Es aterrador como la muerte puede cambiar el momento, estar completamente en silencio, sin que el resto del mundo se de cuenta. Estaba acostada en el sofa abajo de un monton de sábanas tratando de controlar los escalofríos que bajaban como una corriente por todo mi cuerpo. Como la mañana pasaba, me encontraba poco consciente, y debe de haber sido en un momento, cuando mi familia dejó de existir.
Cuando no pude dormir más, saque una de mis temblorosas manos de las cómodas sábanas y agarré el control remoto; las caricaturas siempre me hacían sentir mejor. El canal de las noticias apareció en la pantalla. Un reportero de las noticias indicó que el famoso Bill Howard - Presidente de Howard Investment Corporation - murió en un accidente de carro. Pestañeé, confundida de repente. No era enserio, cierto? O tal vez había otro Bill Howard que no fuera mi padre?
Todo mundo tiene ese momento que le cambia la vida. Define quién eres como persona y te empuja por el camino que guia el resto de tu vida. Te define. Algunas veces puedes verlo venir, pero otras veces solo pasa en un segundo. Eso fué para mi - un rápido flash y mi vida estaba descarrillada.
El reportero anuncio que todos los indivuduos que iban en el carro murieron. Sin embargo, una de sus hijas no estaba presente en el accidente, y su paradero era desconocido. Esa hija era yo cierto?
Me quede viendo la T.V. con incredulidad y terror absoluto, teniendo un tiempo difícil para comprender todo lo que estaba diciendo. En la mesa estaba una taza de chocolate caliente que mi papá hizo antes de irse. No podía estar muerto. El le había puesto caramelos hace tan solo unas horas. Me sentía mareada.
*****
Fué esa noche cuando los oficiales tocaron a mi puerta. No me había movido de mi lugar en el sofa. La televisión seguia encendida; todo el día han repetido noticias sobre Bill Howard. Me desconecté cuando el shock se apoderó de mi cuerpo. En un momento estaba soñando despierta, no podí sentir nada excepto el entumecimiento de mis extremidades. Había vomito en el suelo, pero no había podido llorar porque no se sentía real.
Los oficiales trajeron a una mujer con ellos y lentamente entró en el apartamento. Sus ojos estaban rojos e hinchados por tanto llorar y su voz fue la primera cosa que pude entender en horas.
- Hola, Jackie querida - ella dijo sentandose a mi lado - Soy Katherine Walter - Su cabello rubio estaba recogido en una coleta. El nombre me sonaba vagamente familiar y la vi a los ojos. No se parecía a nadie que haya conocido antes, pero algo en su nombre era familiar.Katherine Walter. No era su nombre el que había escuchado esta mañana? La mujer que tenía enfrente de mi era la mejor amiga que mamá no habiá visto en años? La Katherine que asistió al internado Hawks - al que mi hermana y yo habíamos asistido - con mi mamá todos estos años?
Fue cuando la realidad me golpeó fuerte. Katherine Walter era con quienes mis padres iban en la mañana cuando chocaron. Viajó desde Colorado para visitarlos.
Mi familia estaba muerta y esta mujer era la prueba de ello. Puede ver culpa en su mirada y dolor en su voz, mamá debe haber sido alguien importante para ella. De repente sentí un gran dolor. Finalmente me salieron las lágrimas.
- Shhhh, cariño - dijo Katherine minetras acariciaba mi cabello - Todo va a estar bien, me voy a hacer cargo de ti.
Y asi comenzo mi aventura, lejos de la hermosa ciudad que amaba, lejos de las ancantadoras calles que me tuvieron cautivada. Lejos de los brillantes letreros neon y el sonido del trafico que me ayudaba a dormir. Lejos de las costosas tiendas, los coloridos shows de Broadway y de los restaurantes que ofrecian comida exquisita. Y lejos de Nueva York, que se quedaba con mis más preciados recuerdos y mi niñez.
Me iba a vivir a un rancho a Colorado con doce hermosos chicos.
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My life with the Walter boys - Traducida al español
Teen FictionCuando la joven de dieciseis años Jackie Howard se muda de Nueva York a Colorado no sabe nada acerca de su tutora legal Katherine Walter. Después de descubrir que tiene nada más y nada menos que doce hijos, ella teme que vivir con los Walter, no va...