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Teniendo una infancia difícil, Horacio se esfuerza hasta el final para seguir creciendo dentro del cuerpo policial, con el objetivo de encontrar a su hermano mayor Gustabo.
¿Problema?, su hermano se volvió loco...
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❝En cada rincón de nuestra mente❞
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Habían pasado al menos dos semanas quedándose en el piso de un edificio, era cerca del de Ivanov así que si algo ocurría sólo debían llamarlo. En ese transcurso de tiempo el estado de Gustabo no pareció mejorar mucho, lo único positivo es que caía dormido en el sofá y no en lugares extraños, como el buen gato que es.
Ahora estaban en la casa remodelada, observando el interior con fascinación, sintiendo el suave sonido de las olas no muy lejos. Tan limpia e iluminada hacía notar que era realmente grande, en un principio la oscuridad la hacía ver más pequeña y hasta aterradora. El superintendente iba a trabajar hasta tarde, como todos los días, así que nadie les detenía inspeccionar a fondo qué tan bien se encontraba todo.
El suave bostezo a su lado captó la atención de Horacio, vio a su hermano tirado en el sofá navegando por los distintos canales. Su piel blanca ahora dejaba a resaltar las ojeras, además de los ojos bien azules cubiertos por una capa cristalina de lágrimas provocadas tras bostezar tanto.
ᴴᵒʳᵃᶜᶤᵒ- ─『Duerme, el agente H va a cuidarte.』─
Gustabo sonrió, volviendo a bostezar.
ᴳᵘˢᵗᵃᵇᵒ- ─『Vale. . ., pero quédate hasta que despierte. . .』─
Su pecho precionó con fuerza, su cabeza le repetía una y otra vez que dormir era mala idea, que no lo haga. Tenía tanto, tanto sueño que si seguía esforzándose por permanecer despierto iba a desmayarse, estaba bien si Horacio se quedaba cerca, estaba seguro de que él iba a ❛despertarlo❜ si acaso la otra persona decidía hacer algo extraño. Se acomodó mejor en el sofá, esta vez dejando su cabeza caer dormida en las piernas de Horacio.
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