── capítulo dieciocho ❜

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—Por favor no quiero problemas... y mi amo seguro tampoco los quiere, le pido por favor, que hagan lo que deseen, porque nosotros no seremos un obstáculo en sus planes, —dijo Jisung dirigiendo su mirada hacia todas las direcciones. No podía entender el porque no podía ubicarlos por ningún método. No podía verlos, no podía sentir ningún aroma desprenderse de ellos y no podía hacer mas que oír sus voces esparcirse por doquier.

—Pero que sirviente tan altivo... ¿Quién nos asegura que tu amo no querrá meterse con nosotros? No... no quiero arriesgarnos —hablo el hombre con un tono casi divertido. Parecía que buscaban un motivo para acabar con él y no ponía empeño en esconder su verdadera intención.

—Bueno, si quieren conocer a mi amo, están invitados a nuestra humilde casa, —espeto Jisung ya algo molesto por aquel tono tan creído que usaba aquel hombre y la voz que debería ser de una niña.

Los extraños solo rieron, como si Jisung acabara de contarles un chiste muy bueno.

Entonces tras las risas de aquellos, entre las calles y la oscuridad atascada en los callejones y esquinas, aparece una sombra, la silueta de un alguien que se acercaba hasta donde el castaño se encontraba parado. Si no fuera porque su olor no era tan diferente, Jisung se estuviera preparando para pelear, creyendo que era un tercer extraño.

—Minho... —pronuncio casi aliviado.

—Estabas tardando tanto... así que Jeongin me mando a buscarte y le prometí que regresaría contigo en una hora, —dijo el azabache cuando por fin estuvo parado a lado de su amigo viendo directamente hacia el frente, como si hubiera algo mas que cemento y una vía que parecía no tener fin.

—Y bien.. ya te encontré, vamos, —ordeno Minho, pasando por completo de las presencias paradas a unos cien metros de ellos, así como pasando por alto la conversación que habían tenido con Jisung, que inevitablemente oyó.

A Minho no le importaba aquellos extraños -puede que...-, ni siquiera por la evidente sed de sangre que ahora consumía todo el aire, estaba dispuesto a dejarlos en paz si ellos hacían lo mismo, pues justo ahora, le parecía innecesario derramar sangre por estupideces ni siquiera definía.

—Tú, al parecer, eres el amo de ese, —hablo la voz masculina cuando Jisung y Minho ya se habían volteado para irse. Le había molestado el que aquel llamado Minho pasará de ellos cuando obviamente los había percibido a la perfección.

Parecía que habían montado un teatro, en donde fingirian no conocerse.

El mentado no respondió ni dio señal alguna de haberles prestado atención.
Y eso​ molesto en demasía al otro sangre pura.

—Minho Von Tromer —llamo dejándose por fin de juegos.

El azabache detuvo sus pasos y junto con él, Jisung volteo hacia los extraños que conocían el nombre de su amo.

—Veo que vivir de una manera tan desganada le ha hecho perder los modales que el primer estirpe inculcó en usted. Es lamentable ver la ruina de un caballero, —dijo, como si lo conociese.

Minho suspiro.

—¿Cuanto tiempo ha pasado desde la primera y última vez que le vi? Sir, —respondió Minho mirando a aquel que salía de la sombra y se mostraba finalmente a la capacidad de Jisung, quien guardando silenció, no tenía idea de quien era ese hombre, pero al parecer su amo si.

—Me complace saber que su memoria sigue intacta, señor, —respondió Kihyun haciendo una leve reverencia—, es un placer volver a verle, señor... 

—¿Y qué es lo que te trae ante mi esta vez? —pregunto Minho obviamente molesto.

El llamado Kihyun sonrió de una manera que a Jisung no le agrado en lo más mínimo. Como si hubiera estado esperando que el momento de dicha pregunta llegase.

      ᥫ᭡ 𝐕𝐀𝐌𝐏𝐈𝐑𝐎: 𝐄𝐋 𝐒𝐈𝐍𝐈𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎 !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora