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𝚟𝚒. 𝚢𝚘𝚞 𝚍𝚘𝚗'𝚝 𝚋𝚎𝚕𝚘𝚗𝚐 𝚑𝚎𝚛𝚎

Ivy's pov

Una gran hoguera me indicó que había llegado al lugar. La gente tenía vasos rojos en la mano con nada parecido a agua. Cerca de la hoguera vi a John B con mi tabla a su lado y al otro JJ poniendo cera a la suya. Me acerqué a ellos y con una sonrisa les saludé. JJ me hizo una mueca rara pero John B me sonrió de vuelta y apartó mi tabla para tener sitio donde sentarme.

—¿Listo para perder, rubio? —pregunté a JJ con una sonrisa burlona en la cara.

—En tus mejores sueños, kook.

Ahí empezó una guerra de miradas, a ver quién era capaz de aguantar más la presión. Pero John B que estaba en medio nos disolvió de esta.

—¡Anda, chicos! ¡Los dos sois grandes surferos! ¿De verdad hace falta que compitáis?

—¡Sí! —exclamamos los dos a la vez.

—Bueeno —dijo el moreno levantando las manos en señal de rendición—. ¿Y cuando os pensáis enfrentar?

—Cuando la señorita acabe de preparar su tabla —dije mirando el bloque de cera que JJ tenía en la mano.

—Para tu información, kook, ya he terminado.

—¿Pues a qué esperamos?

Ambos nos levantamos de un salto y cogimos nuestras tablas sin vacilar ni un segundo. John B se puso en pie después de nosotros y comenzó a pegar chillos anunciando nuestra competición:

—¡Señoras y señores la competición de surf está apunto de comenzar! ¡Ivette Moore contra JJ Maybank!

No me di cuenta de la gran cantidad de gente que había con la mirada puesta en nosotros hasta que comencé a quitarme la falda y oí un par de vitoreos. Me metí al agua sin pensarlo mucho más y enseguida noté que el frío de la noche me helaba los huesos. Me retorcí con el escalofrío.

—¿El agua está muy fría para una kook?

Pretendí no escuchar el vacile de JJ, quien ya se había metido entero, y me hundí hasta mojarme entera.

—¿Listo? —pregunté una vez me tumbé sobre mi tabla.

—Por supuesto.

Y allí comenzó el desmadre. Las olas eran de un tamaño considerable y la poca luz que había no ayudaba en nada. Pero no me iba a echar atrás. Las primeras olas fueron un precioso espectáculo de saltos y volteretas que esperaba que JJ no pudiera igualar. Pero lastimosamente pudo. Y así con las diez siguientes, hasta que los dos acabamos jadeando del cansancio.

Nos habíamos quedado a la misma altura y ambos descansábamos sentados en nuestras respectivas tablas. Al estar mar adentro, la música se amortiguaba un poco y no hacía falta chillar para entendernos. Entonces, al fondo vi una gran ola acercarse. Sonreí ampliamente y me giré hacia JJ.

Summer Nights,,  jj maybackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora