Encuentro en Asakuza

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Tan pronto cruzó el umbral de la puerta, un pequeño borrón castaño embistió contra su cadera, delgados y pequeños brazos aferrados a su pantalón blanco de algodón.
Tsukihiko sonrió antes de inclinarse para tomar a la cachorra en sus  brazos.

La pequeña rió feliz mientras el pelinegro caminaba con ella directo a la cocina.   Frente a una mesa, una bella mujer colocaba el último detalle para recibir a su amado esposo, quien seguramente llegaría cansado al estar todo el día trabajando.
Aplaudió suavemente al ver la mesa bellamente decorada, con cada uno de los platillos favoritos de su Alfa

Acomodó las sillas y rodeó el mueble observando minuciosamente si no había algo fuera de lugar.
Asintió satisfecha con su trabajo y procedió a tomar asiento en espera de su esposo.
Le extrañó no oír a su pequeña cachorra canturrear mientras peinaba esa muñeca que su esposo le había traído de uno de sus tantos viajes a occidente.

Se giró para checar que la niña estuviese en la sala, solo para encontrar a su marido mirándola con cariño, sosteniendo en brazos a su hija.  Una sonrisa se plasmó en su rostro al tiempo que se levantaba para ir a abrazar a su Alfa.

"Cariño, ¿Cómo te fue?." Preguntó la Beta, plantando un tierno beso en la pálida mejilla del  mayor.

"Demasiado bien.   Los clientes quedaron satisfechos." Comentó el azabache, correspondiendo al abrazo.

"Me alegro por ti, cariño."

Tsukihiko sonrió, acarició con ternura el rostro de su esposa antes de bajar a la pequeña en sus brazos.

"¿Y a ti? ¿Cómo van tus investigaciones?." Preguntó curioso el pelinegro, yendo hasta la mesa seguido de su mujer y la niña.

"Avanzando, aunque aún no logro dar con esa dichosa flor que me mencionaste." Comentó la mujer, mientras comenzaba a servir la cena a su esposo." ¿Estás seguro que existe?.

Tsukihiko entornó la mirada, sus obres rojos ciruela miraban a la mujer.

"¿Crees que miento? ¿Crees que estoy equivocado?." Cuestionó con un deje de indignación.

La beta se apresuró a negar.

"No, cariño.  No es eso, es solo que nadie ha oído hablar de esa flor.
Les resulta increíble que exista." Dijo, tomando la mano de su esposo entre las de ella." De cualquier manera, seguiré con la investigación, seguramente la encontraré.

Tsukihiko le miró antes de dedicarle una sonrisa.

"Estoy seguro que si.  Esa flor significa mucho, y agradezco que tomes de tu tiempo para buscarla." Agradeció el pelinegro.

Las mejillas de la beta se tiñeron de rosa, la pequeña rió divertida al ver a su mami toda roja.

"Mami está roja." Señaló el hecho la pequeña cachorra, corriendo alrededor de la mesa canturreando.

"¡Sumire!." La mujer se sonrojó aún más al escuchar a su hija.

"Sumire, ya hemos hablado sobre correr por la casa." Regañó el Alfa.

La pequeña Omega rápidamente detuvo su andar al escuchar a su papi.

"Lo siento, papi." Se disculpó la niña para luego tomar asiento a un lado del mayor.

El Alfa asintió satisfecho al ser obedecido.  Rei miró a su esposo y a su hija, sintiéndose feliz de tener una familia tan hermosa.
Sonriente comenzó a servir la comida, primero atendió a su marido, sabiendo de antemano que éste desea que le sirva primero.

Tsukihiko comenzó a engullir sus alimentos, contrario a su esposa e hija, quienes primero dieron gracias para luego empezar a comer.
Rei estaba acostumbrada a eso, sabía que su esposo procedía de familia occidental, por lo que las costumbres japonesas no eran empleadas por él.

Slave Of My Feelings  [KibuTan Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora