Si aún estuvieras aquí

10 2 0
                                    

Si en algún momento de su vida le hubieran preguntado "¿cuántas horas puedes llorar por la noche y en la mañana seguir viéndote bien?" o "¿cuántas bolsas cargas en tu bolso por si hay un ataque de pánico?" o algo más simple y que se pueda digerir "¿de cuántas maneras distintas puedes generar cortes en tus muñecas?"

Pero no, a él le preguntaban que shampoo compraba, a cuántas chicas se ha tirado, si en algún momento formaría una familia haciendo el rol de padre capataz que guía un barco en un mundo inundado de gente poco realista.

El se sentía cansado de tantas palabras de elogio poco sensibles, "tú eres un hombre increíble, has podido con todo y has logrado mucho, debes estar orgulloso" las personas hablan sin saber, su compresión se queda en lo que ven y no perciben.

El no era un hombre increíble, se miraba todos los días al espejo viendo esa fea mueca que se formaba entre sus labios, nariz y pómulos, no sabía cómo las personas decían que tenía una impecable sonrisa si por las mañanas es lo que más detestaba de si mismo, fingiendo al mundo y presionandose a el.

¿Había podido con todo? sus noches eran largas, aún pensaba en el. La cicatrización en su muñeca esa semana no había hecho efecto, las ojeras en sus ojos cada vez más difíciles de ocultar, la peluquería parecía un infierno peor que su vida, el desastre en su alcoba albergaba el dolor de su partida. No había podido con nada, su vida colgaba de un gracioso hilo que el sostenía con tanta flojera como el gato de su tía Estela.

El no era un hombre fuerte, mucho menos increíble y en su mente el concepto de "alcanzar" "lograr" "perseverar" se había perdido en alguna noche de desvelo, el no había logrado nada, no se sentía un triunfador. Su mundo era como la mejor mano en la mesa pero en el último movimiento sus cartas despaarecen como la mentira misma, el había perdido y no sabía en qué momento sus cartas habían abandonado sus manos.

En su pecho cabían muchos sentimientos, definitivamente unos buenos y otros malos, pero desde que lo perdió, eso era lo último que sentía "orgullo de si mismo" el era un hombre con pasión, con logros, pero se amaba a si mismo y a su amado al momento de pisar su hogar. El momento más íntimo, sensible y real que tenía era cuando estaban juntos. Para las personas era un hombre soltero, que se acostaba con cuánta mujer estuviera a su disposición y formaría una familia en el momento que fuera adecuado.

Pero el tenía una familia junto a él cada noche, entre sus brazos y sus besos, sus sonrisas de amor y caricias de comprensión. A el le hubiera gustado ser más valiente y sacar a su amado de su pequeño confort en la habitación, le hubiera gustado ser más valiente y presumirlo al mundo, le hubiera gustado no gastar tantas noches con miedo y arriesgarse a amar con una libertad infinita.

Pero la vida nunca es un buen amigo, la vida no es amable, el odio puede costar vidas y la de su más puro amor no fue la excepción.

No, el no se sentía orgulloso, se sentía devastado todos y cada uno de los días.

No se sentía fuerte, el era la más pequeña hormiga.

No se sentía con vida, pues está se le fue arrebatada.

Se preguntaba si aún estaba a tiempo de alcanzarlo y volver a amarlo entre almas y demonios.

Porque no le importaba la vida si la suya ya no se hallaba ahí.

Si mi mano tocara un lápiz Where stories live. Discover now