Parte única

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Yo de adolescente era esa clase de tío. Amargado, de morros todo el tiempo. Pillado por alguien que parecía tan amargado como yo. Ser Ulrich Stern era desagradable la mayor parte del tiempo y nada me detenía para demostrarlo. Incluso tenía un diario.

En otras palabras, era emo. La reina del drama.

Cuando se nos acabó la aventura de ser los salvadores del mundo en las sombras, sin Lyoko y sin X.A.N.A., tuvimos que enfrentarnos a un nuevo enemigo: ser personas normales. Y lo llevamos regular.

Aelita despegó como artista y se convirtió en una estrella adolescente. Apenas la vimos durante el primer año. Se desmadró un poco. Sin padres que le advirtieran o le pusieran freno, se dejó mucho en los estudios, acudía a todas las fiestas donde la dejaran pinchar de DJ y la prensa quiso dar la nota con cotilleos del corazón sobre ella con muchísimos tíos y tías (mentira, según nos confesó).

—He perdido la mitad de mi vida, sola, encerrada en Lyoko —decía—. Así que quería recuperar todo ese tiempo lo antes posible. Lo único bueno que he sacado ha sido dinero para mi futuro y descubrir que también me gustan las mujeres.

Cuando aterrizó, estaba agotada de ser el centro de atención y quería recuperar su vida normal, lo cual resultó difícil al principio, pero siguió con su pasión por la informática.

Jeremie se cabreó tanto por perder ese espacio seguro y especial que tenía con ella que hundió aún más la cabeza en sus estudios y tenías que esperar que él, de buena gana, quisiera compartir tiempo contigo. Si le pillabas de malas era peor que un ejército de abejorros de Lyoko. Nunca dilucidamos si él y Aelita rompieron con todas las de la ley, o si simplemente ella se cansó de tenerle juzgándole a todas horas, pero sé que sigue suspirando por ella. Nunca se ha atrevido a intentar recuperar el contacto y Aelita ha perdido la esperanza de reencontrarse con un amigo.

Yumi, Odd y yo nos quedamos juntos un tiempo, pero el año de diferencia que nos llevábamos con ella empezó a pesar muy rápido y, aunque nada había cambiado entre los tres, simplemente el tiempo fluyó de otra manera. Yumi se fue alejando poco a poco, siguiendo las expectativas de la familia. Nos veíamos por ahí, o cuando había clase de Pencak Silat, pero ya no era lo mismo.

Supongo que eso último es culpa mía. Antes de que todo lo de Lyoko acabara decidimos ser «solo amigos». Yo perdía la cabeza por ella. Pero su decisión fue lo mejor que me podría haber pasado, pero para mí fue una ruptura y, obviamente, pasé por la parte de cabrearme sin razón alguna (sí, aún peor que antes). Yumi se alejó de mí por prudencia. Lo bueno es que ahora sí podemos decir que somos amigos.

Pero entonces quedamos Odd y yo. Y nuestra pasmosa habilidad para suspenderlo todo. Yo estaba hundido, pero él... ¡Ahh, seguía siendo igual de histriónico! ¿Cómo era posible? Y cuando le pregunté...

—¡Porque tengo ganas de hacer muchas cosas! Mira, Aelita dice que estará por aquí en unos días. Quiero entregarle una nueva demo y que la pase a algún productor, a ver si les gusta mi música. Es un rollo muy distinto al suyo...

—De esos que te hacen estallar la cabeza, sí —me reía, aunque apenas se me notaba una mueca.

—... pero sé que puede triunfar. Se me da bien el tema de vídeo, ¿sabes? Si nadie me quiere por mi música lo harán por mis clips. Además, le pediré una cita a Asra, me siento con ganas de salir con alguien.

Entonces se me quedó mirando y me di cuenta de que era yo quien le miraba fijamente. Eché la vista al suelo, aterrado. Mi cuerpo se rebelaba contra algo, pero solo encontraba rabia y miedo tapándolo todo. Me preguntó si estaba bien, pero le oí como de lejos. Y estábamos en nuestro diminuto cuarto de la Academia Kadic. Mi cuerpo puso el piloto automático:

Camiseta para dos [Ulrich x Odd - Código Lyoko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora