Los pajaros comenzaron a cantar y el brillante sol posaba sobre mi cara.
Poco a poco abrí mis ojos, dejé que se acostumbraran a tanta luz y cuando finalmente me desperté observé la enorme habitación.La decoración parecía ambientada en los 2000', todo en tonalidades rosas, posters de revistas en la pared, un aparador con espejo y maquillajes encima e incluso una bata perlada colgada de la banqueta que allí se encontraba. Todo esto le pertenecía a Nora, mi hermana, quien aún dormida plácida en su cama.
Por alguna razón siempre sentí una extraña sensación al despertar, pero nunca le encontré explicación alguna a ello, supongo que es parte de esta etapa llena de cambios internos, tener 17 años no es nada fácil a diferencia de lo que muchos piensan.
Me levanté y fui a prepararme un café en la pequeña cocina a un lado de la habitación.-Ugh, deja de hacer tanto ruido-gruñó Nora.
-Perdón por querer alimentarme, tarada
-Alimentate pero en silencio-Se acomodó y no tardó mucho tiempo en que sus ronquidos se escucharan.
Cuando terminé tomé mi morral negro decorado a mi manera, con parches escritos y llevaba dos chapitas de mi banda favorita, uno de Suga y otro de Namjoon, ambos muy relucientes. Tomé el pomo de la puerta de metal gris y salí, miré hacia mi izquierda donde se encontraba aquella escalera oscura con peldaños de hierro que iba en dirección hacia abajo, la oscuridad que emanaba era inmensa y el miedo que provocaba lo era aún más. Vivir en un almacen abandonado no era lo mejor, pero al menos era algo, las luces blancas iluminaban de manera tenue el pasillo que recorría desde mi puerta hasta la reja de salida y la rampa que hasta allí me conducía sonaba fríamente con cada paso. Despues de unos segundos, finalmente llegué a la reja oxidada que daba hacia el vecindario.
Al salir, el día se sentía cálido y colorido, todo lo contrario a lo que era mi hogar. Antes de comenzar mi trayecto, observé la casa de los vecinos y divisé a un hombre vestido con camisa blanca y un pantalón azúl que le llegaban hasta las rodillas, en su cabeza yacía una boina del mismo color y un morral marrón trazaba un camino desde su hombro derecho hasta su cadera.
Era el cartero, quien al terminar de entregar la correspondencia, caminó hasta mí y con una enorme sonrisa me saludó.
-¡Muy buenos días señorita Momo!- sus hoyuelos aparecieron.
Un momento.
Yo conozco esa sonrisa, esos hoyuelos, sus ojos, su lunar, su cabello, es... ¿¡ES NAMJOON!?
-¿Namu? -susurré.
Él me miro entre sorprendido e incómodo.
-Sí, señorita -su tono era calmado.
-¿El mismo Namu que es líder de Bangtan? -lo señalé con el índice.
No entiendo nada.
-No sé de qué hablas- su mandíbula estaba tensa en aquella sonrisa que ya se tornaba forzada- yo soy Namu el Cartero, mi trabajo es repartir la correspondencia, no estar en una banda siendo rapero.
-Dije líder, nunca mencioné lo de ser rapero... -entrecerré los ojos y fijé mi mirada en la suya... algo está mal.
-Ya me tengo que ir -carraspeó aún con su sonrisa.
-¡Pero, espera!
-¡Tengo trabajo que hacer, nos vemos luego, señorita!
Lo tomé del morral e hice que se detenga.
-¿Namu que te sucede? -ya me estaba preocupando.
-Suelteme y dejeme hacer mi trabajo... -su mirada se clavó en mí y su voz ya no sonó cálida-... o me cambiará.
Okay, ahora estaba confundida y asustada.
-¿Qué? Pero ¿Quién?
No tuve oportunidad de detenerlo cuando salió corriendo, iba a seguirlo pero una voz pronunció mi nombre...
-¡Momo vamos que llegamos tarde! -era Nami, mi mejor amiga y a su lado, Eider, mi mejor amigo.
Traté de contarles lo que sucedió mientras caminábamos a la escuela, pero es obvio que no me creyeron e incluso cambiaron de tema por las pavadas que decía.
...
La clase de matemáticas estuvo aburrida e incluso dormí un poco.
Estabamos los tres sentados en el suelo, disfrutando del recreo, hasta que yo retomé el tema de hoy a la mañana.
-Les juro que era él, sus hoyuelos, su carita toda preciosa y su voz, era él- recalqué.
-Ponele -dijo Eider con sarcasmo notorio mirando a Nami.
-Igual, sigo sin saber de qué rapero hablás, nunca escuché o ví nada sobre él -dijo ella acomodandose su cabello color cobre.
-Bangtan duh -hice una mueca de obviedad- miren -saqué mi celular y comencé a buscar "Persona" una de las tantas canciones de Namjoon, pero para mi sorpresa me apareció un cartel que decía "No se encontraron resultados" -Pero... ¿Qué mierda? -Atónita, busqué "Idol" en esa canción es él quien canta la primera estrofa, esta vez, sí encontré resultados, pero para mi sorpresa no era Namu quien comenzó cantando, sino Suga-¿Qué carajo está pasando? -adelanté el video y efectivamente, Namjoon nunca apareció en él.
El Namjoon rapero que yo conocía, en realidad no existía, nunca hubo canciones de él, ni tampoco era parte de Bangtan, no había información sobre él, nada.
Absolutamente nada.
-Esto está mal-susurré.
-¿Qué cosa? -Eider me miró extrañado.
-Algo está mal -miré a ambos de manera insistente- sé que Namjoon rapero existe o existió, pero es como que lo borraron de la existencia... es raro-murmuré.
-Nada aquí es normal... -soltó Nami y Eider la miró con una mirada profunda e intimidante.
-Silencio-empezó a reir- Ay chicas, no digan esas cosas, es un simple error de Momo y ya está -con su codo tocó mi brazo- se nota que no estás durmiendo bien, ya hasta alucinas.
La expresión de Nami era neutra, su mirada fija en mí, que hasta ya incomodaba un poco.
Se hizo la tarde y cada quien tomó su camino, arreglamos que nos veríamos mañana sábado y pasaríamos todo el día juntos. Así que sin más, llegué a casa, Nora no estaba así que supuse que estaría en el hospital trabajando. Cené carne que había en el horno y finalmente me acosté, seguía pensando en la extraña situación pero no sabía que hacer así que opté por tratar de dormir, aunque me costó un poco, lo conseguí.
Hoy fue raro, pero... no sería solo hoy.
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Change: Un nuevo día, un nuevo cambio.
AcakLlega un momento en el que ya no sé si lo que estoy viviendo es la realidad o tan solo una pesadilla... una incómoda y oscura pesadilla.