Cap 10. Suficiente para él

414 83 6
                                        

Mi dedo se posó sobre el botón de enviar. Era casi el amanecer, y había estado enviando mensajes de texto a Gun toda la noche. Me ardían los ojos y me dolían los pulgares de picotear la pantalla hora tras hora. No quería parar, pero sabía que tenía que hacerlo. Ambos necesitábamos dormir un poco antes de empezar el día.

Leí nuestros últimos mensajes.

Off: Dulces sueños.

NoSam: Serán de ti.

Off: Excepto que yo no soy dulce.

NoSam: Excepto que lo eres. Sólo que no te gusta admitirlo.

Resoplé ante eso. Me habían llamado muchas cosas en mi vida. Dulce no era una de ellas.

Off: Veremos qué piensas después de esta noche.

NoSam: ¿Esta noche?

Off: A las 9 de la noche. Ponte de rodillas junto a la cama. Duro. Envíame una foto sosteniéndote para saber que estás listo para mí.

NoSam: Sí, señor.

Al releer su respuesta, mis ojos se cerraron y casi gemí. Si él supiera lo que esas dos simples palabras me causaban. Lo mucho que hacía a mi interior rugir de satisfacción.

Luego envió el emoji del sueño, la cabecita con las zetas saliendo de ella. Yo había escrito mi propia respuesta, pero estaba dudando. Apreté el botón de enviar antes de que pudiera pensarlo demasiado.

Off: Puedes llamarme Trace.

Puede que no fuera mi verdadero nombre, pero era como me había llamado mi madre cuando era pequeño. No me había dado cuenta hasta años después de que en realidad había estado diciendo "tres", la palabra en español para tres ya que yo era Jumpol Tercero. Gun se había ganado con creces el apodo esta noche con su dedicada honestidad y su disposición a compartir más de él.

Cuando no respondió inmediatamente, tuve una vaga sensación de decepción, pero sólo fue fugaz. Eso significaba que estaba dormido, y lo necesitaba. Me hizo sentir satisfecho el imaginarlo metido en su habitación de hotel, acurrucado bajo el edredón, soñando conmigo.

Lo único que habría mejorado la fantasía sería que yo estuviera allí con él, acurrucado a su alrededor, teniéndolo contra mí.

Y ahora estaba fantaseando con acurrucos. Esto se estaba saliendo de control. Pero no parecía poder evitarlo.

No sabía cómo se suponía que estuviera sentado con este hombre en una sala de conferencias todo el día y no pensar en él desnudo. No pensar en él retorciéndose debajo de mí, suplicando por una liberación. O incluso pensar en las divertidas historias que me había contado sobre sí mismo. Habíamos hablado de todo, esta noche, aunque siempre con cuidado de no dar detalles que nos pudieran identificar. Me había hecho algunas preguntas inquisitivas sobre mi familia, pero yo las había eludido.

Él lo había dejado claro, al negarse a hacer la video llamada, que quería que nuestra relación por mensajes de texto siguiera siendo anónima. Lo cual era bueno. Me había consumido la preocupación cuando no había respondido para decirme que estaba bien, y había estado a segundos de iniciar la llamada.

Hubiera sido desastroso que se enterara de la verdad. Sobre todo, de esa manera. Más aún ahora que había confesado lo enferma que estaba su madre. Sin importar que hubiera sido él quien iniciara la dinámica entre nosotros, me acusaría de utilizar nuestro encuentro sexual como medio para sacarle información. Pensaría que lo estaba manipulando con el propósito de llegar a un acuerdo de negocios.

No importaba que no lo hubiera hecho. El trato había sido lo último en mi mente cuando le pregunté a Gun por su madre. Sólo había pensado en él y en lo disgustado que parecía. Sólo quería saber más de él.

Un extraño al azarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora