𝗶𝘃. Encuentro

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Después de salir de la prisión llamada: "Hogar", Meliodas, caminado hacia la caverna con los chicos; comenzó a hacerles preguntas, con respeto a su trabajo

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Después de salir de la prisión llamada: "Hogar", Meliodas, caminado hacia la caverna con los chicos; comenzó a hacerles preguntas, con respeto a su trabajo. Claro, con todo el respeto que se merecían estos.

— cuántas personas han matado? — pregunto el rubio, y Ban la pensó.

— amm, no sé... ¿Muchas? — exclamó Ban — siguiente pregunta.

— pregunta general; amm, ¿cuál es a la raza que le tienen más miedo? — volvió a preguntar.

— a los de los demonios... — exclamó, nuevamente, Ban. Seguido de los demás, menos Merlín y Escanor — ¡ellos son unos malditos!.

— tiene razón, los demonios son seres sin sentimientos — exclamó Diane — dan mucho miedo...

— ¿y sí no es así? — cuestionó Meliodas — dijo, sí, son malos y eso, pero, ¿y sí nos equivocamos respecto a como son en realidad?.

— ¿eres un demonio? — pregunto Ban.

— no, no lo soy-

— entonces, no los defiendas. Ellos son los verdaderos monstruos — exclamo, mientras que en sus ojos se reflejaba irá — bueno, ¿qué más quieres saber? — se calmó.

— mmh, bien... ¿Dónde está su capitana...? Acaso, ¿no quiso venir...? — enunció para, por fin, finalizar la serie de preguntas.

— no, no es eso. Claro que quería venir, pero se enfermó... — explico Diane — ¿verdad, chicos?.

— sí, eso es verdad — de claro Gogther.

— oh, ya veo. ¿Ustedes creen que aún estará enferma? — pregunto nuevamente Meliodas.

— ¿por qué tanto interés por la capitana, eh? — pregunto algo quisquilloso Ban — ¿té gusta? — nuevamente pregunto, y el rubio abrió los ojos de golpe, quedándose estático por unos segundos — ¿qué te pasa? ¿estás agarrando señal o qué? — dijo en forma de broma — oh, ya veo. Entonces sí té gusta — al pronunciar las últimas palabras, Meliodas agachó la cabeza muy sonrojado, para luego tratar de negarlo.

— n-no, eso es mentira. Ni siquiera la conozco... — enunció en voz baja, aún con el sonrojó.

— ¿té duelen las mejillas? Es que estás muy sonrojado — confesó Gogther, a lo que Meliodas se tapó la cara para tapar el sonrojó — lo tomaré como un sí.

— ¡vasta! Déjenlo en paz, solo es un niño — interfirió Merlín, al ver qué Meliodas casi se desmallaba de la pena.

— n-no soy un niño, tengo 16 años... — aclaró — mejor... Ya vámonos... — exclamó, para luego seguir avanzando como si nada hubiera pasado.

— sí, ya vámonos. Así puedes ver a la capitana~ — exclamó Ban, le encantaba hacer su cara arder — siento que tú me vas a caer muy bien, niño.

— Ban, ¡ya té dije que es Príncipe! — gritó King, corrigiendo, nuevamente, a Ban.

— la verdad no me importa — exclamó el rubio — me pueden llamar simplemente Meliodas. Además, me gustaría que fuéramos amigos... c-claro si ustedes quieren...

— ¡primero confiesa por qué te gusta la capitana! — exigió, de nuevo, Ban. Él, no se iba a dar por vencido tan fácil.

— ¡dios, no me gusta! ¡Ni siquiera la conozco! Es solo qué, no sé por qué, su nombre me produce tanta nostalgia...

— ¡es amor!.

— ¡nooo!.

— ¡sí, estás enamorado!.

— ustedes dos, ¡ya cállense! — gritó Merlín, al ver qué los dos no se callaban.

Los chicos guardaron silencio, al menos hasta llegar a la caverna. Al llegar, abrieron la puerta, y Ban arrempujo a Meliodas para que pasara primero, y chocará, como en las telenovelas, con Elizabeth. Lo qué obviamente no paso, pero Ban no iba a perder, aún, la esperanza de juntarlos.

— ¡Ah! — exclamó del susto por el empujón — ¿por qué fue eso? — Ban únicamente se hundió de hombros y dijo que pasara, lo que Meliodas hizo con una cara algo enojada — wow, es lindo este lugar — exclamó con asombro. El pequeño enojo se había esfumado — tienen mucho alcohol, ¿es una caverna?.

— sí, ¿no es obvio? — el rubio volteó a ver a Ban, para luego hundirse de hombros por la pregunta de, su ahora mejor amigo, Ban. Así es, apenas 30 minutos juntos, y ya eran mejores amigos — ¿mejor por qué no te arreglas para conquistar a la capitana?.

— ¿conquistarme? — al oír esas palabras, Meliodas volteó solamente para encontrarse con la hermosa escena de Elizabeth bajando las escaleras. Su corazón comenzó a palpitar muy fuerte; era realmente hermosa.

— ¡hola! — todos saludaron a su capitana, todos excepto Meliodas que parecía estar muerto, ya que había dejado de respirar.

— ¡ey, ome! ¡Respira, amigo! — exclamó Ban, al ver qué su amigo no estaba respirando. Con rudeza, golpeo su espalda con la palma de su mano, sacándole el poco aire que, el rubio traía dentro; eso sirvió. El rubio ya estaba comenzando a respirar — ¿estás bien? — le pregunto. Del golpe, por mero le sacaba los pulmones.

— sí, Ban, muchas gracias — le agradeció con una sonrisa, para en automático, voltear a ver a la albina.

— h-hola, soy M-Meliodas... Es un placer, señorita — tartamudeo, para enseguida hacer una reverencia. Tenía demasiada vergüenza para hablar, pero tenía que hacerlo, no quería quedar mal — y-yo... soy su f-fan...

Elizabeth, por su parte, no estaba interesada en lo más mínimo en Meliodas. Sus palabras no le importaban, así como tampoco voltearlo a ver.

— ¿tú eres el Príncipe? — pregunto con un tono frío.

— sí, soy yo... — le respondió.

— bien — dijo sin más, Elizabeth.

— b-bueno — susurro solo para él.

— ¿cuántos años tienes? — preguntó la albina.

— 16... ¿Y usted? — pregunto con duda. Sé veía joven, demasiado joven.

— tengo 30. Bien, ahora, será mejor que lo sepas; Yo seré tú escolta. Tú nunca estarás soló, por qué yo estaré contigo... para siempre.

¿Por qué Elizabeth, aquí, no le interesa Meliodas? 🤔

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¿Por qué Elizabeth, aquí, no le interesa Meliodas? 🤔

❛ 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝗿𝗼𝗹𝗲𝘀 ❜ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora