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La siguiente vez que Luke y Anthea se encontraron fue dos días después frente a una máquina de café. Eran las once de la noche, pero en las clínicas no hay horario. Siempre hay algo que hacer, ninguna luz se apaga en los pasillos. Enfermeras trotaban de un lado a otro con informes en sus manos y rostros cansados. La pelirroja venía saliendo del ascensor, dispuesta a irse a su casa, luego de compartir varias horas con su prima.

Fue ella quien reconoció el cabello alborotado y claro del chico, además de que llevaba el mismo suéter. Sonrió de lado y se acercó a él.

—¿Por qué tomas café tan tarde?— Fue lo primero que le dijo, al estar a una distancia prudente. Luke no la había visto, por lo cual dio un pequeño salto en su lugar. Subió la mirada y las comisuras de sus labios se movieron hacia los lados, formando una especie de sonrisa incompleta.

—Sólo me serví leche tibia. De seguro no voy a poder dormir, si tomo café sería aún peor.— Anthea soltó un "oh" mudo y se acomodó en su lugar. Por el borde de las mangas del jersey del chico se veían las vendas, y un diminuto escalofrío la recorrió. Él no se dio cuenta.

—Si quieres me puedo quedar contigo, y caminamos un poco.— Dijo Anthea, segundos después notando lo extraño que aquello pudiese sonar, viniendo de una total desconocida para él. Aún así, ella pudo jurar que una pizca de felicidad llenó el rostro de Luke, quien resultó sorprendido.

Nunca nadie había deseado pasar tiempo con él.

—¿Segura?— Preguntó, a pesar de que en realidad era él el que debía responder esa pregunta. La chica asintió con la cabeza.

—Sólo déjame hacer un café; tengo un poco de sueño— Dijo y rió un poco, presionando botones en la máquina e introduciendo unas monedas por la ranura. Agarró un pequeño vaso de plástico y lo llenó hasta la mitad con café puro, para luego ponerle leche hasta completar el contenido del envase.—Listo— Anunció, sonriendo. Luke se preguntó en silencio si no se cansaba de sonreír, o si lo hacía de manera consciente.

Ambos se alejaron de la máquina y empezaron a caminar. Antes de el incidente de su  prima, Anthea jamás había ido a aquella clínica. Ni siquiera la conocía. Luke tampoco, pero la última semana de su vida había requerido de recorrer a través de una camilla la mayoría de la estructura. Tenía cierta noción de donde estaban las cosas.

—Veo... veo que te gusta el café oscuro.— Comentó inseguro el chico. Demonios, era una observación tan estúpida. Anthea alzó su vista y asintió con la cabeza.

—Me mantiene despierta, supongo. Y sabe bastante bien.— Luke en realidad tenía sus reservas hacia las personas que tomaban café; y por primera vez en su vida, no se guardó las palabras.

—Tú puedes dormir cuando quieras, no deberías buscar maneras de evitarlo.— Anthea no pudo evitar fruncir el ceño. No sabía que Luke tenía insomnio, y tampoco lo pensó sino hasta que él mismo se lo dijo. —L-lo siento.— El chico bajó la mirada a sus zapatos desgastados. —Sufro de insomnio desde hace varios meses.

La chica no necesitó pensarlo mucho para dejar su café a medio tomar en el cubo de basura unos metros después. Luke se sintió culpable.

—No tenías que botarlo.

Anthea se encogió de hombros y le sonrió. Él pensó que quizás era una de esas sonrisas hipócritas, pero la verdad era todo lo contrario. Caminaron un rato más en silencio hasta que la chica decidió hablar.

—Tomo café porque cuando duermo tengo pesadillas.— Aquello llamó la atención de Luke, quien la miró sin detener sus pasos.—No pesadillas como cualquier otra persona.— Aclara—Son de ese tipo de sueños oscuros que hacen que te despiertes en medio de la noche sudando, con el pulso acelerado y a veces incluso gritando o llorando.— Explicó la pelirroja con mirada perdida y sin rastro de verdadera incomodidad por su situación. Como si estuviese acostumbrada. —Llegó un momento donde decidí que sería mejor llenarme de cafeína y dormir lo mínimo posible.— Para finalizar su argumento, rió débilmente. Burlándose de sus propias palabras, arrebatando la importancia y atención que éstas merecían.

—Siento mucho eso.— Murmuró Luke, su culpabilidad incrementándose.—Podemos devolvernos por más café.— Anthea negó con la cabeza.

—No hace falta, de verdad.— Y volvió a sonreír.

Sin saber cómo, llegaron a una parte solitaria de la clínica. Las luces seguían encendidas, pero no se escuchaban pitidos ni pasos nerviosos cercanos a ellos. Sin previo aviso, Anthea se sentó a un lado del pasillo en el que estaba y se apoyó de la pared, sus piernas extendidas hacia el frente. Luke frenó su paso para verla, y ella golpeó suavemente el piso a su lado, invitándolo a sentarse.

—¿Por qué mejor no te sientas y hablamos de las cosas que amamos?

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a/n: tres meses sin subir capítulo... no sé si aún tendrán esto en su biblioteca; espero que sí. empezaré a subir más seguido, ya que he tenido varios problemas familiares y—al parecer— las cosas empiezan a mejorarse.

espero que les guste el capítulo, por favor voten y comenten xx

pd: si quieren una dedicación, pídanlo en los comentarios c:

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⏰ Última actualización: Aug 06, 2015 ⏰

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