⁰³-'ᵗᵃⁿ ⁱⁿᵗᵉˡⁱᵍᵉⁿᵗᵉ ᶜᵒᵐᵒ ᵘⁿ ᵒᵐᵉᵍᵃ-'

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Todo el mundo cree que los alfas son como animales, sin sentimientos o raciocinio que los haga pensar algo más aparte de cosas básicas, tan básicas como lo es comer, dormir y defecar. Pero qué tan equivocados están, pues son como cualquier otro humano. Claro que ellos no lo entienden; pero el peli gris lo sabe mejor que nadie.

Han pasado algunos días desde que el alfa peli negro llegó a su nuevo hogar con sus hermanos; pero había algo que no lo convencía, algo que tenía que ver con el fuerte olor a bosque que le trae paz en su ser. No era estúpido como para no saber que desde siempre había algo mal en él y sus hermanos, eran diferentes.

Había escuchado hace algunos años que los alfa tenían lobos, lobos que los guiaban y por ellos sentían a sus destinados, él nunca ha sentido algo así.

También se ha dado cuenta de los encuentros con el omega de la casa con dos de sus hermanos, aunque no se le haya explicado nada desde que llegaron, tampoco lo podían exigir, solo era unos alfas después de todo. Pero eso no hace que todo aquello le parezca extraño.

Pensó por un momento que solo serían unos juguetes más de esa mansión, pero no, porque el omega había salido a los dos días que ellos llegaron; y el mayordomo peli rojo les dijo que está era su casa.

No ha vuelto a hablar con nadie, aunque nunca habla, a él y sus hermanos se les ha asignado tareas diarias aunque un poco raras. La tarea de él era simple: despertarse, limpiar su habitación, ducharse y disfrutar del día.

Así que no es cansado, pero sí tedioso y preocupante, seguramente se trata de otro experimento. 

No sabe mucho de su vida, de quién es y que se supone que es, un simple experimento, lo había dicho hace tanto tiempo que no recuerda, ni siquiera recuerda a sus hermanos.

Pero ahora no le preocupa eso, su sufrimiento se terminará cuando muera. Aunque tiene miedo, miedo a morir y seguir teniendo esa vida.

—Hoy va a llegar el señor Park. Debemos tener todo preparado. —Dice un cocinero que va pasado apurado.

Él está feliz, extrañamente aliviado, no es como si estuviera contando los días en los que el omega no estuvo en casa, pero tiene la noción de eso. Sabe que el omega lo va a proteger, de todos, hasta de sus hermanos.

Todos están listos, en la biblioteca donde hay montones de libros, él y sus hermanos se encuentran sentados en el gran sillón y el beta les dice que deben de ir a un lugar, que dónde ahora están no es seguro. Es cuando cae en cuenta que le había gustado su vida, llena de paz.

Ahora sus hermanos tienen un nombre, menos él. Cuando le dijeron que debía escoger un nombre sabía que se refería al sentido de pertenencia, pero solo le pertenece a Park, Park Jimin.

Cuando menos se da cuenta, ya se encuentra en una camioneta negra, se dirige a un lugar, aunque no sabe a dónde. Solo espera que no sea una pelea.

Sus manos están hechas puños en su regazo, nervioso. Algo está ocurriendo, la casa estaba tan  agitada en los últimos días y las pláticas entre empleados solo dejaban más preguntas que respuestas. Pero no importa, no importa lo que él piense.

—Vamos chicos, adentro está el señor Park. —habla con respeto el beta peli rojo. Él, personalmente, le ha agradado, los trata de una forma que nadie lo ha hecho y él está feliz por ello.

Todos, como siempre siguieron al beta, en fila, no parecían humanos pero no importa; siempre parecían máquinas. El alfa camina lentamente y con cuidado, sabe que las cosas empeorarán, podrían regresarlos, volverlos a vender, lo que sea; sabe que es malo.

𝙁𝙞𝙫𝙚 𝙈𝙞𝙣𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora