«Prólogo»

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La injusticia del mundo es algo que no puede faltar, nos culpan por algo que no hicimos y que ni siquiera sabíamos o teníamos que responder por los demás, pero ¿por qué tienen que culparla?. Esthela nunca fue alguien problemática, siempre se mantuvo cerrada y callada, tranquila, sin meterse en los problemas de los demás, aún así le hacian mucho daño, es imposible que con tan solo 19 años te puedan matar por dentro. Aunque a ella le importaba una reverenda mierda, si la golpeaban o la insultaban, no sería una sorpresa que llegara a casa con moretones, aunque siempre quiso escapar de sus problemas. Decidió irse de su casa para vivir a unas cuantas horas en la casa de sus padres, ella quería morir, no le importaba su futuro ni nada por el estilo.

Todo puede pasar en ocho meses, puede aver un cambio muy grande pero a la vez, sin ningún resultado

Solo, hay una forma de averiguarlo

Prologo

Ya me estaban, hartando con todas sus, babosadas por un momento quería mandarlas al carajo, estaban tan concentradas parloteando de que iban a hacer para la graduación, que ya empezaban a molestarme

Yo sé que iba a hacer para, la graduación iba a mirar al profesor Berman le iba a mostrar, el acompañándo de mi dedo del, medio y se lo iba a mostrar por ser el profesor. Más imbécil de todos, que decía que nunca iba a pasar de la universidad y aquí estoy Graduandome de ella

– Oigan les importaría callarse un segundo? ¡Carajo! Me va a dar una jaqueca por su culpa – Queje

– Lo siento, pero no sabía que volvias a ser amargada – Bromeó la rubia

– Que esté cambiando no, significa que dejaré de tener mi pequeño humor – ladee la cabeza sarcástica

– Pues mira el lado positivo – Hablo la chica de las gafas – almenos nos, decimos de Amelia – Sonrió

Yo no estaría tan segura – Me levanté y el viento empezó a aparecer – Amelia no es la clase de persona que se dará por vencido hasta destruir lo que quiere – Saque mi bolsita con mentas tomé una y la hice pedazos para ponerla en mi coca cola para cerrarla rápido soplar y después beberla – Amelia me quiere muerta.. y no va a descansar hasta matarme

– Ok, sabemos que es como una loca obsecionada contigo pero no creo que te vaya a matar – volvió a hablar la de gafas

– Yo, no estaría tan segura – tome otra menta haciéndola añicos para después soplarla sobre mi mano – la conozco hasta hace más que tú ella, me matara y no durará en eso.

Pues entonces hagamos la denuncia, – La rubia se levantó y sacudió su falda – No dejaré que maten a mi mejor amiga

La chica de gafas imitó la acción de esta – Yo tampoco permitiré que la única chica que no, me habló por ser sobrina de la directora se, muera

– No empiecen con sus idioteces de ponerse cursis, – Escupí – Es patético

– No, importa – Sonrió la chica de gafas – haremos la denuncia lo quieras o no

– Estás volviendo a ser feliz y, no te pasan más cosas raras o paranormales y, no vamos a dejar que una idiota californiana te, venga a quitar eso – Apoyo la rubia

Sabía, que tenían razón pero, no podía admitirlo

Amelia Hikolin, me hacia la vida imposible era, hora de que me dejara en paz y volver, a ser yo tal vez empezar a de nuevo. No le iba a dar la razón pero basto con un asentamiento

– Genial ahora vamos – La rubia nos tomo de los hombros, a las dos sabiendo que aún odio el contacto físico.

La Historia Jamás Cøntada [ El lugar de las historias que nunca se contaron]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora