—Felix, enserio, dime si te pasa algo, no dejaré de molestar hasta que me respondas —dijo Chan, que había estado todos los días intentando que Felix dijera algo. —¡Está bien! ¡todo! ¡me pasa todo! ¡mi vida es horrible! ¡no aguanto más este maldito mundo! —Felix soltó unas cuantas lágrimas, para después romper en llanto. —Oh, Felix —Chan abrazó a Felix— cuéntame todo, sabes que cuentas conmigo.
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—Felix, sinceramente creo que deberías ver a un profesional —dijo Chan. —¿Quieres decir que quieres que vea a un psicólogo? —preguntó Felix, que parecía no agradarle del todo la idea— ¡no estoy loco Christopher! —Claro que no lo estás, pero pareces tener algunos transtornos y problemas, estás enfermo mentalmente. —¡No necesito ayuda! lo superaré solo, no estoy enfermo ¡¿si?! —Pero Felix... —¡Vete ya Chris! —Está bien —Chan salió rápidamente del apartamento de Felix.
Felix se había enojado, pensaba que los psicólogos solo eran para las personas que estaban mal, locos o ése tipo de cosas, decía que no tenía ninguna enfermedad, que estaba bien, al estar enojado, aventó lo primero que vió cerca de él, era un jarrón con flores, al golpearlo, también se lastimó a él mismo, había tenido un ataque de ira.
—Chan tiene razón —miró su mano, la cual había sido un poco lastimada por el jarrón— debería ir a ver a un psicólogo, si estoy enfermo.
