Juntas por siempre.

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Camino a paso lento para apreciar todo lo que está a mi alrededor, pero no lo hago sola. Mizz me acompaña como de costumbre, hace más de dos años que vendí mi alma a ese demonio... algo realmente irónico ya que vengo de una familia extremadamente religiosa.

―Debes darte prisa, si deseas entrar a clase a tiempo― habla Mizz.

Asiento con la cabeza y aumento la velocidad de mis pasos, no es que me guste la escuela, pero siempre que voy lo veo a él... Steph, mi mayor delirio. No entiendo el porqué me gusta tanto, pero es posible que sea por su hermosura. Tengo en claro que él no se fijará en mí, no soy lo suficientemente bonita.

Cuando logro distinguir mi instituto, me echo a correr y soy seguida de Mizz, no sé qué haría sin ella.

―No corras, podrías lastimarte― me grita ella.

Nadie más puede verla, sólo yo que soy su contratante.

Me deprime que mi contratante sea tan frágil, pero hay algo que me pone peor... su amor platónico, simplemente me parece insoportable. Mi ama no merece sufrir por alguien tan insignificante, si yo pudiese conquistarla...

Ella jamás pondría sus sentimientos en mí, soy un demonio y para rematar somos del mismo sexo... una completa grosería a la naturaleza. ¿Por qué me enamoré de ella? No puedo abandonarla, mi deber es cuidarla... aunque ella no lo quiera.

Hace dos años que la conozco, ella me invoco por el temor a la soledad. Elvira es su nombre, ella es una chica que tiende por autodestruirse a sí misma. La he visto cortarse los brazos, pero ahora lo hace a escondidas para no preocuparme... la entiendo, la soledad no es algo fácil de sobrellevar. Sus padres ni siquiera la notan, su madre se la vive haciendo donaciones a las instituciones religiosas y su padre con su amante. ¿Por qué nadie la salva? Ella es un ángel, no merece tal calvario.

―Dos clases más y podemos irnos a casa― su voz me libra de mis pensamientos y después me obsequia una hermosa sonrisa.

"Te amo" quise decirle, pero preferí callarme... no deseo romper el lazo que tengo con ella. Si ella es feliz con observar a Stephan, yo también lo soy.

―Pon atención a tus clases― le aconsejo.

Dos horas más y ya nos encontrábamos en la entrada de la escuela, pero no estábamos solas... Steph se hizo presente.

―He escuchado que eres un genio en química, me gustaría que me ayudases con un proyecto que tengo― que aprovechado, él no la buscaba con buenas intenciones... simplemente quería a alguien que trabajara por él.

―Te ayudaré en lo que pueda― y Elvira cayó ante los encantos del mortal.

― ¿Lo podrías hacer tu sola? Es que tengo muchos compromisos y no creo poder hacer nada.

―Claro, puedes contar conmigo siempre que lo necesites.

Eres una tonta, Elvira. 

Me separe de su lado y cruce la calle, no quería ver a esos dos juntos... me causaban asco y dolor. Yo soy la idiota, vaya que enamorarme de una humana.

―Mizz― escucho su grito seguido de un fuerte impacto.

Al girarme hacia ella, la encontré tendida en el pavimento... un autobús la había arrollado. Corrí a su lado y grite a las personas pidiendo ayuda, pero nadie podía verme.

No me dejes, Elvira. Prometo ser buena, pero no me abandones... sólo te tengo a ti.

Al sentir su cuerpo frío entre mis brazos, me percate de que ella se había ido y jamás volvería. Los humanos comenzaron a formar un círculo y a dialogar sobre el horrible accidente, mientras que el tipo del camión aprovecho para acelerar y no ser atrapado.

―El día de hoy renunció a mi alma y le otorgo mi tiempo de vida a Elvira― mire por última vez a mi amada y unas lágrimas corrieron por mi rostro.

Empecé a consumirme, pero ella pudo verme una vez más... tenía que decírselo.

―Te amo― mis palabras se perdieron en el viento, es posible que Elvira no me escuchara.

Mizz se desvaneció ante mis ojos, ella me había concedido su vida para que yo continuara con la mía. Yo no tenía ese privilegio, no puedo vivir en un mundo en el que no esté ella. Tuve que esperar hasta que me llevaran al hospital, una vez estando a solas... cometí mi mayor pecado.

Corte mis venas con la ayuda del filo de un bisturí que yacía en la mesita de mi habitación y para asegurarme de que mi deseo se cumpliera, me enterré el bisturí en la yugular con la intención de morir al instante.

En mis últimos segundos de vida, me volví a encontrar con ella.

Mizz estaba a mi lado, ella jamás me había abandonado.

―Te am...― no pude terminar la frase, me estaba ahogando con mi sangre.

―Lo sé, pero no debiste hacerlo... ahora te has condenado al infierno.

Mientras estuviésemos juntas, no le temía a nada.

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⏰ Última actualización: Aug 23, 2015 ⏰

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