Capítulo 1

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Hoy me he levantado fatal, y es Sábado, no sé que es peor.

Después de este chute absoluto de positividad, me parece que necesito aclarar porque escribo este diario. Realmente lo escribo porque cuando era pequeña e iba al psicólogo, (solo iba porque mi madre no tenía donde dejarme mientras trabajaba) ella me pidió que escribiera un diario. Según ella era para que aclarara mis emociones y centrara mi ira, obviamente no lo hice.

La psicóloga nunca quiso leerlo ya que le parecía una "violación a mi privacidad", asi que simplemente le decía que lo escribía y que me encantaba hacerlo.

La verdad es que a esa edad no estaba muy por la labor de mejorar mi salud mental, pero ahora en cuarto de la ESO, no estaría mal intentarlo la verdad.

Asi que, me decidí a seguir el consejo de mi antigua psicóloga, y escribir el maldito diario, decisión de la que me estoy arrepintiendo por cierto.

Hoy mi madre quiere llevarme a ver a su amiga con ella, a una cafetería a hacer lo que sea que hagan las viejas. Sinceramente me parece un buen plan, lo único que tengo que hacer es vestirme y maquillarme, sentarme allí y esperar a que la amiga de mi madre me diga lo guapa que soy y que debería ser modelo, ¿Qué debería responder a eso? ¿Gracias por darte cuenta?... Normalmente solo sonrío hasta que me quite sus intensos ojos azules de encima.

Sabiendo que en unas horas voy a estar en una cafetería llena de calorías, hace que mi mente solo pueda pensar en como saltarme el almuerzo. Si no lo consigo también podría vomitarlo, pero siempre que lo hago siento que estoy traicionando a mi madre cuando prometí no volver a hacerlo.
Así que simplemente le diré que voy a comer en mi cuarto y tiraré la comida por el retrete. Espero que a las ratas de alcantarilla les gusten las lentejas de mi madre.

Me gustaría que mi padre estuviera en casa para comerse las lentejas en vez de las ratas, pero seguramente que esté demasiado ocupado haciéndole fotos al culo de alguna modelo rusa, como siempre. Mi padre es fotógrafo, viaja mucho. Nada más que objetar de él.

-Kate ven a comer- grita mi madre.

-Hoy como en mi cuarto.

Me encanta bajar las escaleras corriendo, me encanta correr en general. Sin decir nada cojo mi plato y me voy.

Por cierto, hoy mi madre tiene menos arrugas de lo normal, será por la crema esa en la que se ha gastado la mitad de su sueldo, que estúpida.

A veces creo que mi obsesión por mi aspecto viene por mi madre, ella nunca ha sido guapa, y yo siempre he sido la chica más guapa sin importar a donde vaya. Es envidiosa, desde el día que nací ha querido negar mi belleza. No quiero sonar narcisista pero es la verdad.

Si algún día me sale un grano o mis labios se ven secos, simplemente finjo que estoy enferma para no ir a clase, si no soy bella no soy nadie.

Esos dias utilizo mi personalidad número tres, la más nostálgica y comóda. Se llama Elisabeth, y es una mujer porque la tristeza femenina es delicada y transparente, la masculina es puramente impotencia, odio a los hombres, odio que no tengan tetas.

Me estoy dando cuenta de que este diario está muy desordenado, pero bueno, los diarios están para expresar la mente de uno, la mía es desordenada, como el éxito.

Después de este desesperado intento de expresar mis emociones, voy a prepararme para ver a la amiga arrugada de mi madre, ew.

AY QUE SE ME HA OLVIDADO TIRAR LAS LENTEJAS

Bueno, siempre las puedo esconder debajo de la cama, que guarra.

La mente del éxitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora