—¿Te viniste?
La voz de Wonsik era áspera al oído de Taemin, y sus manos alrededor de su garganta, incluso más ásperas. Taemin apretó su entrada alrededor del palpitante miembro de Wonsik, con la esperanza de distraerlo de la evidencia de su clímax enfriándose en el suelo, entre sus rodillas quemadas por la alfombra.
—Te pregunté si te viniste —gruñó Wonsik, apretando la garganta de Taemin con tanta fuerza, que hizo que su vista le diera vueltas. La rugosidad de los pantalones de Wonsik contra los glúteos de Taemin y el roce de la camisa todavía abrochada sobre su espalda desnuda, fue un recordatorio visceral de lo vulnerable que era, expuesto, penetrado, y a la merced de Wonsik.
—Sí —confesó, ahogando la palabra. Comenzó a sudar frío mientras su cuerpo se sacudía bajo el ataque violento de las crueles embestidas de Wonsik—. Me vine.
Wonsik gruñó, dándole más duro y empujándole la cara contra la colorida alfombra, mientras se vaciaba en el trasero de Taemin. Tan pronto como recuperó el aliento, dijo entre dientes:
—Sabes lo que eso significa. —Wonsik sacó su miembro, dejando a TAemin abierto, sintiéndose usado, sin valor e insatisfecho. Peor aún, insatisfactorio.
Taemin se secó las lágrimas de su rostro con el dorso de su mano, sintiendo a sus piernas temblarle mientras Wonsik se levantaba detrás de él y lo tambaleaba con sus pies. Vacilante, miró alrededor en la sala esplendorosamente decorada, indudablemente con el gusto del omega de Wonsik.
El suelo de madera estaba cubierto por hermosas alfombras, y el sofá de terciopelo aplastado, era lo más vanguardista. La hermosa mesa a un lado del sillón de cuero, tenía un precioso juego de té con rosas en los costados de las tazas. Taemin tomó una respiración entrecortada. Esta era la habitación donde iba a morir. Wonsik le dio la vuelta jalándolo, con su rostro arrugado en asco y crueldad. Elevándose sobre Taemin, parecía un alfa ideal en cada uno de sus centímetros. Con músculos voluminosos, hombros anchos y muslos fuertes, evidentes incluso por debajo de su ropa, y un miembro masivo que ponía al de Taemin en vergüenza. Conforme Wonsik bajaba la mirada hacia él, el corazón de Taemin retumbaba y su pulso se aceleraba violentamente en sus oídos. El violento puñetazo de Wonsik contra su pómulo, le quitó el aliento y estalló su visión en estrellas. Luchó por mantener el equilibrio, como montar a caballo por las olas del océano. Entonces su aliento volvió a desaparecer cuando las manos de Wonsik agarraron su cuello y lo oprimieron.
Fuertemente.
Taemin puso los ojos en blanco. Arañó impotentemente a las fuertes manos de Wonsik alrededor de su garganta mientras este lo levantaba y sacudía como una muñeca de trapo. Su miembro todavía semi-erecto, golpeaba contra su estómago, y con brusquedad le separó las piernas.
—Puto asqueroso amanerado —dijo Wonsik entre dientes.
Taemin trató de gritar, sintiendo un peso en su estómago cuando wonsik le dio un rodillazo en los testículos. El vómito se precipitó a su garganta y a su boca hambrienta de aire, casi asfixiándolo pero logró obligarlo a que este retrocediera. Otro ataque en sus testículos lo dejó convulsionándose mientras Wonsik lo mantenía en alto sujetándolo de la garganta. Pero entonces lo dejó caer sobre la alfombra. Taemin jadeó, inhalando aire con desesperación, sólo para sufrir y ahogarse con el dolor que lo rasgaba desde su interior.
—Enfermo, torcido, amanerado, pedazo de mierda —recitó Wonsik, escupiéndole a la cara y pateándole el muslo con fuerza—. Sabes lo que sucede cuando te vienes, ¿verdad?
—Sí —carraspeó Taemin.
—Así es. Tengo que darte otra lección. —Wonsik se agachó para agarrarlo del cabello y alzarlo a tirones de la alfombra. Saliva y vómito llenaban la garganta de Taemin mientras tomaba angustiosas respiraciones y lo veía a la cara, encontrándolo estúpidamente guapo, incluso con la expresión retorcida por la rabia que tenía.