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A pesar de que las ventanillas estuvieran unos milímetros abiertas, en el carro había un calor jodidamente sofocante, y cada vez más y más infernal, apenas entraron, no hubo vuelta atrás. Pol no tuvo tiempo para pensar y Arm tampoco pensaba dárselo.

—... mh- sí, maldita sea— Arm gimió cuando Pol mordió su cuello y continuó haciendo un camino por su clavícula.—... ¿ya no estás indeciso?

Pol amasó su trasero mientras seguía deleitándose de la suave piel y su sabor, Arm apoyó sus manos en el asiento del auto, cada pierna al lado de las caderas de Pol quedando a horcajadas y ondeó su cadera, a ambos se les atascó un gruñido en la garganta.

—No. Sin dudas— respondió Pol, apresando un pezón entre sus labios y ganándose un gemido lastimero. Jugó con el, tirando entre sus dientes y separándose un milímetro.—Te escojo a ti.

—Y yo a ti, carajo- una y mil veces.

Pol no entendía como demonios, estuvo tanto tiempo al lado de Arm y no lo tocó, no lo besó, no lo probó, joder, todo su cuerpo allí sobre su entrepierna era una completa tentación. Sus manos acariciaban toda la extensión de su espalda, hombros, y cintura en una deliciosa figura que le invitaba a continuar, a marcar, a hacer lo que quiera.

Le parecía increíble como el simple tacto cambiaba de significado en ese momento, ese toque significaba mucho más, su corazón no pensaba dejarlo ir. De hecho, Arm también pensaba la mismo, no quería dejarlo ir, quería que ese momento fuese eterno, quería que Pol no lo olvidara, los sentimientos resguardados empezaban a surgir como una tormenta.

—¿Quieres hacerlo aquí?— preguntó dejando caer su cabeza en el respaldar del asiento.

—Sí, vamos, luego lo hacemos en mi casa...— susurró Arm dejando un camino de mordidas por sus clavículas, realmente amando como sonaban los jadeos de Pol.

—Permíteme...

Arm cerró sus ojos cuando Pol tomó sus lentes, retirándolos de su rostro y dejándolos en el asiento delantero.

—Veo borroso— se quejó Arm tratando de enfocar. Pol le dejó un beso en los labios.

—No necesitas ver, minion.

Pol desvió sus manos hacia el borde del pantalón de Arm, desabrochando y tomándolo de la cintura, hizo que cambiaran posiciones y lo dejó bajo su cuerpo, acariciaba y besaba su abdomen, arrancándole el pantalón y los zapatos en un santiamén, por último la ropa interior. Arm mordió su labio y se sostuvo del asiento delantero para no desmoronarse al sentir como Pol tomaba su erección con su boca, aferrándose a sus muslos y a su cadera.

Cerró sus ojos y se dejó caer contra la puerta, le agradecía a los dioses que sus ventanillas eran polarizadas y el haber estacionado algo apartado de los demás automóviles, porque no tenía cabeza para pensar en algo más que Pol desquiciándolo con su boca, era mucho muchísimo mejor que sus fantasías. Joder, sobrepasaba toda expectativa que tuviera.

—Mh... P-Pol~ ¿q-qué haces?

Quiso llorar por la pérdida en su miembro, pero observó cómo Pol sacaba de su bolsillo un sobrecito y abrirlo con los dientes, dispersando por sus dedos en líquido.

—¿De dónde sacaste eso? ¿Pensabas hacerlo con alguien más? Idiota...

—Me lo dió Pete, minion celoso— le respondió Pol, insertando un dedo y analizando la expresión de Arm, que se dividía entre aliviada y deseosa.—Ese imbécil siempre tiene a la mano.

—Algo bueno salió de su relación- ¡oh!

Las palabras se le atragantaron, sentía como si le hubiesen cacheteado muchas veces y le costaba respirar, esos dedos curiosos y delicados a la vez, junto a la cálida y húmeda boca de Pol, mimando su miembro, joder... podría desmayarse allí mismo, pero no podía, porque necesitaba la experiencia completa. No podía morir antes de tener la follada de su vida, mierda, claro que no.

¿Por qué no? [PolArm] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora