A Jisung le estaba dando un ataque de ansiedad no sabia si se podía considerar uno fuerte, empezó a llorar de desesperación sintiéndose tan mal consigo mismo, sintiendo asco.
Viendo el teléfono se dio cuenta que Minho lo llamaba, su teléfono sonaba a cada segundo, los mensajes no paraban de llagar, llamadas entrantes, lo ponía más nervioso hasta que explotó.
Ya no estaba llorando, estaba gritando intentando pedir ayuda, se empezaba a ahogar, no podía parar de jalarse el pelo y empezar a rasguñarse los brazos, empezó a sentir imperactividad, ya no podía estar sentado, necesitaba moverse, no respiraba bien, estaba quedándose sin aire.
Jisung fue por sus gotas, mandó todo al carajo, se iba a suicidar, abrió el frasco y sacó la tapa, tomó todo el líquido que contenía esa pequeña botella de vidrio, vió sus pastillas y se tomó una tableta entera con un solo trago de agua.
Las lágrimas no paraban de salir, los gritos desgarradores llenos de pena.
Recordaba todo, su padre pegandole a su madre frente a él y su hermano, dos pequeños niños tratando de detener a sus padres y su madre llorando de dolor en el suelo mientras su llamado padre la pateaba.
Sin duda ya no pensaba en lo que hacía
No había tiempo de hacer pases consigo mismo, agarró la gillete dispuesto a pasarla por las venas de la muñeca, antes de que pudiera si quiera acercar la cuchilla a su brazo empezó a ver borroso, se sentía débil, soltó la cuchilla, lo último que escucho fue su teléfono sonar, de un momento a otro todo se torno negro...
