Punto de quiebre

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-Una vez, cuando era niña, vi una imagen en una revista de las montañas rocosas en Canadá. Recuerdo que me gustó tanto, que pegué la página de la revista en mi cuarto y le prometí a mi mamá que algún día iríamos hacia allá. Nunca pudimos ir...

-¿Quieres que te lleve allá? -preguntó Lobo

-Si... ¿No importa? Podemos ir a otro lado, sin problemas.

Lobo sintió que no se expresó bien.

-Diane... Claro que no, -empezó a decir Lobo- Yo iría hasta el fin del mundo, si es que estoy contigo. Si tu quieres ir a Canadá, o a donde sea, yo también voy. Solo dime cuando.

Diane sintió, por primera vez desde que le diagnosticaron cáncer, verdadera felicidad. La idea de pasar sus últimos meses con él, su amado Lobo, en un lugar hermoso, la llenaba de emoción. Pero entonces, recordó que todavía estaba indispuesta. El tratamiento de quimios empezaba el viernes de esa semana, y Diane no tenía ninguna idea de como ni de cuanto iba a durar, no sabía ni siquiera como eran las quimioterapias.

-Creo que tenemos que esperar, amor. -dijo Diane- Las quimios, empiezan este viernes, no sé exactamente como son, o cuanto dura el tratamiento, olvidé preguntárselo al doctor.

-Está bien. -respondió Lobo- Con tal de que te ayuden, lo que sea que haga falta. Oye, ¿Cuando dijiste que era todo eso de tu reelección?

-En abril. Para entonces, yo estaré 3 metros bajo tierra.

-Entonces ya no serían reelecciones. Interrumpió una voz ronca- Serían simplemente elecciones.

Era Serpiente, quien se había despertado antes que el resto de la pandilla. Se arrastró silenciosamente para escuchar la conversación entre Lobo y Diane, hasta que no pudo resistirse mas.

-¿Serpiente? -preguntó Lobo, que estaba muy concentrado en hablar con Diane.

-No, soy Johnny Depp. -respondió Serpiente con sarcasmo- Se que esto no me incumbe pero, ¿Cómo que 3 metros bajo tierra? ¿Los hackers del otro día mandaron a sus sicarios desde México a matarnos?

-No, tarado. -respondió Lobo- En realidad... Diane no lo dijo literalmente, lo que pasa es que...

-Hay algo que debes saber, serpiente. -interrumpió Diane

-Espera... -dijo Lobo de repente- ¿Le vas a decir ahora?

-Tarde o temprano se va tener que enterar. -respondió Diane

-¿Enterarme de qué? -preguntó serpiente, cada vez mas curioso

-Tengo cáncer de páncreas, y no me queda mucho tiempo. -respondió Diane con una frialdad impresionante- Como seguramente ya escuchaste, Lobo y yo discutíamos que hacer con este tiempo que nos queda.

Serpiente se quedó petrificado al escuchar eso. Creería que es una broma, de no ser por el tono frío y serio de la voz de Diane.

-Dios, eso es... Diane, lo siento mucho.

-Da igual, serpiente. Solo no le digas a los demás ¿si? Ellos también lo sabrán, mas tarde.

-Si claro, no les diré. -respondió serpiente, que de un momento para otro había pasado de ser sarcástico a quedar atónito por la noticia de Diane- Su secreto está a salvo. Diane, si necesitas algo, cualquier cosa, lo que sea, dímelo. Yo vi morir a mi tía por cáncer, es una enfermedad horrible.

-Gracias, serpiente. -respondió Diane, ahora volviéndose a Lobo- Como te decía, este viernes empiezan mis tratamientos. Ojalá me puedas acompañar, si es que te dejan.

-Si mi amor, estaré contigo todo lo que mi cuerpo me lo permita. -respondió Lobo

-Eso es genial Lobo, de verdad. Voy a llamar a mi doctor, le pediré mas información del tratamiento. -Diane buscó la pequeña tarjeta de presentación del doctor Urriaga y llamó al número que ahí se indicaba, pero nadie contestó.

Everyone dies  [Wolf x Diane]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora