Parte diez:
Christian lo había comprendido en el momento en que Adele ahueca su barbilla entre sus manos y la acerca con suma delicadeza hacia ella. No solo contenía su respiración, sino que también el revoltijo de pensamientos, de sensaciones que de forma precipitada la abarcan a simplemente sentirlo todo. Y aquello le sigue aterrorizando hasta la médula desde hace ya tiempo atrás; las mismas ideas de autosabotaje, de ser su peor enemiga cuyo trabajo le sale espectacular. Ahora no quiere nada más que sentirlo... todo. O no, mejor, muchísimo mejor: sentirla toda. Christian se moría por desnudar a la rubia y tomarse su tiempo en saborearla.
Así que por el momento, su mente va en blanco y se deja moldear por las estructuras anatómicas de la rubia que usa las suyas para posicionarla como quiera. Y vaya que en vez de asustarla y obligarla a irse sin volver a mirar atrás, surge efecto contrario; porque aquella delicadeza que permanece en la rubia, la joven nunca lo había sentido. De vuelta, a ella le tocó la parte fea del mundo, le tocó el abandono, el desprecio, las miradas de superioridad que parecen todos tener menos ella. Y aquí está Adele, poniéndose a su nivel solo para poder besarla, convenciéndola de que esto que les está pasando a ambas, le es lo más sagrado, haciéndole creer que sus labios es el lugar donde la rubia puede pasar la noche sin inconvenientes.
Se deja fluir por el sonido de esas palabras. Se deja fluir por el trayecto que las mismas manos de Adele marcan bajando por su cuello, por sus pechos, por su abdomen, llegan al final de su blusa, la estira, se la saca. Chris comenzaba a sentir que la ropa estorbaba. Que el cuarto comenzó a infernar y el calor es inmanejable a estas alturas. Que Adele esta noche tiene mucha ropa puesta.
Por lo que le desabrocha el botón del pantalón y le baja la cremallera, temeraria al comienzo, pidiendo permiso implícito, tomándose leves segundos en mover cada músculo. A pesar de todo, recuerda perfectamente que hubo una vez en donde Adele no quiso verse expuesta frente a la joven y la detuvo para simplemente echarse a dormir entre besos y abrazos.
Adele no recuerda al parecer. Nunca tuvo ningún problema porque ahora es ella misma quien se quita los pantalones, y la blusa que estaba metida en ellos cae por sus muslos, arrugada, dejándole apreciar el encaje blanco que viste cautiva. Adele le alza la mirada y puede percibir cierta sonrisa malvada. Chris se muerde los suyos, luego los de su acompañante mientras toma el control de la situación y la lleva hasta la cama y los muslos de la ojiverde chocan perdiendo el balance y desvaneciendo la sonrisa enseguida. Caen juntas, los sonidos se entremezclan con el aire ya que sus labios se vuelven a unir y también parece ser que ahí, las dos mujeres, han pertenecido siempre.
Chris le besa el cuello. Adele lo echa para un lado dejándole camino libre a que bese y empape de saliva cada centímetro de piel blanca, cada lunarcito café que por ahí esté impreso de pigmento. Su pecho se tensa por las ajetreadas respiraciones que toma. La blusa resulta ser muy fina, sus senos comenzaban a apretar el encaje misterioso. Adele termina por frustrarse queriendo más, mucho más. Los besos, aunque encantadores y adictivos, no son suficientes.
Quería dientes, quería lengua, quería uñas enterrándole la piel; quería sentir dolor, sentir presión mientras Chris le separa las rodillas fuertemente para mantenerlas fijas en la cama y poder ubicar su pelvis en medio y hacer el amago de hundirse en ella. Nunca había sentido esta falsa necesidad de ser tortuosamente dominada; es que es muy raro en ella, fuera de lugar verse debajo de los brazos de otra mujer completamente entregada a que le haga lo que desee. Solo tenía que hacérselo saber. Solo tenía que decir esa palabra y estaba segura de que Christian podría con todo.
Dios, cómo quería ser ya de ella.
Y Christian no paraba de besarla. No plasmaba únicamente más que sus besos y Adele buscaba todo, todo de ella. Es tan parecido a los efectos que surgen luego tomarse dos botellas de vino por su cuenta bajo las intensas melodías de su canción favorita del momento. Así mismo se sentía estar debajo del abrazo de Christian y al mismo tiempo estar necesitada de ella.
ESTÁS LEYENDO
all the good songs were about you [PAUSADA]
FanficFANFIC Todas las buenas canciones eran sobre ti, incluso las tristes. Especialmente las tristes. ... Hello, it's me... again? Pero con un fic??? De Adele??!!! ¡Exacto! Si compartes adición por esta rubia preciosa (como yo), te invito a darle un vist...