Capítulo 5

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(*los siguientes capítulos serán desde el punto de vista de SQQ)

Shen Qingqiu yacía inmóvil en medio de la prisión de agua.

Sus extremidades hace tiempo que no estaban pero el dolor le hacía sentir como si siguieran unidas a su cuerpo.

No necesitaba abrir los ojos para saber dónde se hallaba cada una de sus heridas, pues el ardor las señalaba por él.

Pero incluso con toda esa tortura no suplicó piedad, sabía que se lo merecía.

Cada que Luo Binghe entraba con un nuevo método imaginaba un rostro distinto que venía a castigarlo.

Había perdido la noción del tiempo y solo sabía que era un nuevo día cuando Luo Binghe volvía.

Hoy era lo mismo, Shen Qingqiu escuchó pasos y supo que la bestia había regresado, pero... las pisadas sonaban distinto y venían de otra dirección.

"¿Quién está ahí?"

Levantó la cabeza y vió a un hombre joven que lo miraba aterrorizado, nunca había visto este rostro antes así que sabía que no era una de sus alucinaciones. Además que está persona usaba un atuendo extraño que no reconocía.

"Ummm Shen Yuan".

"¿La bestia no pudo venir hoy así que envío a uno de sus Minions a hacer el trabajo?"

Ja.

Era un hipócrita, el mismo también era una bestia, sólo un monstruo podía crear otro monstruo.

"Yo... No vine a lastimarte"

Ahora si quería reír, de todo lo que le habían dicho dentro de la prisión está era una nueva táctica.

"Seguro."

Decidió dejar de prestarle atención al joven y dejarlo hacer con él lo que quisiera, de todas formas no podía defenderse.

Su cultivo había sido abolido desde hace tiempo y ni hablar de su fuerza física, ni siquiera tenía la voluntad de vivir. ¿Para que prolongar lo inevitable?

Estaba pensando eso cuando escuchó los pasos que conocía, Luo Binghe había llegado.

"¿Cómo se encuentra Shizun hoy?"

Esa voz le provocaba repulsión, a la bestia le encantaba hablar y hablar cada que tenían una sesión de tortura, como si supiera que eso era lo que más detestaba.

"Púdrete," escupió.

Vió como los ojos de la bestia se iluminaban y se formaba una mueca burlona en su rostro. Sabía que cualquier forma de rebeldía era lo que más le gustaba ver pero no podía evitarlo, el sarcasmo era una parte de él que no podía ser borrada aunque tratara, siempre lo metió en problemas y hoy no era la excepción.

"Discúlpate con este Lord"

"Preferiría morir."

"Bien, ya que insistes."

Luo Binghe estiró la mano y apareció un largo látigo negro con mango escarlata, probablemente de todas las vidas que había tomado con él.

La bestia no le dió mucho tiempo para apreciar el nuevo juguete y apuntó hacia él, una vez cayó sobre su pecho sintió Miles de agujas perforando su piel. Una y otra vez.

Shen Qingqiu apretó la mandíbula tratando de que ningún sonido se escapara, pero ahora era solo un mortal así que de vez en cuando soltaba algún gemido ahogado lleno de dolor.

Lo mereces. Lo mereces. Lo mereces.

Se repetía con cada latigazo para distraerse del dolor, pero en ningún momento apartó la mirada de Luo Binghe.

Podía ver el saco de sangre y huesos en el que se había convertido reflejado en sus ojos pero aún así persistió, esto no era más que fruto de sus acciones. No había otro culpable más que él.

Luego de un rato los latigazos se detuvieron, y Shen Qingqiu pudo descansar unos segundos pero sin bajar la guardia. Desde que había llegado a la prisión su mente siempre estaba alerta, aún cuando se desmayaba del dolor. O quizás desde el momento en el que tuvo conciencia siempre había estado así, a la espera del siguiente desastre.

La bestia se acercó y levantó su mentón con un dedo.

"Parece que perder tus extremidades no fue suficiente Shizun, este Lord ha sido demasiado blando contigo. Estos ojos tuyos ya no son de ninguna utilidad, ¿qué tal si Shizun se queda sin ellos?"

Shen Qingqiu necesito unos segundos para procesar lo que acaba de escuchar, sus ojos, su vista. Se dió cuenta que si podía ser más lamentable que ahora y que no estaba dispuesto a morir después de todo.

Luo Bingue cambió de posición el látigo para está vez apuntarle con el mango y lo acercó a su rostro lentamente.

Ese monstruo, ni siquiera usaría algo afilado para sacarlos limpiamente. Realmente quería reír de ira.

Shen Qingqiu se estaba preparando para dar lo que sería una última lucha, si es que algo tan lamentable se le pudiera llamar así cuando un grito perforó sus oídos.

"¡NO!"

Incrédulo volteó a ver de dónde provenía y se encontró con el joven de antes, lo había olvidado.

"¿Quién eres y cómo lograste entrar aquí?"

Pudo ver que la bestia estaba furiosa y desconcertada, ¿así que realmente no era uno de sus sirvientes?

"No dejaré que lo mates."

Shen Qingqiu se sorprendió al escuchar esas palabras, estaba seguro de que no se conocían antes y aún de ser así cualquiera con dos ojos de frente podía ver que alguien con un destino así debía de haber echo cosas atroces.

¿Porque quería salvarlo?

No se lo merecía.

No quería ser salvado.

"¿Y cómo harás eso?"

Exactamente, no había nadie más poderoso que la bestia en estos momentos entonces ¿que planeaba hacer esa persona?

Podía ver por su expresión que él mismo tampoco debía de saberlo. Ja. Al menos no moriría solo, ahora lo acompaña ese joven.

Eso fue lo último que pensó antes de sentir que lo que quedaba de cuerpo comenzaba a picarle y ver que todo daba vueltas.

Lo último que alcanzó a divisar antes de que su mundo oscureciera fue el rostro incrédulo de la bestia.

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