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El ser humano posee la habilidad de adaptarse, a algunos puede llevarles más tiempo que a otros pero en cierto punto todos acabamos acostumbrándonos a los cambios.

Por desgracia Jungkook se acostumbro a caminar por la sombra siendo un pobre infeliz, y empieza a acostumbrarse a no poder decirle te amo a Jimin porque por lo menos puede verlo, puede seguir riendo junto a él y le gusta engañarse a sí mismo repiéndose una y otra vez que con eso es suficiente cuando es una completa mentira.

Jungkook jamás podría tener suficiente de Jimin pero admitirlo es complicado, y él, cegado por el terror, solo elige lo fácil.

Ahí esta, en su nueva casa, la mansión que su padre les compro como regalo de bodas es absurdamente grande pero Jungkook empieza a acostumbrarse a ella. Empieza a acostumbrarse a cruzar unas pocas palabras con su mejor amiga, sí es que hablan porque hay días en los que simplemente se sienten incapaces de decirse algo.

Hay días en los que se ven y la figura del contrario solo les recuerda todas las malas decisiones que tomaron para acabar dónde están ahora, mirándose fijamente incapaces de formular si quiera una palabra para el contrario, observándose como si estuviesen viendo un reflejo de ellos mismos.

Jungkook observa a su mejor amiga vestida con un vestido rojo demasiado conservador, demasiado aburrido que no es para nada su estilo, Yongsun observa a su mejor amigo vestido con ese traje hecho a medida ridículamente caro, extravagante y demasiado elegante y sabe perfectamente que es algo que jamás usaría. Ambos saben que normalmente se reirían del contrario a carcajadas pero simplemente no tienen las ganas para eso.

En ese silenció tan sepulcral se suben al auto estúpidamente caro que los espera estacionado en la puerta de la mansión en la que viven ahora, esa enorme "casa" color caramelo rodeada de rejas negras con un patio gigante que nadie puso aún.

Nuevamente el viaje pasa en completo silenció hasta que llegan a su destino, otra mansión, y se bajan del auto que lo único que demuestra es estatus, habían sido invitados a otras de las tantas fiestas que se llevan a cabo entre CEOS, accionistas y herederos, fiestas a las que Jungkook jamás había sido invitado, pero con su reciente nombramiento como presidente y matrimonio con la única heredera de Kim's Holdings había obtenido poder y nadie desaprovecho la oportunidad de lamerle patas.

Así es como funciona ese mundo, un mundo del cual ninguno de los dos se siente parte y aún así ahí estan, tratando de encajar en un rompecabezas que ya esta completo.

Casi de inmediato Jungkook es arrastrado por uno de los tantos CEOS que quiere meterlo en su grupo de aliados, lo invita a tomar una copa de vino y hablar de negocios, cosas de las cuales las mujeres en ese lugar no hablan, casi como si fuesen dos mundos completamente separados en el mismo lugar.

Eso es lo que ve Yongsun, de un lado los hombres hablando de negocios, y del otro las mujeres hablando de la colección de verano de Channel. Ese panorama es lo que siempre odio, lo que siempre le enseñaron que debía respetar y esta harta, esta harta de tener que mantener la cabeza agachada, estar harta de tener que hacer lo que le dicen. Esta cansada de que la hayan condenado por el simple hecho se ser mujer, esta harta de que le digan que es lo que puede hacer y lo que no usando de excusa lo que tiene entre las piernas.

Esta harta de comportarse como toda una "señorita".

Toma una profunda respiración, camina con rapidez hacía el patio esquivando a cualquier persona que se acerque con la intención de hablarle y finalmente logra salir y sentir el aire fresco de la noche chocando su piel, ese aire que siente que recupera pero se le escapa del cuerpo en cuanto advierte la figura de Kim Seokjin a solo algunos metros de ella, sus ojos mirándola de esa forma que logra ponerla nerviosa al instante.

Rain [Kookmin Au] 📘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora