CAPÍTULO 4

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Ilarya:

Me sentí rara al teleportarme después de tanto tiempo.

Tuve que concentrarme mucho y visualizar muy muy bien el cuarto de Addie para poder aparecer allí todo lo rápido que quería. Lo conseguí.

La habitación estaba exactamente igual a como la recordaba, excepto por el hecho de que ella no estaba allí.

Me tomé la libertad de quitarme la túnica y colocarla con cuidado sobre uno de los sillones del cuarto antes de comenzar a divagar por la habitación.

Me acerqué a la ventana y observé a través de ella el bullicio de la ciudad, la gente que iba y venía y los guardas que los vigilaban.

Rezaba para que no le pasase nada a Azriel.

Pasó bastante tiempo hasta que escuché unos pasos que se acercaban hacia la habitación. No estaba completamente segura de que fuera a ser Addie, por lo que me escondí justo detrás de la puerta, para que esta me ocultase cuando se abriese.

Alguien giró el pomo de la puerta y yo clavé la vista en es sillón, en la túnica. Dioses, que se tratase de Addie, por favor.

La puerta se abrió, y vi como una melena negra, más larga de lo que recordaba, avanzaba hacia el interior de la estancia. Addie cerró la puerta sin darse la vuelta y emitió un ruidito cuando se percató de mi túnica.

Avanzó hasta ella y le pasó la mano por encima, entonces, salí de las sombras.

-Hola. -me limité a decir.

Ella dió un respingo y se dió la vuelta. Noté que había flexionado las rodillas y arqueado ligeramente la espalda, preparándose para atacar.

-¿I-Ilarya...? -pronunció mi nombre casi como si fuera ilegal. Tardó medio segundo en pasar de la sorpresa a la alegría. -Pero ¿qué...? -corrió hacia mí y yo hacia ella y nos dimos un fuerte abrazo. -¿Qué haces aquí? -Me separó de ella y comenzó a examinarme. -Pensaba que estabas muerta.

-No... No, estamos bien. -le aclaré.

-¿Y Ellyn? -preguntó mientras me soltaba.-¿Y Azriel?

-Bien. Estamos todos bien. Tú... -inconscientemente, mis ojos volvieron a posarse en la ventana, a los guardas que vagaban por la ciudad.

-Oh, bueno, bien, supongo. -debí de quedarme demasiado tiempo mirando al exterior porque ella dijo. -Oye, apenas notamos su presencia. -se refería a los guardas-. Además, ayudan a reducir los hurtos en la ciudad...

-Vamos Addie, no me vengas con eso... -protesté.

-Lo digo en serio Ilarya, podría ser mucho peor. -rebatió.

No quise continuar con esa estúpida discusión por lo que cambié de tema.

-Siento haber huido así de la batalla.

-No. No lo sientas, a fin de cuentas, todo ha salido bien.

La miré y le sonreí con cierto pesar, ella me devolvió el gesto.

Entonces, empecé a contó más o menos cómo habían sido los largos cuatro meses que habíamos pasado encerrados en la cabaña.

Luego ella me explicó los posteriores a la guerra.

Addie me relató cómo de duras habían sido las semanas de negociaciones y cómo sus padres habían conseguido un acuerdo tan bueno. También me habló sobre el gran poder que poseía Gennady, no solo en Ponderan, sino en todos los reinos. Básicamente, era el rey absoluto de los cuatro territorios.

También me dijo algo obvio, que nos estaban buscando sin descanso.Debido a eso, siempre había guardias. En todas partes. Incluso en el interior de palacio.

También habían interrogado a la familia real, a los soldados, ciudadanos... A todos. Incluso a Addie.

Ella consiguió convencerlos de que la habíamos obligado a ayudarnos, y coló. Pero eso no impedía que no estuviera estrictamente vigilada, al igual que sus padres y toda la población.

-Bien. Ahora tú me debes una gran explicación. -me dijo de repente. Yo fruncí el ceño. Ella me fulminó con la mirada. -¿Oh, vamos? Ilarya, tienes poderes. Tienes un poder extraño, que nunca había visto, ni siquiera he leído sobre él, me prometiste explicaciones.

-Oh, cierto. -ella puso los ojos en blanco antes de reírse.

Le expliqué todo. Merecía conocer al detalle lo que había acontecido desde aquella noche que había decidido salir por la ventana.

-Entonces... Tú y el príncipe...

-¿Quién? -pregunté. No sabía de quién hablaba.

-¡¿Quién va a ser?1 -exclamó alterada. -Azriel.

-Oh, claro. -La verdad es que me costaba pensar en Azriel como un príncipe. Azriel como príncipe. Me divertía esa idea. Para mí solo era... Azriel.

-Estáis juntos ¿no? Sois pareja.

-'Pareja' es un término que nunca hemos usado. -dije mientras la miraba frunciendo el ceño.- Sinceramente, nunca hemos hablado de qué somos exactamente... Pero supongo que sí. Es decir, yo le quiero y él me quiere.

Addie saltó en su sitio y dió un gritito, yo le puse mala cara y me levanté. Noté cómo me ruborizaba.

-¿Sabes qué? Llevo demasiado tiempo aquí, debo irme. -Ella me miró con mala cara, a lo que yo respondí. -Lo siento Addie, pero digamos que no dejé a Azriel en... las mejores condiciones.

-¿Ilarya...? -preguntó ella, cambiando por completo su expresión facial.

-Tranquila. Nada que no pueda controlar. -me apresuré a asegurar.

-Está bien. -dijo mientras se ponía también en pie y se acercaba a mí para abrazarme una vez más. -Ten mucho cuidado, ¿de acuerdo?

-Tú también. No confíes en nadie. -le pedí cuando nos separamos.

-Descuida. Lo tengo todo bajo control. -me aseguró.

-Nunca llegué a dudarlo. -me puse la túnica mientras le sonreía y me preparé para teletransportarme, pero antes le dije: -Recibirás noticias mías.

El rey del recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora