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Somos los pogues, y nuestra misión este verano es pasárnoslo bien sin parar.

Ivy's pov

Con el mar extendiéndose hacia el frente y las gaviotas cantando una horrible melodía, John B se balanceaba sobre un solo pie justo al borde de un tejado. Tenía una cerveza en la mano de la que tomaba de vez en cuando.

—¿Qué habrá? ¿Una caída de tres pisos? —preguntó retóricamente Pope desde abajo y, apuntando a John B con un taladro de la obra, continuó—: Te doy una probabilidad entre tres de sobrevivir.

—No te preocupes, John B —dije mientras me acercaba a Pope riendo—. Yo te cojo.

John B se metió el dedo en la boca y lo sacó para ver la dirección del viento.

—¿Lo hago? ¿Seguro que me vas a coger, Ivy?

—¡Sí, salta! —le animé. Pope volvió a alzar el taladro.

—Yo mientras te dispararé.

—¿Me dispararás? 

—Sip.

—Pues, entonces, no me cojas, Ivy. 

Mientras los chicos hacían el tonto Kiara salió de la vivienda y se acercó a mí.

—¡Van a poner retretes japoneses con calentadores de toallas!

—¡Claro que sí! ¿Por qué no? —dijo JJ sentado en un andamio.

—Esto era un hábitat de tortugas. Pero, ¿a quién le importan las tortugas?

—Eh, Kie. A mí me importan —dije mientras pasaba un brazo por los hombros de mi mejor amiga.

—Ya lo sé —dijo en un tono suave Kie para luego mirar hacia arriba donde John B se seguía jugando la vida—. ¿Harás el favor de no matarte?

—No derrames cerveza —exclamó JJ dando un trago a la suya.

—Sí, eso. Pero si lo haces, asegúrate que la lata le caiga a JJ en la cabeza —dije mirando con una sonrisa burlona a JJ.

—Tu cállate, kook.

Todos los chicos rieron, sabiendo lo mal que nos llevamos JJ y yo. No teníamos razones. Al menos no yo para odiarlo. JJ decía que era una kook de las grandes. No como Kiara, sino de esas que da igual que pasara en su vida que siempre siempre tendría dinero en alguna parte. Eso parecía ponerle histérico, pero tenía toda la razón del mundo. Mi familia estaba forrada, pues se habían pasado toda su vida dejándose la piel trabajando para darnos a mi y a mi hermano todo lo que teníamos. El dinero no cae del cielo, y JJ debería tener eso en mente. En cambio, yo no intentaba defenderme de sus burlas, simplemente le seguía el rollo. Me gustaba verlo enfadado.

En ese momento, la cerveza de John B cayó al suelo con un sonoro golpe.

—Te has desviado dos metros del objetivo, John B, tío —exclamé para luego reírme—. Era nuestra oportunidad para deshacernos de JJ.

—Eres un poco pesada, ¿lo sabías, Ivy?

Le saqué la lengua y él me la volvió a sacar. Pero, entonces, Pope se asomó por la barandilla porque un sonido de coche había llamado su atención.

—¡Tíos, el segurata! ¡Hay que largarse!

Todos empezamos a correr por dentro de la casa con el sol apunto de ponerse colándose por los gigantes cristales. En el garaje nos pilló Gary, el guardia, y tuvimos que correr en sentido contrario. Al salir al jardín, Pope iba delante y JJ iba detrás de mí. Pope saltó la valla. Cuando llegúe a ella, me paré enfrente mientras JJ me gritaba:

—¡Venga, kook! ¡Tira, tira, tira!

Intenté saltar la valla pero no pude, pues no tenía la fuerza que tenía Pope. Bueno, o simplemente era un tapón.

—¡Joder, no puedo!

—¿Pero qué haces? ¡Salta de una puñetera vez! —gritó JJ mientras se acercaba a la valla.

—¡¿No ves que no puedo, rubiales?!

—¡Mierda! ¡Venga que te ayudo!

JJ se acercó a mí y me agarró la pierna para que pudiera cruzar el torso. Luego, muy a mi pesar, me agarró de la cintura para que pasara todo el cuerpo. Pero, lo que me esperaba como una respuesta de asco, el gesto se manifestó con un escalofrío que me recorrió toda la columna vertebral.

—¡Las manitas, JJ! —dije como si no tuviese el estómago revuelto y las mejillas como tomates.

—¡Cállate y pasa de una vez!

Caí al suelo y sin parar a mirar atrás corrí hacia la furgoneta en marcha. JJ pasó la valla justo cuando los policías llegaban a su altura. Cuando todos estábamos en la furgo nos empezamos a reír, una de esas risas que siempre quedarán grabadas en mi memoria. Gary corría detrás de la furgoneta con su mejor intento de alcanzarnos.

—¡Fijaos que en Gary ganándose un aumento!

—¡Estás muy cerca, ánimo! —grité asomándose por la puerta abierta.

—¿Tienes sed, Gary? —preguntó JJ y le tiró una cerveza—. ¡Allá va! ¡No te pagan lo suficiente, colega!

—¡Venga ya! Dejadlo en paz —dijo la salvadora Kie.

—¡Oh, venga! Con esa iniciativa lo está pidiendo a gritos.

Note el cansancio de mi huida y tuve que sentarme en el suelo de la furgoneta aún con la adrenalina golpeándome las venas. Cerré los ojos. Respiré hondo y supe, con el olor a sal marina, que había encontrado mi lugar. El arrabal con los pogues.

Sí, puede que fuera kook de nacimiento y que tuviera una de las casas más grandes de Figure Eight y que mi familia fuera amiga de los Cameron, quienes gozaban del dinero; pero mi vida eran los pogues. Ir a surfear, sentir el viento frío azotar mi cara sobre un barco viejo y beber cerveza en unas hamacas. Aunque cierta persona me quisiera fuera del grupo, no permitiría que arruinara mi gran amistad con el resto de los pogues.

 Aunque cierta persona me quisiera fuera del grupo, no permitiría que arruinara mi gran amistad con el resto de los pogues

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Muchas gracias por leer está historia <3. Recordad que si votáis me ayudáis a crecer como escritora y a que mis historias lleguen a más personas. 


Os quierooooo 🫶


-H

Summer Nights,,  jj maybackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora