Cap. 2 Adieu mon homme

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                                                                              "Adieu mon homme

                                                                      Je dois vivre sans tes bras

                                                                Et dans les bras d'autres hommes

                                                                     La nuit, c'est toi que je vois" 

Luzu es mucho más listo de lo que aparenta, claro para muchos puede verse como el típico chico dulce e ingenuo, el que siempre cae en las trampas y el que nunca haría algo para vengarse, el bueno de Luzu.

Pero eso no es más que una fachada, el dulce Luzu que todos conocen no es más que un muñeco de paja, creado para ocultar sus verdaderos sentimientos, porque la realidad es que aquel chico de ojos rojos está más que roto, ha sido destruido tantas veces que muchas de sus piezas ya no encajan.

Luzu recuerda un momento de su vida en que era más puro, en el que si era ingenuo ante todo y en el que sus ojos eran de un calmo azul en lugar de este brillante rojo de ahora.

Pero eso fue hace mucho tiempo, y aunque intenta olvidar ese pasado tan abrumador no puede, porque Luzu recuerda mejor que nadie, tanto que es el único en Karmaland en recordar por completo su pasado, mientras que los otros solo han llegado a recordar fragmentos mínimos de lo que habían vivido antes, Luzu recuerda absolutamente todo, por eso sabe que no debe fiarse de nadie, que en cualquier momento lo traicionaran, clavándole un puñal por la espalda.

Pero sobre todo, lo que Luzu recuerda más que nada, es un par de ojos castaños que solían mirarlo con cariño, los ojos de un hombre que fue tan especial para él como nadie más lo había sido, alguien con quien había pasado momentos maravillosos pero que al final lo había traicionado tal y como todos, solo otro más al que le había entregado su corazón con tanto amor y que al final lo había desechado cual basura

Auron

Dioses, hasta recordar el nombre le duele tanto

Y es que en su vida pasada no había amado tanto a una persona como a él, y al parecer incluso en esta nueva vida lo seguiría amando tal y como lo hacía antes.

¿Qué estúpido no? amar a un traicionero

Pero esa era la vida de Luzu, soportar y querer a aquellos hombres que no hacían más que burlarse de su buena fe, sopa de veneno, como suele llamarlo.

Sin embargo, dentro del mar de caos que es Karmaland, Luzu encuentra sumamente intrigante a cierta persona, un chico nuevo en el pueblo, alguien que aún no ha sido corrupto por las viles garras de la avaricia y el poder, un chico amante de los patos, ingenuo y de buen corazón, Quackity.

Para él, Quackity es todo lo que los demás no son, es un chico lindo, de risa contagiosa y agradable, alguien que puede llegar a hacer de todo, menos herir intencionalmente a alguien, él aún es puro, intocable de los males que rodean el pueblo y su gente.

Una bocanada de aire puro en la nube de humo tóxico, un oasis en el desierto, Quackity simplemente es diferente a los demás, y por eso Luzu desea protegerlo con todo su ser, desearía poder alejarlo de todo lo que está mal, de lo corrupto y lo grotesco del mundo. Ponerlo en una cajita de cristal para ser capaz de admirar su pureza.

Y hablando del diablo, el joven del beanie aparece hoy nuevamente en su casa, hablando sin sentidos como siempre, inmediatamente una sonrisa se dibuja en el rostro de Luzu y con un solo toque de hombros comienza a sentir que su día ha mejorado.

"eh? ¿de qué hablas Quacks?" es la respuesta que le da al pelinegro cuando este lo ataca con una sarta de preguntas sin sentido

La cara de Quackity está tan roja como sus ojos y Luzu no puede evitar pensar que es tierno, esta nueva faceta del otro es tierna para él

"Lo que quiero decir es que... quiero tener una conversación más profunda contigo Luzu, quiero poder bajar mi guardia y que tu lo hagas también, que me cuentes todo sobre ti, aprender tus miedos y tus sueños y todo en lo que crees"

Esas palabras ¿Significaban lo que él creía? ¿Acaso Quackity estaba insinuando algo más que amistad?

"No, eso no es posible" Piensa Luzu "Solo está siendo amistoso"

Se excusa él, para no pensar en las posibles implicaciones que esos sentimientos pueden traer

"¿Que se te ha metido en la cabeza hoy Quackity?"

y aunque no lo diga, puede notar como el rostro de Quackity pierde algo de brillo ante sus palabras, pero se recupera inmediatamente y decide cambiar de tema, hablando sobre cualquier cosa que pasó esta mañana, sobre como un "pitbull" lo atacó de camino y pidiendo comida como siempre.

Ambos pasan la tarde en relativa calma, hablando de temas sin importancia y quejándose de los otros héroes, sin embargo Luzu no puede evitar que sus ojos se desvían constantemente hacía el pelinegro, notando cada detalle que antes había pasado de largo, admira la gran cantidad de lunares en su rostro y se pregunta en donde más tendrá esas pequeñas marcas negras, se fija en el ojo descolorido y la peculiar cicatriz que adorna su parte izquierda, muchas veces se ha preguntado el origen de está y ha considerado preguntar, pero desiste al sentir que puede ser un tema agrio para el otro, tal vez es algo que está mejor sin saber, teniendo en cuenta lo poco que Quackity habla de su pasado. Tal vez es mejor que cada uno mantenga sus secretos

La noche llega y junto ella los mobs, por lo que ambos se enfunden en otra interminable batalla de supervivencia para protegerse, por su puesto el pelinegro grita y lo llama por ayuda y Luzu no toma ni un segundo en responder a los llamados, protegiendo al chico menor y asegurándose de que cada zombie y esqueleto sea pulverizado bajo el peso de su espada.

Y cuando no quedan más, optan por entrar en casa del oji rojo para descansar, curar sus heridas y atender el insaciable hambre.

Pasan el resto de la noche organizando los baúles, cosa que Luzu no permitiría si fuera otra persona, pero estamos hablando de Quackity, incluso si él le llegara a robar algo, sabe que serian artículos sin importancia o mera comida, así que esta bien, Luzu confía plenamente en el muchacho de ojos bicolor.

Cuando la mañana llega, Quackity decide retirarse a su hogar nuevamente, despidiéndose efusiva-mente de Luzu y prometiendo volver pronto. Luzu lo mira irse y no puede evitar el sentimiento de vacío que queda cuando el pelinegro desaparece en el horizonte.

Luzu pasa el día pescando, juntando recursos y arreglando nuevas partes de su casa, pero por la noche, cuando está dispuesto a descansar, lo atacan los recuerdos, recuerdos de ojos cafés con brillo ámbar, de una voz gruesa que lo llama tranquilamente y una sudadera blanca.

Ya está acostumbrado, pero las imágenes le revuelven el estómago, cierra los ojos con fuerza y suspira, pronto, mientras el sueño lo va atrapando más y más, las visiones cambian, a flashazos de suave cabello negro, dulces y redondos ojos bicolor y mucho azul, sus labios se curvan en una sonrisa.

"Si, me gusta mucho el azul" es su último pensamiento antes de caer rendido.

Mentiras de tus ojos carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora