Capítulo 1

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Disclaimer: Todo lo reconocible pertenece a sus creadores Yoichi Takahashi y SHEI-SHUA. Esta historia es sólo para entretener.

 Esta historia es sólo para entretener

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París, Francia.

La lluvia nunca había sido un impedimento para que los parisinos gozaran de una celebración, así que incluso si el cielo decidía venirse abajo en Nochevieja, las luces iluminarían los caminos y el bullicio de las fiestas resonaría en las calles desde antes y hasta mucho después de que la cuenta regresiva hiciera estallar los fuegos artificiales.

Fieles a la tradición, los miembros del PSG que no habían viajado para reunirse con sus familias, se habían juntado para recibir el año nuevo, la emoción de la cena empujándolos a mudar la diversión de un elegante restaurante a un finísimo bar, cuando el volumen de sus risotadas comenzó a incomodar a los demás.

Ninguno admitiría la culpa por emborrachar a Pierre y sonsacarle la tarjeta negra para costear la mesa y el descorche de la botella, aunque la defensa del equipo se esforzaría por pasar desapercibida el lunes por la mañana, cuando las vacaciones terminaran y los entrenamientos se reanudaran. Viendo el espectáculo que Napoleón montaba en la pista y advirtiendo un par de teléfonos inmortalizando el momento, Misaki pensó que sus compañeros tendrían mucha suerte si conseguían librar la furia del delantero cuando se le pasara la borrachera.

«Ojalá me pasen el vídeo, antes de que Louis les rompa los teléfonos», se dijo, riendo para sus adentros. Había bebido lo suficiente como para sentir las mejillas arder, pero quería creer que del Trío de los Príncipes (un mote que la afición inventó para referirse a la poderosa línea ofensiva que dominaba el estadio local) todavía era el que mejor aspecto y control tenía. Quizás realmente lo fuera, aunque las cosas podían cambiar con facilidad.

—¿Quién es más probable que acabe llorando y jurándonos amor? —preguntó uno de los delanteros, en la mesa de junto.

Desde que el capitán admitió no conocer ninguno de los juegos para beber que solían animar las fiestas, el equipo había tomado por costumbre poner en práctica alguna dinámica en las poquísimas, pero muy alocadas reuniones que llegaban a tener a lo largo del año. Misaki no tuvo problema con que lo hicieran, hasta que se vio perdiendo en el beer-pong, el flip-cup y hasta en el nunca-nunca.

Escuchando que los miembros ya comenzaban con otro de sus jueguitos y suponiendo que la respuesta a aquella pregunta no sería otra más que su nombre (nadie iba a dejarlo olvidar su cumpleaños, en el que acabó tan borracho que se puso a chillar mientras les decía a Pierre y Napoleón lo mucho que los quería), el mediocampista japonés optó por salvar lo poco que le quedaba de dignidad mientras aún tuviera la oportunidad y se escabulló como pudo hasta la planta baja del bar.

Todavía podía oír las risas y el grito a corro llamándolo por encima de la música, pero estaba seguro de que ninguno de los ebrios allá arriba daría pronto con él. «Se olvidarán de mí, ya volveré cuando inicie la cuenta atrás», pensó, mientras se abría paso hacia la barra.

Destinos cruzados [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora