Make a wish upon a star. Liam Payne (Pausada por el momento)

Capitulo 6.

Narra Liam

Ella no volteo a verme, pero como estaba de perfil pude ver sus ojos brillar instantes después de mi pregunta, quizás no había sido del todo bueno decirle una pregunta que  abundara tanto, siendo la primera vez que hablaba con ella, bueno.. La segunda, pero la otra no contaba porque había sido literalmente un "Hola" y un "Adiós." Sus ojos tornaron de un color aun más profundo del normal, y acompañados de la oscura noche parecían un par de perlas negras, sin embargo se reflejaban levemente sobre ellas el brillo de las estrellas. De un momento a otro bajo la mirada, y escondió su cabeza en  sus rodillas.

-Mi vida no ha sido del todo fácil...-Eso fue lo único que su melodiosa voz dijo.

-La vida de nadie es fácil... Pero quizás lo complicado es lo que nos hace aspirar a nuestros sueños… Lo que nos hace mejores personas.

-Gracias…- Dijo añadiendo tímidamente, realmente no entendí porque me agradeció.

-¿Por qué?.

-Por… Tratar de levantarme el ánimo.

-No estoy tratando de levantar tu ánimo, solo te estoy diciendo la verdad.

-Bueno.. En ese caso, gracias por no solo decir hola y adiós esta vez…- Reí pro su comentario.

-¿Cómo sabes que soy el mismo tipo de el otro día?.

- Tu tono de voz es… “Especial”, también hablas  de una manera extraña, tu acento de no es de esta aislada parte de inglaterra.

-Liam.-.  Levanto delicadamente su cabeza y me miro con aquellos profundos y  maravillosos ojos. Le ofrecí la mano como un saludo junto con una sonrisa amistosa, como un gesto de amistad.

-________.-Dijo tomando mi mano, respondiendo a mi gesto.

-Un gusto conocerte.

-Lo mismo digo. ¿Eres...?.- No completó la frase, quizás por miedo a que me sintiera incomodo.

-Si, el mismo. 

-¿Qué haces aquí?.- Pregunto extrañada e incrédula a la vez

-Estábamos de vacaciones. Ayer vine a buscar algunas  para la once.... Y la verdad...- Note como un pequeño calor inundaba mis mejillas poco a poco, ruborizándome levemente, al estar a punto de contarle la verdad.- Ayer cuando choque contigo aquí... Me quede con... Con ganas de conocerte.

-Eres una ternura, ¿Sabes?... Es algo tarde ahora, pero todos los días, o casi todos vengo a esta playa., así que si vienes mañana... Seguramente me encontraras aquí.

Me levante y ella creyó que me iba a despedir.

-Bueno, adiós.- Dijo dándome un beso en la mejilla.

-No, aun no, iré a dejarte a casa.

-Veras, no vivo cerca e aquí.

-No es problema, podemos pedir un taxi.

-Liam, no vivo en esta ciudad.

-Entonces déjame acompañarte hasta el terminal de buses, pero a la próxima ire a dejarte a casa, ¿Vale?.

-Está bien.- Dijo resignándose.

Narra ________.

No me quedó nada más que decirle, que si, no tenia escapatoria, pero de seguro a la próxima le inventaba una buena excusa... No podía dejar  que el supiera de mi "familia" , el no me conocía en nada... nunca lo había visto, pero por otro lado quizás no sería malo contarle a alguien más que a mi conciencia sobre mi... quizás por el único hecho de ayudar a no sentirme tan sola incluso conmigo misma.. Pero por otro lado ni siquiera Layla sabía que yo no tenía padres, era mi única amiga pero no me conocía realmente, bueno... Aunque yo tampoco le he dado la oportunidad de conocerme. Debería contarle algún dia la verdad... Pero ese día aun está bastante distante de el actual.

Casi media hora después me encontraba en casa preparando algo para comer... O tratando de hacerlo con las pocas cosas que habían. Lo mejor era dejárselas a Neil y aguantarme la abrumadora quemadura de hambre apenas trate de cerrar los ojos para dormir, de seguro mientras pensaba de  que manera decirle que no quedaba comida en la despensa. 

Las agujas del reloj que colgaba de la pared indicaban que ya eran las cuatro con trece minutos de  la madrugada cuando se escucho el ruido de la llave encajando sonoramente entre la cerradura de la puerta principal, la comida estaba sobre la mesa y gracias a la alta temperatura de la noche, de seguro aun no se había enfriado del todo. No venia solo, pero los pasos no eran de algún amigo suyo, sino de alguna chica, una más ligera  de lo normal.  No despegue los parpados cuando escuche los pasos por la escalera ni tampoco cuando abrió la puerta de mi pieza, pero sin quererlo comencé a temblar.