Kama-Sutra para tontos

6- De la teoría a la práctica

Aunque me costó tomé mí segundo aire de paciencia, no puedo dejarme sobrepasar.

- ¿Quieres tomar algo?

Pregunto con una sonrisa tomandolo desprevenido.

- Si ¿Que tienes?

Responde subiendo un ceja.

- Te compre cerveza...

Digo yendo a la nevera esquivando su mirada que debo admitir es un poco intimidante.

- ¿No tienes algo más fuerte?

Replica caminando donde estoy.

- Ehhh ,creo que tengo un tequila que me regaló Mía...

- ¡Perfecto!!

Si , no nos vendrá mal adormecer un poco nuestros sentidos.

Con la punta de mis yemas adro las pequeñas puertas y busco con la mirada el banquito que siempre tengo cerca para llegar a la alacena de arriba.

¿¡Carajo, dónde está!?

- ¡Déjame a mi chichón del piso!

Me aparta tocando mí vientre y cuando sube sus brazos mis traicioneros ojos observan sus abdominales marcados.

- ¿En cuál dices que está...?

- Si no está ahí en el de al lado... Fíjate...

Sugiero siguiendo la leve línea de bello que nace en su ombligo y desaparece en el centro de su pantalón.

¿¡Dios se me ha aliviando la saliva!?

- ¡Aquí está! ¿Tienes los vasitos?

- Se llaman chupitos...

Lo corrijo alejándome de él , no quiero que me altere más.

- ¿¡Comenzamos con las correcciones...!?

Alzo mis mano en señal de bandera blanca.

- ¡No lo hago de nuevo! Sirve por favor...

Exclamó dejando los chupitos para ir a la heladera.
De allí saco un limon que corto en lonjas para cortar después en mitades. Busco el salero y lo dejo en medio de nosotros.

¿Nosotros?

¡Uhhhgg me dieron escalofríos!

Pienso en tanto lo observo servir la bebida transparente.

- ¿Sabes que es para darnos valor, verdad...?

- Obvio... ¡Pero hay que hacerlo bien!

Afirmo colocando tres trozos de la fruta a cada uno.

- Usted es la que paga , usted es la que manda...

Si es verdad, no suena para nada mal.

- A la cuenta de tres lo tomamos...

Él afirmo con su cabeza mientras a mí los nervios hacían que me picara la mano.

- Uno, dos...

Hice una pausa en tanto él se lamia los labios lentamente.

¡Dios!

- ¡TRES!!!

No lo pense mucho eche la sal torpemente en el dorso de mí mano y me mande el contenido que quemaba mí garganta y luego chupe el limón.

- ¡Mierda!!

Gruñi al sentir como pasaba todo

- ¡EL SEGUNDO!!