4. La cama de Zac Efron

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Media hora después, estábamos estacionando frente del que a apartir de ahora es nuestro nuevo hogar. El edificio es grande, repito muy grande.

George nos ayuda a sacar las maletas de la cajuela del taxi, luego se despide rápidamente de nosotras aún confundido y disgustado por el rechazo de Danna, dejándonos a las tres mirando con la boca abierta el edificio con las maletas en las manos.

—Danna ¿Estás segura que no le diste la dirección incorrecta a George?— pregunta Daniela aún mirando atónita el gran edificio.

—Obvio— responde con con una gran sonrisa orgullosa de si misma—. ¿Que creían? Tengo unos buenos ahorros.

Se nota que a Danna le va muy bien en el trabajo.

Las tres nos tomamos de las manos con las lágrimas corriendo por nuestras mejillas, y luego nos abrazamos. Danna siempre nos prometió que nos daría una buena calidad de vida. Cuando mamá murió en el parto, mi hermana mayor tenía tan solo ocho años, le prometió que siempre nos cuidaría y que siempre estaría para nosotras.

Danna por fin siente que poco a poco está logrando su promesa. Se que para ella siempre ha sido más difícil. Ella siempre nos cuido, ella era la que estaba pendiente que Daniela y yo estuviéramos bien. Cuando teniamos pesadillas Danna era estaba ahí para nosotras. Cuando no podíamos dormir, ella era la que nos leía un cuento y se quedaba a dormir con nosotras. Danna es como una mamá para mí.

—¿Listas para cambiar por completo nuestras vidas?

—¿Si?— respondemos un poco inseguras mi hermana menor y yo al mismo tiempo.

No creo estar preparada para enfrentar tantos cambios de un día para otro, estaba tan acostumbrada a estar siempre con mi grupo de amigos  y ver una y otra vez a las misma personas. Y ahora me encuentro aquí, parada al frente de un gran edificio lleno de completos desconocidos.

—Vallan ustedes primero— Daniela posa su vista a los alrededores—. Yo quiero hacer un pequeño tour para conocer a nuestros nuevos vecinos— esboza una pequeña sonrisa maliciosa.

Aveces me preguntó si ella en verdad en menor que nosotras.

Danna agarra sus maletas y entra al edificio, yo la sigo hasta el living. Parecemos dos niñas pequeñas en una jugueteria mirando todo con admiración, nos topamos con un señor de unos 35 años. Es alto, tiene el cabello ondulado rubio, ojos color azul claro y mandíbula marcada. Lleva puesto un uniforme azul claro, en el estampado dice "Seguridad"

Ese señor es como el vino, mientras más viejo más bueno se pone.

¿Consi podrías dejar de piropiar a todos los hombres guapos con los que nos cruzamos?

No.

Buenos días señoritas— nos regaló media sonrisa —¿En qué puedo ayudarles?.

¿Que no ves? Vamos a ir a arreglar las tuberías de los baños.

—Somos las nuevas inquilinas— le responde Danna con un inglés fluido.

El señor parece ser iluminado por los angeles del entendimiento.

—Anna me dijo que vendrían nuevas inquilinas— comentá— pero no me dijo que tan pronto.

—Si, fue de un momento a otro. Cuando hice la compra con Anna, nos vinimos para acá de una vez.

—Pues... ¡Bienvenidas! — exclama felizmente, mientras busca las lleves y se las entrega a Danna—. Espero que nos llevemos bien. Mi nombre es Steff, para servirles.

—Un gustó Steff— decimos al unisono.

—¿Y solo ustedes dos van a vivir aquí?

—No— le contesto— falta nuestra hermana Daniela. Ella fue a conocer un poco los alrededores.

Siempre Fuiste Tú  (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora