The Kingdom: The emperor's night || HopeV +18

TRECE.

Mientras camino por el pasillo algo dentro de mí pecho se siente extrañamente apretado.

Mis ojos miraban el suelo con tranquilidad, delante de mí de escuchaban las pisadas apresuradas pero también seguras del gran emperador, con escepticismo levanto la vista para observarlo, su espalda era todo lo que veía, en su mano descansaba su capa y en la otra mano sujetaba con fuerza su espada, ambas cosas que se había quitado momentos antes en la habitación, no había palabra alguna, de alguna manera, eso me hacía sentir nervioso más allá de la vergüenza que sentía ahora mismo de siquiera pensar en mirarlo a los ojos.

Mi corazón dió un salto. ¿Cómo fue posible que él emperador haya logrado lo que yo en días no pude con ese joven? ¿Cómo pido ser que con solo unas palabras haya logrado tranquilizar aunque sea un poco a ese chico?

Era de esperarse, después de todo, ese era el poder del gran emperador, era su aura, su entusiasmo, su apariencia, la elegancia con la cual se desenvolvía, era él... Nuestro gran emperador.

No debería ser una sorpresa que él pudiera hacer todo lo que se proponía, que pudiera hacer incluso más y que lo hiciera con facilidad, pero de alguna forma, me hacía sentir miserable... Fue la orden que él me había dado en su ausencia, hacerme cargo de las cosas, cuidar del castillo, cuidar del imperio y no había podido hacerlo sujeto a sus expectativas.

Él no había mencionado mi error, él no había llamado mi atención, pero aquí estaba ya, replanteandome el por qué este hombre confía tanto en mí si no puedo hacer bien las cosas.

Un pequeño dolor en mi pecho hizo que llevase mi mano al lugar, al lado de nosotros hombres del rey pasaban con rapidez, todos se estaban moviendo en orden de obedecer su mandato, saludos corteses eran dados, todos ellos respondidos por nuestro emperador quien se apresuraba en llegar a su despacho. Todos parecían absortos en sus tareas, el castillo ya de noche se notaba viví y lleno de bullicio.

Claramente... Era la llegada de su majestad.

Mirando una vez más a mi súperior, puedo ver que estábamos llegando a su despacho, con fingida tranquilidad lo sigo todo el camino hasta que en la oscura habitación, ambos nos envolvimos en una tranquila privacidad.

Ya acostumbrado a sus tareas, el emperador deja sobre su escritorio sus cosas y procede a encender con cuidado sus lamparillas de aceite para que toda esta oscura habitación se tiña de luz.

No sabía si era correcto decir o hacer algo, solamente me quedé en mi posición, con una postura recta y en silencio, observando atento cada movimiento del emperador Yoongi, quien se sentó, le dió unas pocas miradas a los papeles, en total concentración, casi como si olvidará que yo estaba aquí.

Mientras tanto, no pude evitar mirarle el rostro, su cansancio era evidente, las ojeras en su rostro eran preocupantes, el brillo único que él suele tener debido a su brillante personalidad y también, sin ser demasiado ambicioso, en gran medida por su sangre y linaje real, había desaparecido.

Era preocupante ver cómo aún así, él parecía listo para todo, con ganas de seguir trabajando por ese imperio el cual siempre soñó.

Una vez más recordé porque lo sigo con tanta devoción.

—El reino de la luna está en un deterioro total...— Dice tranquilamente haciendo que mis ojos lo miraran con atención, él no se molestó en mirarme a los ojos, siguió mirando su papeleo como quien suelta una verdad a medias— Es increíble como ese reino ha podido mantenerse de pie por tanto tiempo— Solo entonces él deja los papeles a un lado y sus ojos me buscan preocupado— Absolutamente todo, desde la administración interna, hasta el pueblo en general... Toda su gente vive con miedo, los mismo hombres del rey están aterrados, viven con miedo, con la incertidumbre si lograrán vivir un día más, el miedo que vimos, que sentimos... Todo eso es real— Informa con una expresión gris, sus ojos apagados mostraban algo que nunca había visto en él, de alguna forma, se notaba peligroso— Gracias a eso existe tal desconfianza hacía mí que más que ser su emperador soy una amenaza, ese lugar... Está a punto de ceder, a punto de colapsar. Hay que hacer algo y hay que hacerlo ya.