Renacer Primaveral | l.s

2- Cantares

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"Permaneciendo en flores marchitas, el legado de un querubin a tierras malditas ha sigo cumplido, fingiendo ceguera antiguos reyes por un contracto pactado, pero ángeles caen a tierras malditas para bendecirla"

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PASADO

La esmeralda familiar que seguía en generaciones de hace siglos, estaba postrada en un rodete de plata pura fundida y a medida de la Omega del líder mayor de Savenna. Era un acto de obsequio conocido como anillo, que se es regalado sellando un pacto entre una relación en una fiesta conmemorativa al enlace de un alfa y un omega, o cualquiera de su especie con otra. Savenna era de población enorme, triplicando cualquier tipo de imperio de tribus. Savenna era algo más que ello, su evolución y crecimiento hacia de sus líderes, unos reyes; gobernando toda Savenna, desde sus tierras tropicales, a las calurosas y congeladas.  Era una nación, con riquezas y siglos de existencia; Savenna siempre se ha catalogado entre todas las tribus, la más empoderada y conquistadora.

Y siempre había sido de esa manera, nunca había cambiado.

Recordaba siempre el pacto judicial que había hecho ese día ante los jueces mandados por sus dioses, cómo con su mano derecha al corazón de su esposo, el alfa Lucas, mientras le miraba con aquellos ojos azules su sonrisa, recordando como si fuera ayer su "te amo" salir de sus labios cuando prometía a su pueblo su fidelidad, gobernación y lealtad a Savenna cómo Omega del líder.

Sin embargo, aquel anillo y promesa estaban en juego en la situación que se encontraban ahora.

Era una noche desolada, la guerra había acabado siendo los ganadores de ella. Sin embargo, venían de una conmemoración a las almas caídas por aquella guerra de conquistas. Savenna estaba de luto, aunque se encontrarán en un estado de victoria y honor. El hogar de los líderes, todos se encontraban vestidos de negro, saliendo de una junta de nuevas decisiones, nuevas reglas, nuevos contratos, entregas, deudas, recibos y juramentos debían cumplir ahora. Llevaban un mes en esa situación, dónde no era nada más que tratar de volverse a levantar económicamente y seguir con todo lo políticamente correcto.

Había sido tanto ajetreo el trabajo de los líderes, que no habían tomado un descanso de la guerra todavía, y mucho menos, haberle hecho tributo a sus soldados, alfas y betas quién su alma reposaba en los cielos.

"¡Que en paz descanse los Savennitas guerreros!"

Estuvieron diez horas levantando el escudo de Savenna, los tres líderes alfa; Lucas, Franchesco y Jorge. Con la disciplina totalmente enseñada, no inmutaron ningún signo de cansancio, solamente de respeto y honor a su pueblo, quién entregaban rosas a las tumbas de los caídos. Los tres herederos estaban también sosteniendo la bara de la nobleza; agradeciendo por su pueblo sacrificarse por el futuro de Savenna, siendo ellos el futuro de ella.

Las dos omegas y la beta, esposas de los líderes, habían repartido cada flor a cada guerrero muerto en batalla. Mientras el pueblo observaba. Recordó a Carliera, quién apenas había llegado de su estadía de una tribu nacida, que se fijara en una lápida específica.

La lápida de Galea, la lápida que tenía una joya del alfa Lucas colgada en ella.

No durmió por días después de observarla en esa lápida, Johanna había ignorado tantas cosas, tantos secretos y había guardado cada sentimiento ante ello. Desde ese día no dejaba de pensar en ello, y cómo su cama, ya no se sentía un lugar seguro.