Hoy al ser un día más de trabajo en un pequeño café internet del pueblo, como todos los días puse manos a la obra, abrí el local y me dediqué a atender clientes ya que en este lugar se ofrecen diferentes servicios como impresiones y fotocopiado, un servicio con alta demanda, todo muy bien y tranquilo hasta que, vi a una cliente de esas que te suben el nivel de estrés al máximo "¡Uy! ahí viene esa señora!" pensé. Esa sensación de ver a una persona que no querías atender porque ya sabes que es súper difícil de tratar, bueno, al menos la gente que ha atendido clientes sabe a lo que me refiero.
Ha venido varias veces a la tienda, es una adulta mayor, todo su cabello era blanco y corto parecía una nube suave sobre su cabeza, caminaba ya encorvada por el peso de los años, pero, le falta un tornillo, no le importa si estoy atendiendo a alguien más ella exige que le rente una computadora inmediatamente y no solo eso exige que la ayude inmediatamente con lo que pide, y bueno, antes de que me haga una escena, simplemente y de manera amable le digo que ya la voy a atender.
– ¡Muchacha, pero rápido que tengo una conferencia con el presidente! – me dice la señora. Le rento la computadora, me pide ayuda para entrar a su Facebook, claro "con gusto" le ayudo, no me alejo, pero mientras escribe la contraseña me manda una afilada mirada como si yo de verdad quisiera saber su clave. Mientras le muestro donde están sus publicaciones veo que, en realidad, su "conferencia con el presidente" era un enorme estado en su perfil etiquetando al presidente de la Republica de Costa Rica, en donde solo ella escribía comentario tras comentario, sabrá Dios que tanto escribía.
Esta vez estaba más calmada y mientras usaba la computadora veía como tarareaba alto algún acorde algo confuso, un poco aterrador, un poco gracioso, mientras seguía con mi trabajo me preguntaba: "¿Como habrá sido la vida de esta mujer? Siempre viene sola, ¿Qué pasara por su mente cada día?"
Entre todas las historias que me vienen a la mente, empiezo imaginármela de joven, una linda niña, un poco incomprendida, estudiosa, trabajadora desde pequeña, y no muy popular, llamémosla Ana.
Ana, a los 10 años presencia el abandono de su padre, dejando solo una nota "No puedo soportarlo más, lo siento Lucia, sé que soy un cobarde" . Se fue con otra mujer y para evitar pagar pensión se fue con su nueva esposa a otro país sin dejar rastro, Ana entró en depresión, ella lo quería mucho, ¿no se supone que vería a sus padres envejecer juntos? Su madre también cayó en una fuerte depresión, culpó a Ana y desde entonces la despreció.
A 17 años siendo una joven bellísima, tenía un cuerpo esbelto, no importa que estilo de vestido usara, todos lucían hermosos en ella, su rubio y largo cabello ayudaba a que pareciera que un aura divina la rodeara, le encantaba ir al colegio, su materia favorita: Estudios Sociales, le gustaba la historia y la política.
Soñaba con algún día ser canciller, diputada, defensora o hasta presidente de la República.
Le importaba poco las amistades y menos los hombres, pero al ser tan bella e independiente las chicas del salón la odiaban y los chicos la perseguían.
Siendo una niña poco sociable, tiene tiempo solo para ella, sus sueños y todos sus pensamientos, solo un amigo fiel tenia, ¡Chucho! su perrito fiel quien la espera con ansias en casa. Es a quien le cuenta todas las aventuras de su día a día, porque si iba en el bus de camino a casa ella imaginaba que iba en avión y eso le contaba a Chucho.
Una tarde de camino a casa escucha que alguien la llama –pss pss muchacha– era la voz de un hombre adulto – ¡Ey muchacha! – este la estaba siguiendo, ella atemorizada caminó más rápido rezando para que no la fueran a asaltar o quien sabe que, en esos momentos solo se podía pensar lo peor, y entre más rápido caminaba más fuerte escuchaba los pasos detrás de ella, hasta que llego a su casa tocando fuerte la puerta.
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Ana, la mujer soñadora
Historia CortaUna chica con grandes sueños, una triste realidad. ¿Quién es la verdadera victima de esta historia?