En Camino A Un Reino Inexistente

Arco 1

Una joven corría por el prado al atardecer, lo que antaño ella consideraba una de las vistas más hermosas de su reino, se había convertido en una desesperada lucha contra el ocaso de otoño por conseguir refugio, su vista nublada por la sangre que recorría su cara y su cansadas zancadas desesperaban aun mas su ser, apenas podía mantener su cuerpo en pie, no solo acababa de perder su hogar, pronto también perdería la vida ya sea por la fatiga de la inesperada batalla o por aquellas aberrantes criaturas que la perseguían al caer la ultima luz del sol, alzo la mirada en busca de cualquier pueblo pero no observo ninguno, salvo un pequeño faro de luz, la joven corrió hasta el pero el sol ya casi se ocultaba, no llegaría a tiempo, corrió con las pocas fuerzas que le quedaban pero no lo conseguiría, el sol ya se había ocultado y una horda de lo que parecía un ejercito infinito de criaturas deformes comenzó a aparecer en la oscuridad, la luna tornada de un color amarillento no era lo suficiente brillante para ahuyentarlos.

-tendré que pelear hasta que amanezca... tal vez este sea mi final, un final bien merecido para un soldado- se dijo para si misma.
su arete derecho el cual arranco de su oreja brilló en una luz incandescente y este se convirtió en un arco.

-recuerda que no eres un soldado cualquiera-hablo otra voz proveniente del arco que solo ella podia escuchar -eres el orgullo de este reino.

-aun que ya no quede un reino al cual proteger, te ruego que me des tu fuerza y no me permitas caer, no esta noche- dijo ella sonriente.

-toda la que necesites, pequeña guardiana-

unas horas mas tarde, en un pueblo muy lejano, el bullicio se hacia presente en la plaza central, pues el reino de Eldram cayo ante la inesperada batalla contra el reino vecino de Natream. los sonidos se escuchaban distorsionados, ya sea por el cansancio, o por el dolor en su cuerpo y en su alma, su hermoso cabello dorado como el sol aun resplandecía a pesar de toda la mugre que la cubria, ya habia pasado un dia desde su ultima batalla por sobrevivir, ahora comenzaba la batalla para no morir de hambre y lo que antes tenia en el castillo, con enormes banquetes, lujos y sirvientes atentos, ahora recibía desprecio de los transeúntes, la adorada princesa del difunto rey ahora mora por las calles de un pobre pueblo como cualquier otro vagabundo. Ryler trato de levantarse del suelo, no recordaba como habia terminado en ese lugar, tal vez fue por instinto o solo camino sin rumbo inconsciente mente pero estaba agradecida de no haber caido por sus enemigos ni por los nocturnos, cuando al fin logro ponerse en pie, alzo ambas manos para recoger sus cabellos que estorbaban la mayoria de su visión pero luego, un escalofrío se apodero de su cuerpo y fue entonces cuado fue conciente de su dolor, sus manos ya no estaban, su brazo derecho estaba cortado hasta el codo y en el izquierdo solo su mano habia sido arrancada, su ojo derecho ahora era un cuenco vacío, Ryler proliferó un grito desgarrador que termino por escucharse a lo largo de la plaza, pero, pronto se daria cuenta de la atroz tormenta que le esperaba. Ryler estaba devastada llorando de cuclillas en el suelo.

-¿Estás allí?-trato en vano de llamar a su arete, pero este no le respondía -de igual manera de nada me servirá un arma mientras yo esté así...

se levantó y dirigió aun mas profundo del oscuro callejon, se topó con varios bandidos que ignoraron su presencia, comerciantes oscuros que la miraban de reojo y le escupieron la ropa al verla, nadie le ofrecía siquiera las cucarachas fritas que vendían en los bajos fondos, Ryler se sintió molesta, tan insolentes, si tan solo se percataran de su identidad, estarían de rodillas besando sus botas, suplicando clemencia en lugar de mirarle con desprecio, pero eso ya no significaba nada, ni su titulo ni su familia, siquiera su vida misma valia algo, camino adentrándose aun mas en el oscuro Callejón, cada paso dudoso y tambaleante daba relucir su cansancio, su hambre, o la drástica perdida de sangre.