la vida de mis amigos #1

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Luego de ese largo día de escuela, Niki llevó a Sunoo a casa, ya que había quedado en que cenaría con su madre para celebrar su regreso a casa después de pasar un mes en el extranjero para apoyar con causas benéficas. La madre de Sunoo, a los ojos de Niki y de todo el que la conocía, era un verdadero ángel caído del cielo. Sin embargo, así como era bondadosa, era extremadamente humilde y abnegada por completo a la felicidad de aquellos que le importaban.

Y el primero en esa lista era el adorable Kim Sunoo.

— Sunoo-ssi, cariño, te extrañé tanto— le dijo su madre, abrazándolo con fuerza.

— Y yo a ti, mamá, ¿cómo te fue?— le preguntó, con una enorme sonrisa en su rostro.

— Ver las sabanas africanas fue realmente impresionante, pero no podía dejar de pensar en ti, mi pequeño querubín— le dijo, acariciando su cabello mientras lo abrazaba.

Y Sunoo tenía suerte de que no estuviera ahí para escucharlo, porque realmente me reiría de esos apodos hasta que nos salieran canas.

— ¡Riki-ssi, qué gusto verte!— le dijo a su yerno al verlo.

— Me alegro de saber que le fue bien, señora Kim— le dijo, sonriendo.

— ¡Vengan, vamos a comer! —los invitó con una sonrisa—. ¿Dónde está Jungwon-ssi? También quería verlo.

Niki y Sunoo se miraron entre ellos, Sunoo aguantando un poco la risa, mientras Niki daba la respuesta que iniciaría el tema de conversación de toda la noche.

— Bueno, Jungwon debe estar en algún lugar de Hybe Park con su novio.











Tal como lo hacía siempre, Sooha se había quedado un rato más a practicar en las salas de ensayo del equipo de baile. Estaba aprendiéndose una nueva coreografía, una canción que Heeseung nunca había escuchado antes, algo extraño para él, pues creía estar al tanto de todo lo que a Sooha le gustaba.

Y lo estaba, porque Sooha odiaba esa canción, pero era lo que la gente de su empresa le había pedido que practicara para su próxima audición. Y creía que el sentimiento de decepción al ver a Heeseung ser un completo idiota conmigo y Jay sería suficiente para poder interpretar aquel rabioso sentimiento que conllevaba la canción. Era apenas un demo, algo que Heeseung notó al escuchar líneas con la voz de Sooha, pero ella ya sabía que sería otro intento fallido de intentar encajarla con un grupo cuyo concepto no iba con ella.

Heeseung se mantuvo apoyado en el marco de la puerta, Sooha estaba tan concentrada que no lo notó. Pero cuando lo hizo, se decidió a ignorarlo.

— Eso es nuevo, ¿ya confirmaron tu debut?— le preguntó, ese tono pedante que había usado conmigo había desaparecido completamente de su voz.

Sin embargo, el silencio de mi amiga dijo más que mil palabras. Heeseung suspiró y bajó la mirada.

— Sooha, ¿no vas a hablarme por lo que pasó con Jungwon?

— No, no quiero que creas que soy otra cazafortunas.

— No quise que saliera de esa forma...

— No, creo que eso fue exactamente lo que quisiste, Heeseung.

— ¿En serio vamos a discutir por eso?

— ¡Jungwon es mi amigo! Y es el chico más puro y humilde de toda esta escuela, un chico al cual fuiste lo suficientemente afortunado de enamorar, ¿y tu respuesta a eso cuál fue? Jungwon tenía razón, ¿en serio esperabas que él te persiguiera como un perrito faldero toda la vida cuando más de una vez le has dado a entender que no tiene oportunidad? Porque el gran Lee Heeseung es tan inmaduro que no puede salir con chicos menores, y el único chico menor que él con el que salió terminó siendo estigmatizado por toda la escuela como un patán cuando en verdad el idiota que no entendía lo que él necesitaba fuiste tú.

Aquello fue un golpe bajo para Heeseung, un balde de agua fría que le hacía mucha falta. Sooha sabía que Heeseung era un buen chico, pero tenía algo con Jay Park que lo hacía cambiar en un abrir y cerrar de ojos con solo su presencia. La verdad es que había notado ese cambio, lo había sentido también. Pues el Heeseung que me había enamorado nunca habría hecho todo lo que hizo ese día. 

— Lo lamento, Sooha— le dijo, avergonzado.

— Es a Jungwon a quien le debes una disculpa, una muy grande— le dijo, tomando su bolso para intentar salir de la sala de prácticas.

— Está lloviendo, Sooha —le dijo Heeseung, tomando su muñeca—. Deja que te lleve a casa.

Sin embargo, Sooha se zafó de su agarre, aferrándose a su bolso.

— Honestamente, después de hoy, prefiero la lluvia.











Jake y Sunghoon veían televisión después de clases en el apartamento de Sunghoon, quien vivía solo ya que sus padres seguían viviendo en Suwon y él había decidido mudarse más cerca de la escuela luego de vivir por meses con Jay y su familia para poder estudiar. Cuando Jake no quería volver al dormitorio, la agencia le había dado permiso para quedarse ahí, algo que ambos apreciaban mucho. Pues había un secreto del que nadie podía enterarse, un secreto que los lastimaba a ambos por igual y que, según sus agencias, los perjudicaría catastróficamente en sus carreras de hacerse público.

Jake y Sunghoon eran más que amigos.

Honestamente, no lo creía cuando me enteré por primera vez de lo que pasaba, pero Jay me lo confirió esa noche mientras me llevaba a casa luego de ir a comer un helado para ayudarlo a calmarse. Todo empezó cuando Jake se mudó de Australia para empezar su entrenamiento y Sunghoon fue transferido a la escuela. Los padres de Jake eran empresarios muy importantes en Brisbane y socios mayoritarios en Hybe Park, y a Sunghoon lo patrocinaba dicha empresa desde que empezó sus primeros entrenamientos para el equipo nacional de patinaje artístico. Ambos hicieron conexión casi inmediatamente, al punto que Jay, el viejo amigo de Jake y nuevo amigo de Sunghoon, empezó a sentirse como un mal tercio entre ellos. 

Algo que no confirmó hasta que los atrapó besándose un día en el séptimo grado.

Sin embargo, luego de que Jake debutara y Sunghoon oficialmente compitiera para el equipo olímpico, habían empezado a ser mucho más cuidadosos con su relación. Fuera de ellos, sólo Jay y yo conocíamos la verdad, y era una verdad que me causaba iguales dosis de dolor y ternura.

Porque a pesar de no poder compartir su amor con el mundo, ambos eran felices cuando nadie los veía.

Porque se tenían el uno al otro, y eso era lo único que importaba.

Y esa fue una lección muy valiosa para mi relación con Jay.

not my crush! | jaywon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora