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Las parejas destinadas han sido una leyenda durante varios años pero los lobos en la actualidad no creían en aquello.

Se unían a sus parejas algunos por amor y otros simplemente para poder tener su manada.

El olor de los lobos disminuyo con el tiempo, tal vez la Diosa Luna dejo que eso dejara de pasar para que así las personas en la tierra buscaran sus amores.

O simplemente porque aquellas creaciones se volvieron tan arrogantes que decidió quitarles eso, su olor.

Desde varias décadas los lobos no percibían olor alguno.

No podían sentir el olor de sus parejas ni de sus crías.

Los libros estaban repletos de historias de destinados y a un joven de veinticuatro años les gustaban aquellas.

Todas las tardes después de terminar de ayudar a su madre en su pequeño restaurante iba a aquella biblioteca.

Un joven no mas de veintiocho años lo esperaba en la entrada, cabello algo rizado y unas mejillas abultadas. Si bien era un alfa su apariencia lo hacia lucir como una pequeña ardilla encantadora.

—  Hola Felix, de nuevo por aquí. —  El castaño tenia en sus manos algunos libros nuevos que habían ingresado.

¿Hay algo nuevo de parejas destinadas?

—  Te encantan esas historias… lamentablemente no, están los mismos de siempre los que has leído en varias tardes.

—  Oh ya veo… es triste que ya no escriban historias así, al menos que las inventen o no se. Como sea iré a leerlas de nuevo.

El rizado asintió viendo como el menor se adentro perdiéndose entre los libros.

Felix fue al mismo lugar de siempre, en una pequeña esquina había un sillón de tamaño mediano.

Tomo los últimos libros que estaban al final del estante.

“The love is poison", “my little love" y “the butterfly blue".

Eran sus favoritos.

No recordaba con exactitud cuantas veces había leído aquellas historias.

Se acomodó para comenzar su lectura dejándose llevar de nuevo por aquel romance que anhelaba tener algún día aunque eso fuese algo difícil.

Llego hasta el capitulo cinco cuando a sus fosas nasales llego el olor a tierra mojada, su primera reacción fue asustarse ya que eso le decía que la lluvia había llegado.

Dejo el libro a un lado para acercarse hasta la ventana pero al llegar vio que afuera había un clima soleado pero sin embargo el olor a tierra mojada lo embriagaba.

Miro a su alrededor sin saber muy bien lo que estaba accediendo el olor se hacia mas fuerte a medida que sus pies comenzaban a avanzar hacia donde se encontraba el castaño.

Comenzo a sentirse mareado debido al olor tan fuerte que lo golpeaba abruptamente.

¿Acaso? No, no imposible… un lobo no puede oler así.

¿Pero porque el rubio que se encontraba frente suyo olía de esa forma?

Antes de siquiera llegar hasta la entrada el olor se hizo mas intenso al toparse con un muchacho alto que estaba rebuscando entre los libros de medicina.

¿Por qué olía a tierra mojada?¿Acaso se dio un baño? Pero no huele a perro mojado…

Camino con cuidado pasando por detrás del mas alto sintiendo el aroma de este.

El rubio sintió la presencia de alguien detrás de el así que se giro para ver quien era encontrándose con un lindo peli rojo con pequeñas pecas en toda su cara.

—  ¿Necesitas algo?

El estómago de Felix comenzo a dolerle, como si algo estuviese revoloteando en su interior. Como si las mariposas estuvieran allí.

¿Acaso lo de sentir mariposas cuando vez a alguien lindo es verdad?

—  Lo siento, no, no es nada… disculpa.

Y con eso último el pecoso se fue del lugar. Dejando los libros en aquel sillón.

Libros que luego fueron descubiertos por el rubio quien los tomo para empezar a leerlos.

PETRICOR | HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora