Uno.

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── ¡Otra vez eres el maldito tercer lugar! ── Gritó el padre de la ahora pelinegra, mientras le propinaba una fuerte bofetada.

Ella no dijo nada, se limito a mirarlo y nada más.

── ¡¿No puedes hacer nada bien?! ¡¿Qué te cuesta ser el número uno?! ── Gritó, tirando la lista de calificaciones a los pies de su hija. ── Maldita bastarda.

La pelinegra mordió su labio inferior con fuerza, ejerciendo presión en la herida de su labio.

── ¡No sabes cuanto deseo que no hayas sido mi hija! Maldita inútil. ── El señor Baek estaba enojado y no encontraba mejor solución a su enojo.

Su enojo crecia cada vez más al ver que su hija no planeaba darle ninguna respuesta.

── Estoy seguro de que, si ese niño, Lee suho hubiese sido mi hijo, estaría orgulloso de tener hijos. ── Masculló.

── Pues que lastima. Yo soy su hija. ── La chica respondió, levantando su mirada para mirar a su padre y reprocharle su comportamiento. ── ¿Por qué me trata de esta manera? ¡Yo soy su hija! Me esfuerzo para dar lo me-..

── ¡No es suficiente! ── Gritó, interrumpiendo a su hija. ── No te esfuerces solo por dar lo mejor, debes darme mucho más, me lo debes.

La chica asintió, sintiéndose al borde, nuevamente sentía esa sensación de desesperación, esa sensación que la hacía querer gritar hasta que sus pulmones doliesen, esa sensación que le hacía querer arrancar cada pelo de su cabeza, esa sensación que la obligaba a autolesionarse.

Se fue de aquella sala sin esperar el permiso de su padre, este le grito que se quedara, más no hizo caso, para este punto sentía asfixia, mareo, impotencia. Solo quería entrar en su habitación y encerrarse hasta que sea el otro día y poder ir a la escuela, fingiendo que todo esta bien, porque ciertamente, nada lo estaba y últimamente ella sólo era buena para ser un dolor de cabeza... su padre se encargaba de recordarle cuan miserable era, mientras que su madre no hacía más que mirar y callar.

Desde pequeña siempre fue así, su madre por la exigencia de su padre y el miedo que el mismo le causaba se fue de casa, durante unos tres años, cuando volvió fingió que nada paso, se integro en la casa y parecía feliz con su esposo, sin embargo, durante esos años lejos, su hija desarrollo varios trastornos que la volvían loca, siempre que algo no salía como ella quería sentía pánico y tenía ataques, fruto del trato de su padre. A nadie parecía importarle lo que a ella le pasase, simplemente ignoraban sus problemas y por eso se había obligado a fingir, debía mirarse bien, hacer cosas que ella no quería hacer, ser amable con personas que la insultaban y todo porque era una celebridad en redes sociales, por el trabajo de su padre, el cual, era actor y por eso, la chica debía cuidar su reputación para no arruinar la de él.

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Al día siguiente la chica se levantó a las 5:00 A.M, sus problemas para enfrentar las cosas se reflejaban a la hora de alimentarse, dormir o sobre exigir su cuerpo.

Se levantó de su cama y se dirigió al espejo, era lo primero que hacía antes de empezar su dia, arrugó sus cejas y mordió su labio inferior, examinando la marca que había dejado su padre a la hora de golpearla, tenía un moretón enorme en la mejilla y el labio inferior roto, se agarro de sí misma.

── Eres tan fea. ── Masculló por lo bajo. ── Fea y inútil, no sirves para nada. ── Se dijo así misma, observando como sus ojos se inundaban por las lágrimas que, segundos después corrían por su mejilla con apuro.

𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 ღ ── Lee Suho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora