Capítulo 4

83 14 8
                                    

Cuando terminó de decirle al Sr. Herido (Luhan) que su pierna iba evolucionando bien, lo único que obtuvo fue un asentimiento de cabeza y un "Más te vale" por parte del Sr. Auto.

Era su cuarta inspección para la prevención de infecciones de piernas baleadas, por lo que había una rutina en sus visitas que mantenía para no recibir otro golpe. Afortunadamente no había recibido otro que le asustara al punto de temer por su vida en el momento, al parecer en su tercera inspección un día después de la tremenda paliza que había recibido, Luhan se dio cuenta de lo magullado que estaba y comenzó a hacer preguntas. Primero hacia él, pero al no ver respuesta, una mirada furiosa se había dirigido al Sr. Auto y a Yifan, quienes desviaron la atención hacia que no debería preocuparse por él y que se dedicara a descansar, pero fue peor que un golpe bajo ya que los gritos provenientes de él llegaron a un tono extraño y, de un momento a otro, empezó a hablar en chino. Para ese punto se dedicó a que sus tímpanos fueran agujerados y escuchó atentamente, tratando de hilar frases o palabras con su poca experiencia en ese idioma. Palabras como "Mierda" "Imbéciles" "No" y algo que tenía que ver con 'arrastrarse atados a un caballo', fue lo que entendió en su totalidad —cortesía de su conocido Yixing, su compañero de cuarto durante toda la carrera, como buen amigo, solo le hizo aprenderse las malas palabras— por lo que, en conclusión, parecían estar bajo amenaza.

—En un par de horas tenemos otro trabajo en Gangnam. Prepara a los estúpidos. —Luhan daba órdenes mientras miraba su teléfono.

—No creo que debas ir —Sr. Auto carraspeó, cruzándose de brazos—. La herida se puede abrir, ¿no? —Ahora lo miró a él.

Bueno, sí, no es recomendable ir a asesinar personas cuando estás en recuperación. Baekhyun decidió mirar en dirección a Luhan, dentro de lo que se permitió ver fue su cabello rubio y, desde allí sabía que le importaba una mierda lo que opinaran los demás, al parecer.

—Me quedaré en el auto.

—En serio, nosotros nos podemos encargar.

—¿Y perderme el terror en sus ojos? Ni hablar. —Bufó—. Nos vamos a las seis.

La creciente frustración del Sr. Auto se sintió en el ambiente, era difícil no darse cuenta cuando casi lo tenía de frente. La habitación era cuanto menos cuatro veces la suya, con una cama reconfortante, una mini sala con televisión y un baño completo. Luhan pasaba la mayor parte de su tiempo sentado en un descanset de cuero que daba directo a una ventana.

—¿Y qué vamos a hacer con éste? —El hombre de mediana edad ya rechinaba los dientes.

Éste era Baekhyun.

—Ah —soltó simplemente Luhan—. Envíalo a su habitación y átalo. No es tan difícil, ¿verdad? Y con atar me refiero a unir una de sus extremidades con la cama, no golpearlo hasta sacarle los dientes. Parece que mis órdenes no fueron claras hace un par de días.

La manera en que el Sr. Auto se estremeció le hizo preguntarse quién era realmente Luhan. No parecía mucho mayor que él, podría hacerse pasar por uno de los estudiantes a quienes supervisa y no tendría duda de que lo era. Tal vez un hijo de una persona peligrosa o el amante de alguien importante, o simplemente un chico de su edad quien tenía la suficiente inteligencia y destreza para armar un grupo de psicópatas asesinos. Todo era posible.

No debía preocuparse por eso, sin embargo. De lo que sí debía era una simple cosa: era viernes. Inicio del fin de semana y muy probablemente de su propio fin.

—Y uno de ustedes debe quedarse —continuó Luhan, engullendo lo que parecía ser pan tostado con mermelada— y si vuelves a abrir la boca, ese serás tú. —Lo detuvo antes—. Ya sea Juno o Jou, no sé a quién le toca.

Look at the SoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora