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Al final, Iván se quedó dormido acurrucado contra Rodrigo, quien luego de unas horas se decidió a llevarlo a su cama para que duerma más cómodamente. Aunque fue difícil hacer que lo suelte a la primera, Iván lo abrazaba como un koala y no lo dejaba ir. Revisó la hora y ya  pasaban las doce, quizás dormir sería una buena idea.

Como pudo cerró su laptop y la dejó sobre la mesa de la sala, además de sus cuadernos y demás cosas, para luego hacer una maniobra y hacer que Iván enrosque sus brazos en su cuello, para que así él pueda alzarlo desde los muslos y llevarlo con más facilidad. Caminó hasta el cuarto de Iván y abrió la puerta, entrando en este. Despegó una de sus manos del cuerpo de Iván para desarmar la cama y poder dejarlo dentro de las sabanas, pero cuando iba a hacerlo el menor tomó su mano, sin intenciones de soltarlo.

Soltó una suave risa, bueno, al parecer ahora tendría que dormir con él. Se quitó el hoodie, dejándose puesta la playera y los pantalones deportivos, para luego meterse bajo las sábanas junto a Iván. Apenas termino de acomodar las sabanas, sintió unos delgados brazos abrazar su cuerpo firmemente, y una cabellera negra enterrarse en su cuello.

Si fuese por él, ya estaría muerto de la ternura. A Rodrigo le parecía sumamente tierno aquello, una muestra de cariño muy bonita. Sus ojos se cerraban y comenzaba a sentirse cansado, por lo que no rechistó y cayó dormido al instante.

Inconscientemente abrazó la cintura de Iván y pasó su pierna por sobre las contrarias, encerrándolo entre su cuerpo de una manera cariñosa. Iván durmió cómodo, con la cabeza en el pecho de Rodrigo, sintiendo los tranquilos latidos de su corazón.

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La mañana siguiente fue entre cómica y  sorpresiva. Iván se despertó con su alarma y se encontró encerrado entre los brazos y piernas de su roomate, y con su rostro peligrosamente cerca del suyo. La universidad podía esperar un rato, estaba demasiado cómodo allí. Iván se acomodó entre los brazos de Rodrigo, para así poder admirarlo. Una sonrisa se pintó en sus labios y sus mejillas tomaron un color durazno, resaltando sus lunares.

Carrera se levantó media hora más tarde, con Iván durmiendo plácidamente sobre su pecho. Unas inmensas ganas de besar sus mejillas se instalaron en el corazón de Carrera, pero no iba a hacerlo. No le gustaba Iván, ¿cierto? Lo veía solo como un amigo, creo. Tomó su celular que estaba en la mesita y lo encendió, mirando la hora. ¡Eran más de las nueve y media! Ya había faltado a dos clases, estaba perdido.

Se removió en su lugar, dispuesto a levantarse y darse una ducha rápida para irse a la universidad. También para despertar a Iván y decirle que haga lo mismo. Cuando quitó sus manos de su cintura Iván despertó inmediatamente, removiéndose sobre el cuerpo de Carrera y quejándose un poco.

𝗯𝗼𝗿𝗿𝗼𝘄 𝗮 𝗸𝗶𝘀𝘀 › 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora