¿Qué harías si despiertas después de tu despedida de soltero y ya no estas soltero?
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PROHIBID...
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"No te puedes casar con alguien que no amas."
Off llegó a la iglesia solo...
Su madre se había ido en otro coche con sus suegros. God, Mew y Lee ya se habían ido, no tenía más que hacer. El chófer que lo llevaba era de la familia de Ploy y bueno, los nervios que sentían eran un poco -muy- evidentes.
Cuando llegó a la iglesia en donde se llevaría a cabo suboda, su madre lo estaba esperando en la puerta, se posicionó a su lado y luego de unos minutos, Ploy llegó vistiendo el precioso, y sumamente caro, vestido que había comprado.
El sacerdote que los uniría en matrimonio los hizo confesarse y luego, junto a los monaguillos, los formó en procesión para entrar.
La misa se efectuó de maravilla.
Ambos dijeron sus votos matrimoniales sin tartamudear, contaron algunas experiencias de su amistad y noviazgo. Los rociaron con agua bendita cuando compartieron las arras, cuando los unieron en lazo y cuando se pusieron los anillos.
Cuando le puso el anillo de la abuela Jumpol a Ploy.
El acta legal de su matrimonio se dejaría, por acuerdo, hasta el final de la misa, pero ya había hecho lo correcto. Se había casado con ella y se olvidaría de él.
—Ahora los declaro marido y muj-
—¡Yo me opongo!
Todas las personas voltearon hacia el lugar proveniente de esa voz, el sacerdote, en un pequeño rato reaccionó.
—Hijo, ya hemos pasado esa parte. —Habló hacia el hombre que iba caminando hacia el altar
—B-bueno... eso no importa padre, porque ésta boda no puede llevarse a cabo.
—Abuelo... ¿qué estás haciendo? —Dijo Off.
No, por favor. Luego de enterarse que el abuelo Jumpol había sido el responsable de todo el desastre en su despedida, lo último que quería era verlo, por eso cuando vio su asiento vacío, creyó fervientemente que ese día iba a estar bien.
—Evito que arruines tu vida, hijo. —Lo señaló con su dedo.
—Ya la arruinaste mucho antes. —Dijo él.
—No es cierto. —Se oyó otra voz— El señor Jumpol tiene mucho que decir, y créame que después de esto, hasta usted, padre, querrá cancelarlo.
Todos veían asombrados al hombre con el abultado vientre que había hablado. La chica castaña, que se había mantenido callada, habló.
—N-no te metas, Gulf. —Tomó la mano de Off— Amor, ellos nunca han querido que nos casemos, no los escuches. Padre, prosiga, por favor.
—¡No! —Entró otro individuo a la iglesia— Ésta perra los engañó a todos, en especial a ti, Jumpol.
