algo? - Me preguntó inteligentemente.
Él me conocía casi al nivel de lo que había llegado a lograr con Peter.
- No, es que de verdad no lo ví prácticamente Gas, estoy a full con el laburo y las cosas del compromiso. - Justifiqué velozmente para evitarme el interrogatorio.
Gastón volvió a observarme detenidamente y asintió levemente, para luego irse a su habitación.
No podía ser que desde que llegó hace dos días no podía sacarme de la cabeza a Peter. Si él no se interesaba en mí, ¿por qué yo debería hacerlo?
- Amiga, ¿En qué andás? - Me dijo Eugenia por teléfono.
- Terminando algo del laburo, ¿Pasó algo, chinita?
- No, pasa que Pitt me dijo para hacer algo, y quería saber si vos venías. - Me avisó casualmente.
- A mí no me dijo nada. - Le expliqué con voz tensa.
¿Qué le pasaba a este pibe conmigo?
- Qué raro, peti. - Se extrañó. - ¿Querés que le pregunte qué onda?
- No, Chini, no te preocupes. - De todas maneras no iba a poder. - Pásenla lindo. Y me apuré a colgar para evitar que me dijera alguna cosa más.
Estaba cada vez más perdida con respecto a mi relación con Peter. Pero yo nunca me caractericé por escaparle a las situaciones. Si él tenía un problema conmigo, debería decírmelo de frente.
Al llegar a su casa me frené unos segundos, estaba nerviosa por lo que me iba a encontrar. Me dolía sentir eso, sentir que con Peter éramos dos desconocidos.
Toqué la puerta y esperé por unos segundos que se hicieron eternos.
- Lali, ¿qué hacés acá? Preguntó apenas me vió frente suyo.
- ¿Así me vas a recibir? - Le pregunté rozando la indignación.
- No, perdón. Pasá. - Cedió finalmente.
Entré nuevamente a esa casa y los recuerdos empezaron a golpearme tan duro que mis ojos se aguaron al instante.
- ¿Vamos a la habitación así estamos más cómodos? - Me consultó.
Yo solo pude asentir porque todavía no me reponía del impacto. - ¿Todo bien? - Me dijo mientras se sentaba un lado del lateral de su cama.
- Eso decime vos. - ¿Está todo bien? - Solté sin miramientos, necesitaba respuestas.
- Sí, ¿por qué lo decís? - Me respondió esquivando mi mirada, yo me senté a su lado y lo miré fijamente.
- Y, quizás porque no me podés mirar a la cara. Ironicé con dolor.
Él alzó su rostro y por primera vez me miró directamente. No esperaba que sus ojos me dejaran muda.
- Son mis temas. - No pasa nada con vos, La. - Rehuyó a la pregunta, pero yo lo conocía. Y podía ver en su mirada que algo más pasaba.
- Vos sabés que a mí no me podés mentir. - ¿Qué te pasa Peter? - ¿Por qué te fuiste tan de repente? - ¿Por qué me abandonaste? Esbocé finalmente con el corazón en la mano. Lo había necesitado cada día de mi vida.
Peter me miró y bajó la cabeza apenado.
- Perdón, lo que menos quiero en la vida es hacerte mal. - Pero lo tuve que hacer. - Concluyó esquivándome.
- ¿Qué quiere decir eso? - Le consulté a la vez que ponía mi mano sobre la suya y noté como él se alejaba.
- Peter, ¡Qué mierda te pasa!
Estallé, no soportaba más lo que estaba pasando. Lo miré de pie, para no darle chance de que se escapara una vez más.
- ¿Ya no te importa nada nuestra amistad? ¿No íbamos a estar siempre para el otro? - Le grité amargamente mientras gruesas lágrimas enmarcaban mi rostro.
Pero no obtuve respuesta más que un perdón débil, similar a como yo me sentía en ese momento. Me dí media vuelta porque no podía estar un minuto más ahí.
- YO TE AMO, LALI. POR ESO ME FUI. - Gritó desbordado y los dos nos quedamos con el tiempo detenido, no se oía más que nuestras respiraciones agitadas y nuestras miradas no se podían despegar.
- ¿Qué? - Pregunté en un hilo de voz.
- Eso, que te amo. - Repitió otra vez más calmado, pero igual de desbordado.
- Pero no hay nada más importante para mí que nuestra amistad, por eso me tuve que alejar para no arruinar todo.
Peter se acercó lentamente sin perder contacto con mis ojos y puso su mano sobre mi mejilla.
- Perdoname, creeme que esto lo hice por los dos. Movió su dedo acariciando mi mejilla y yo cerré los ojos sin poder procesar todavía lo que estaba ocurriendo.
- Me tengo que ir. - Dije recobrando algo de lucidez. Observé sus ojos verdes y mis piernas temblaron, estaban llenos de tanto significado. -¿Cómo no lo noté antes?
Cuando volví a intentar darme vuelta sentí como Peter me tomaba repentinamente del brazo y me llevaba contra su cuerpo para chocar sus labios contra los míos.
Yo seguía llorando, pero le terminé siguiendo el beso sin tener idea por qué. Y tampoco estaba lista para entenderlo ahora. Peter se aferró a mi cintura como si la vida se le fuera en aquello, y yo apoyé mis manos sobre sus hombros.
Cuando nos separamos chocamos nuestras frentes mientras regularizábamos las pulsaciones. Tuve que salir de ese momento, no podía hacerle frente ahora.
- Me tengo que ir. - Volví a repetir. - Entendeme, esto es mucho para procesar. - Le dije alejándome lentamente de su agarre y camino a la puerta.
- Lali, perdón por amarte. - Me dijo Peter antes de que pasara el umbral y mi pecho se encogió. No supe que responder y finalmente me fui sin volver a girarme.
Estaba totalmente revolucionada, Peter, mi gran compañero, mi amigo del alma, estaba enamorado de mí y por eso se fue sin explicaciones. No sabía qué hacer, no lo quería lastimar, pero por el otro lado estaba El Chino y nuestro compromiso. Llegué a mi habitación y me tiré sobre la cama a llorar todo el dolor que sentía, todo lo que cargaba desde el momento en que sentí que había perdido a Peter hasta hoy, que me confesó que me amaba y yo no podía decirle si algún día podría corresponderle.
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Acuérdate de mí
FanficLali y Peter. Una amistad entrañable. El miedo a avanzar y el tiempo que brinda una nueva oportunidad. Todo se reducirá a una decisión que puede cambiar sus vidas.