G A M E S. {Justin Bieber} #2 ©

{siete}

«I've missed you»

Cuando me tranquilicé un poco, Eric me preparó un chocolate caliente con un poco de nata por encima.

Vino a sentarse de nuevo a mi lado y me entregó mi taza. Le dediqué una sonrisa a modo de agradecimiento y bebí.

—Está rico—, murmuré, observando como él me miraba y luego le daba un sorbo a su chocolate.

—Lo sé, mi madre me enseñó un secreto—, me respondió con una sonrisa.

—Mmh... ¿Y puedo saber ese secreto?—, volví a darle un sorbo. Realmente era el mejor chocolate caliente del mundo que había probado.

—Aún no, bonita—, me guiñó el ojo y sonreí. Creo que me sonrojé un poquito.

Después de uno o dos minutos de tranquilidad, unos ruidos en mi puerta me sacaron de mi zona de confort.

Miré hacia Eric algo extrañada y decidí ir a abrir.

Un Justin despeinado, con cara de cansado y una botella de Vodka en la mano captó toda mi atención.

—¿Justin? ¿Qué te ha pasado?—, pregunté preocupada. Tenía claro que estaba algo borracho.

—Yo... Lo siento por...—, hipó—, por todo... Sé que soy un...—, otro hipo—, soy un idiota y, también un...—, tercer hipo—, un gilipollas, pero...—, un hipo más—, pero te amo, Ameline—, me miró a los ojos.

Por un momento me sentí culpable de que Justin estuviera así y quería acercarme y besarle, aunque estuviera borracho.

Eric me sacó de mis pensamientos antes de que cometiera un error.

—¿Qué hace este aquí?—, preguntó a mis espaldas.

—Es... está algo borracho—, susurré sin girarme. Aún observaba la cara de confusión y pena de Justin.

—Pues que llame a alguien que lo recoja y se vaya a su casa—, escuché de nuevo a Eric.

—No puede y tampoco lo echaré en el estado que se encuentra—, dije decidida. Me acerqué a Justin y lo ayudé a pasar. Lo odiaré, pero no se merece eso.

—Entonces me iré yo—, me dijo Eric y se acercó a besarme, asegurándose de que Justin nos miraba—. Nos vemos mañana.

Suspiré y asentí. Miró a Justin una vez más y se fue. Me giré y lo observé. Me acerqué a Justin.

—Deberías darte una ducha y alejar esa botella de tu boca—, susurré.

—Lo siento—, dejó la botella y volvió con el hipo.

Dios mio, me está poniendo de los nervios.

Me acerqué a él y lo besé, pero solamente para que aguantara su respiración. Me separé y esperé unos segundos. Ya no tenía hipo.

—Ven conmigo—, agaché la cabeza y cogí su mano para dirigirlo a mi cuarto—. El baño está allí a la izquierda—, él asintió y se dirigió al baño, encerrándose allí.

Toqué mis labios, recordando el sabor de sus labios. Le echaba de menos, pero me hizo tanto daño...

Es difícil confiar en él cuando me mintió con algo tan importante como que se iría de gira seis meses y no podía ir con él o verle.

Dejé de pensar y me dirigí a la cogina para prepararle una taza de café y ver si así se despejaba un poco su mente.

Estaba cansada ya que eran las 01:48 a.m. y seguía despierta a pesar de tener Universidad mañana.