Capítulo 1

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Capítulo 1

En un discreto y exclusivo restaurante de la ciudad, el matrimonio Ferrer disfrutaba de una amena cena acompañada por una que otra copa de vino. No había motivo en especial por aquella nocturna velada. Cristina y Dionisio, simplemente seguían conquistándose y enamorándose a diario tal y como habían hecho desde el inicio de su relación, y durante los últimos veinte años juntos.

-Te extrañe...-dijo ella, sonriendo tiernamente y acariciando la barba de su marido.

Cristina seguía tan enamorada de Dionisio como él de ella. El brillo en los ojos de ambos al verse y las sonrisas constantes entre si los delataban y hacían suspirar a más de uno que presenciara dichos detalles. Dionisio sonrió y tomo la mano de Cristina entre las suyas después de besarla con delicadez.

-Yo te extrañe más, mi amor...- aseguro él.- La cama se siente muy vacía y fría cuando no estás a mi lado... Entre mis brazos... - agrego, riendo levemente al verla sonrojarse.

-Compórtate, Ferrer... Te van a escuchar...- lo regaño Cristina, sin evitar sonreír por el comentario.- ¿Todo marcha bien en Florida?- pregunto, refiriéndose al reciente viaje de una semana de Dionisio.

-Sí...- respondió él.- Estévez ha hecho un gran trabajo estos últimos años en la empresa... Tiene un gran equipo que lo apoya y eso ayuda bastante...

-Me alegra, mi amor... ¿Mañana iras a la oficina?- pregunto ella, pues aunque Alejandra ahora se hacía cargo de la empresa de su padre, Dionisio seguía al pendiente del manejo de ella y visitaba la instalación cada que estaba en la ciudad y le era posible.

-Solo por unas horas... Ale quiere hablarme de una propuesta que está considerando... Después de eso, cuando digas nos vamos a casa...- propuso, refiriéndose a su hogar a las afueras de El Soto.

-Me parece bien... Recuerda que el evento benéfico para la casa hogar es el próximo fin de semana...

-Ahí estaremos puntual como cada año, mi amor...- aseguro él, después sonriendo de aquella manera traviesa que alertaba a Cristina de que algo tramaba.- ¿Lista para el postre?

-Lista...- respondió ella, sonriendo seductoramente y sabiendo que su marido no hablaba precisamente de algo disponible en el menú.

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Alejado de la ciudad, El Soto seguía siendo el mismo pueblito pintoresco de años atrás y hogar de una de las haciendas más conocidas de todo México. La Benavente. Era viernes, y la feria anual atraía a habitantes de todas las edades. Familias enteras disfrutaban de los juegos mecánicos y de la comida tradicional que sin duda era de la mejor de la zona. Sentados en una banca, Acacia y Ulises disfrutaban de un algodón de azúcar junto a la más pequeña de la familia, Valentina.

-Mami quiero ir con Dani...- dijo la niña, refiriéndose a su hermano mayor, Daniel.

-Estas muy chiquita, mi amor... Él anda con sus amiguitos...

-No estoy chiquita, tengo cinco años...- explico, provocando la risa de su padre.

-Si ya no estas chiquita, entonces mami y papi van a buscar otro bebé...- dijo Ulises con diversión.

-¡Nooo!- grito la niña, riendo a carcajadas junto a sus padres.- ¡Nati!- exclamo con emoción al ver a su hermana mayor aproximarse.      

-Mamá, papá... ¿Puedo invitar a Lucia y a Paula a pasar la noche en casa?- pregunto la jovencita mientras tomaba a su hermanita en brazos.

-Si sus papás les dan permiso, claro que sí, mi vida...- respondió Acacia.

-Bien, mami... Gracias, les voy a avisar...- dijo Nati entusiasmada, dejando a Valentina en brazos de su padre.

La Mujer Que Yo Robé: El RegresoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora